Yo, Dona

Pues ya estalló la bomba Yolanda Díaz. Para los que no hayan estado atentos, era algo bastante previsible. La señora lleva toda la vida haciendo básicamente lo mismo, moverse según sopla el viento y trepar como una enredadera. Pasó de ser la enchufada de papá como sindicalista a vicepresidenta haciéndole carantoñas a unos y otros para llegar arriba. Los que tenemos contactos en los círculos del PCE, bien sabemos que lo de Yolanda fue un movimiento que se venía mascando desde hace tiempo y que lo de quitar a Pablo Iglesias de la vicepresidencia para poner a la gallega, llegaría tarde o temprano.

Y es que Yolanda Díaz, después de montar una buena campaña a su alrededor basada en la mentira y juntar unas cuantas frases sin sentido para llamar la atención, ha conseguido ser portada de El Mundo. Lo que no me queda claro es, si ha sido en un destello de genialidad por parte del periódico, forzando la subida de Yolanda Díaz para dividir a la izquierda o simplemente ha sido el clásico lameculismo para dorar la píldora a la vicepresidenta. Estos son muy de hacer lo segundo, pues su supervivencia depende de quien esté gobernando y si los rumores dicen que ella podría llegar al poder, pues ya saben.

Yolanda da el pistoletazo de salida a su campaña buscando la pelea con el partido con el que cogobierna y suelta su primer derechazo alegando que ella hizo todo lo posible por frenar el Covid antes de que llegase a España y que, por aquel entonces, Pedro Sánchez la tachó de alarmista. Tócate la gaita. Y claro, al PSOE, que para variar anda perdido, este asunto le ha pillado de sopetón y ahora tiene a todos sus buitres a sueldo buscando carroña para quitarla de donde ellos mismos la colocaron.

La ministra comunista, que llegó ahí bajo el brazo de “Unides” Podemos, no tiene ningún problema en abandonar el barco cuando está hundiéndose, pues para ella es algo habitual y ahora cuando se le pregunta por una posible presidencia, nos viene con un “no pero sí” y deja caer que no quiere saber mucho de los morados porque está más centrada en eso de montar su propio partido. Básicamente está diciendo a los de Podemos que “sí que sería presidenta, pero contigo no, bicho”.

La estrategia es sencilla. Se cuelga la medalla por subir el salario mínimo interprofesional, a pesar de que eso suponga la destrucción de miles de puestos de trabajo. Calienta la oreja al personal con su Matria, su lenguaje inclusivo y su transversalidad; se compra ropa cara, unas gafas chulas, se tiñe el pelo y ya estaría lista para dominar el mundo. Tuvo que ser Macarena Olona quien la bajara del guindo recordándole que se la está comiendo el personaje que se ha creado de sí misma y que para nada es una líder mundial.

No olvidemos que es la misma Yolanda Díaz que usa las políticas del PP para maquillar los datos de empleo y que aún tiene a 200 mil personas en ERTE. Sí, es la misma que se regocija en una bajada histórica del paro mientras oculta que se trata de una recuperación de empleo público y que seguimos a la cola de Europa en cifras de paro y paro juvenil. Si fuese por ella, la solución sería sencilla: Todos funcionarios y cero desempleo. No es de extrañar que estos comunistas piensen así, recordemos que el hermano del ministro de Consumo pretendía acabar con la pobreza imprimiendo más billetes.

Lo que realmente me sorprende de todo este revuelo son las escasas opciones que baraja la izquierda, porque para que hayan depositado todas sus esperanzas en la Señorita Pepis, tienen que andar bien perdidos.

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