La sociedad de Barbie y Ken

Corría el año 2009 y como bien suelen decir las típicas imágenes Facebook o instagram; “éramos felices pero no lo sabíamos” no solo éramos felices si no que sabíamos caernos para después levantarnos.

Hoy día, corre el año 2022 y se habla mucho de educación positiva, el bodypositive, la lucha de los pequeños colectivos, la realidad paralela y qué sé yo cowboys jersey florida state jersey real hair wigs buffalo bills jersey iwona wig red and black jordan 1 scarpe da scoglio outlet bologna outlet bologna best human hair wigs for black females maison cashmere air jordan 1 rose sex toy kansas city chiefs crocs asu football jerseydel sin fin de términos que existen para describir una realidad distópica: La sociedad infantilizada. Cuando hablamos de infantilismo se nos viene a la cabeza a un niño pequeño que vive en su mundo, que superpone sus vivencias a una realidad racional, que sí se enrabieta, sus padres acabarán cediendo a sus prebendas, que para afrontar un problema para él es mejor disminuir el daño y que mirará por su ombligo teniendo una responsabilidad afectiva nula.

Lo cierto es que, más que describir a un niño, estamos describiendo a la sociedad occidental actual, ebria de paz y seguridad clama una vida de confort, de derechos y privilegios sin antes analizar el mundo que nos rodea y es que, mientras un adolescente se enfada por que los padres no le compran el último Iphone, a 2.000 kilómetros del sur de Europa hay un adolescente con una Ak-47 y sin agua potable. No voy a hablar de privilegios, sino de educación, dónde un gobierno que superpone una educación “alternativa” dónde no se enseña a gestionar el fracaso, dónde existe una delgada línea entre el bullying y la realidad existe una educación evocada al fracaso.

La gran parte de la sociedad está infantilizada porque no afronta la realidad. Prefiere hacer oídos sordos a las desgracias que ocurren alrededor y antes al menos seguían con sus vidas, pero ahora se disfrazan de falso progreso o lo que llamaríamos cultura “woke” en la cual le apena las desgracias del mundo, pero sigue viviendo a costa de los demás. El punto de inflexión es cuando tenemos a personas totalmente esterilizadas del mundo real y viviendo su propia realidad, dónde la religión se ha sustituido por influencers que te dicen lo que está de moda, el prototipo que debes ser y tener un humor absurdo, el humor de “culo, caca, pedo pis”, un humor infantil finalmente.

Cuando en una sociedad está infantilizada, necesita de las drogas (sociales) para sobrevivir y así por ejemplo España tiene tasas preocupantes de la ingesta de alcohol, antidepresivos y series para evadirse de la realidad. Desgraciadamente, esta evasión pasa por dos estructuras que se están perdiendo hoy día: la identidad y la cultura. ¿Cuántas personas se interesan por un buen libro?, ¿quiénes saben de cultural general? Acabaremos como Estados Unidos dónde el 62% de la población no sabe quiénes se enfrentaron en la segunda guerra mundial o no reconocen dónde está el continente asiático en el mapa.

Por ello, el término infantilización conlleva a eliminar las ideas puesto que la sociedad ve “aburrido” el saber y prefiere hablar del último programa de Sálvame o el tortazo de Will Smith. Por otro lado, la identidad se destruye en occidente y se da un significante vacío a una orientación sexual, una determinada vestimenta o simplemente un sentimiento. Hemos pasado de la Europa racional a la Europa sentimental, hemos pasado a una sociedad que luchaba por su futuro, se levantaba ante las caídas, que trabajaba para conseguir un futuro en común a una sociedad podrida, egocéntrica, superficial, individualista y ante todo; pesimista.

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