Zelensky: el edecán de George Soros

Corría el año 2013, concretamente el 21 de noviembre, cuando en la plaza de la Independencia de Kiev se dieron lugar una serie de manifestaciones y disturbios de corte europeísta y nacionalista ucraniano, que pedían la destitución del entonces presidente de Ucrania, el “prorruso” Víktor Yanukóvich.

El caldo de cultivo del Euromaidán se empezó a gestar en 2012, cuando la Comisión Europea y Ucrania comenzaron a colaborar en la redacción del ‘Acuerdo de Asociación entre Ucrania y la Unión Europea’, acuerdo que no se llegó a materializar bajo la presidencia de Yanukóvich, porque la Rada Suprema no aprobó la inclusión en  dicho tratado las seis mociones que permitían a la ex primera ministra Yulia Tymoshenko recibir el tratamiento médico pertinente en el extranjero por considerarlo “no permitido” por la legislación ucraniana.

Volviendo al Euromaidán, las protestas se extendieron durante poco más de tres meses, culminando el 23 de febrero del año siguiente y teniendo como principal consecuencia el derrocamiento de Yanukóvich y su posterior exilio en Moscú. Además de esto último, y según el Servicio de la Guardia de Frontera de Rusia, unos 675 000 ucranianos se exiliaron en Rusia debido a la «inestabilidad en su país».

Si avanzamos en el tiempo, podemos comprobar que el Euromaidán sigue siendo un tema recurrente para Soros. Habría que trasladarse al 28 de mayo de 2015, fecha en la que escribió un artículo para Project Syndicate llamado “El salvavidas ucraniano de Europa”, en el que criticó a los holandeses que rechazaron la entrada de Ucrania en la UE. Entre las consignas, cabe destacar la que asevera que «los votantes de Europa expresaron -el fin de semana anterior- su insatisfacción por la forma como funciona actualmente la Unión Europea, mientras que el pueblo de Ucrania demostró -en el Euromaidán- su deseo de asociación con la UE”. Afirmación que dista de las pretensiones que manifestó el líder nacionalista ucraniano Andréi Tarasenko, afirmando que: “La gente ha salido a la calle para derrocar a Yanukóvich, no por la UE”. En añadidura, me gustaría reseñar dos artículos más del multimillonario: 1º) “Una nueva política para rescatar a Ucrania” y 2º) “Vladímir Putin y el riesgo de la tercera guerra mundial”.

Con respecto al primer texto, me llama la atención que en 2015, George Soros quería que entre los líderes de la Ucrania nueva se encontrasen los mejores representantes de la sociedad, recalcando que en ese momento eran “gente joven”. Pues bien, Zelensky por aquél entonces ya tenía la edad de 37 años y ese mismo año, el por entonces actor secundario (si me permiten esa calificación simpsonizada) se convertiría en la estrella de la serie de televisión ‘Servidor del Pueblo’, en la que interpretaba el papel de presidente de Ucrania, ametrallando a los diputados de la Rada Suprema. Me resulta muy llamativo, la verdad. Y por si alguien puede dudar todavía del entrometimiento del tito Georgie en la política ucraniana postsoviética, el pasado 11 de marzo se pavoneaba de lo siguiente: “tuve una participación activa en la desintegración del imperio soviético (…) establecí una fundación en Rusia (…) en Ucrania lo hice incluso antes de que se convirtiera en un país independiente”.

Además de todo esto, también refrendaba el envío de armas a Ucrania por parte de EEUU y la UE.  Pronosticando sin vacilar que el conflicto actual fortalecerá la determinación y unidad de la UE y aseverando que Putin no tiene razón en cuanto a que los ucranianos están bajo el engaño de “agitadores neonazis” del Regimiento Azov (batallón integrado dentro de las FFAA ucranianas, que guarda lealtad a Zelensky y que está compuesto por voluntarios abiertamente nazis de multitud de países ajenos a Ucrania). Soros englobó en la “resistencia ucraniana” a la variopinta etnicidad e ideología del país, catalogándola como origen y catalizador del Euromaidán, hecho que el historiador César Vidal calificó ya en 2015 como «golpe de estado». En añadidura, durante el mencionado acontecimiento numerosas banderas rojinegras, pertenecientes a la Organización de Nacionalistas Ucranianos del idolatrado filonazi Stepan Bandera, ondearon junto a las de la UE. Europeísmo y eurofobia en el mismo cóctel. ¿Qué puede salir mal?

Soros reconoce que “como sustitución del comunismo, el presidente Putin ha iniciado una ideología nacionalista” con una “base étnica, de conservadurismo social, la idea de la hermandad del pueblo eslavo, la homofobia y la santa Rus”. Por lo tanto, en base a lo que opina Soros, la teoría de llamar “comunista” a Putin, solamente porque en su juventud perteneció a la KGB, es muy pobre e indefinida. Como colofón, concluye imperativamente: “Las responsabilidades caerán sobre él”, apelando a los «valores y principios sobre los cuales se formó la Unión Europea» para ayudar actualmente a Ucrania.

Es innegable el interés de Soros en confeccionar lo que, a partir del Euromaidán, ha considerado la “nueva Ucrania”, como también es irrefutable la participación del “filántropo” de origen húngaro en la proyección del “fenómeno Zelensky” ya que ambos apuestan por que Ucrania pase a ser una «sociedad abierta» enfrascada en el marco de la UE. Sin embargo, parece ser que Viktor Orban, enemigo íntimo de Soros calificó al «imperio» filantrópico de su viejo conocido, al presidente ucraniano, además de a los «burócratas de Bruselas» y principales medios de comunicación, como sus «oponentes». ¡El húngaro sabe leer la jugada ucraniana!

Aterrizando en España, y después de que Zelensky haya señalado a empresas españolas, que según él «hacen negocio con Rusia», no me extrañaría que el equipo de Pedro Sánchez haya colaborado en la confección de ese sermón globalista, apoyándome también en la no casual referencia a Guernica. Considero que ha quedado claro el poco respeto que infunde la «Marca España» y que hasta los medios de comunicación han señalado a las empresas que, según el edecán de Soros, han tenido la osadía de operar en Rusia. A la vez que los diputados («patriotas» y «globalistas») siguen erre que erre loando a ese lobo con España, pero corderito con Alemania o Francia.

A los comunicadores “expertos” en la agenda globalista que dicen que “Soros es una ayuda de cámara de Putin y de Xi Jinping”, les digo que Soros se vale de peones como Zelensky o Pedro Sánchez para implantar su “sociedad abierta”, concepto al que se suele referir tanto el presidente Zelensky en sus discursos a los parlamentos occidentales como el presidente Sánchez. Por el contrario, es cierto que Putin y su homólogo chino tienen intereses en países como Brasil y Hungría, pero esos intereses bilaterales otorgan al país que teóricamente está “en desventaja” una soberanía más definida que los países sumidos en la agenda globalista.

No olvidemos que Putin y Xi son unos gobernantes autoritarios, pero respetan la soberanía que Bolsonaro y Orban quieren para sus países. En cambio, la Agenda 2030 es una hoja de ruta que ha de asumir plenamente un Estado, institucionalizándola y que tiene claras características de ingeniería social, siendo capaz de modificar hasta el lenguaje de todos, todas, y “todes”. Al fin y a la postre, el que acabará llevando en la solapa el pin de la Agenda 2030 será el “patriota” ucraniano, no el “loco” ruso.

¡Informado al minuto!

¡Síguenos en nuestro canal de Telegram para estar al tanto de todos nuestros contenidos!

https://t.me/MinutoCrucial

1 Comment

  1. Wonderful website. A lot of useful info here.
    I’m sending it to several friends ans additionally sharing in delicious.
    And naturally, thank you for your sweat!

Leave a Reply

Tu dirección de correo no será publicada.


*