Reflexiones en tiempos de Coronavirus

Acostumbrado al frenesí laboral endémico de los autónomos de este país que sobrevivimos para ser vilmente saqueados y maltratados por el maravilloso «ministerio de asuntos chulísimos y otras irrelevantes cuestiones con perspectiva de género», me he visto obligado a hacer un punto y aparte en mi vida para enfrentar al odiado coronavirus. Por extraño que pueda parecer, los autónomos también enfermamos y, como siempre me he considerado de esas personas que ven el vaso medio lleno, entre fiebres y escalofríos he aprovechado para dedicarme algo de tiempo y sacar unas reflexiones que me gustaría compartir con todos los lectores en este artículo.

Desde que decidí involucrarme activamente en la política allá en el año 2016, nunca he renunciado a los mismos principios que me impulsaron a tomar esa decisión, mejorar la vida de las personas y renunciar a las ambiciones personales que tientan a todos los que se mueven en estos círculos. Precisamente, de esos valores tomé buena nota la primera vez que escuché a Santiago Abascal y a un partido que hasta entonces sólo me sonaba a diccionario escolar. Hoy, me siento muy orgulloso de poder representar esas siglas en mi municipio y en mi provincia, me siento orgulloso de muchos de mis compañeros, pero sobre todo me siento orgulloso de que por fin tengo la esperanza de que hay un partido que piensa y dice lo que piensan la mayoría de los españoles.

Como responsable provincial de redes sociales, quisiera hablar de esta figura dentro de los organigramas de los partidos. Si bien es cierto que la política visibiliza, en ocasiones en exceso, la imagen pública de quienes pertenecen a ella, el responsable de redes sociales es esa figura a la que le ocurre todo lo contrario, cuyo trabajo es fundamental para comunicar y visibilizar el trabajo de todo un partido político y, cuyo mérito, muy a menudo, no es reconocido ni de lejos como se merece. Si el trabajo a pie de calle o en las Instituciones es importante, saber comunicar y estar siempre al pie del cañón para que todo salga en tiempo y forma salvaguardando el estilo, el tono y, sobre todo, las formas y el buen gusto que caracterizan a VOX, lo es aún más. Por ello y desde aquí, quiero reivindicar el reconocimiento al trabajo de estos valientes y profesionales que, desde su posición completamente anónima, cumplen con disciplina militar y precisión de cirujano el trabajo que se les encomienda, renunciando a su ego y a sus ambiciones personales para dar todo el protagonismo al partido.

Por otro lado, y a menos de un año para comenzar las campañas electorales, no quisiera dejar de reivindicar las palabras de nuestro presidente Santiago Abascal, pidiendo a todos los que hacemos este partido, que renunciemos a nuestros egos, a nuestros objetivos unilaterales, que pensemos en el bien común y en el interés de los españoles. VOX no es sólo un partido político, desde esta formación tenemos la responsabilidad y la ilusión de representar la esperanza de millones de españoles que no se resignan a ser sometidos por la dictadura progre y a la abyecta Agenda 2030. Tener la oportunidad de formar parte de esto no es sólo algo único, sino una enorme responsabilidad que exige lo mejor de cada uno de nosotros. Si no nos mantenemos fieles a esos principios inquebrantables, si nos empezamos a mirar cada uno el ombligo, perderemos una oportunidad histórica de frenar nuestra ruina y miseria.

Debemos mirarnos en el espejo de políticos como Santiago Abascal, un buen patriota, un hombre de Estado que antepone los intereses de todos los españoles a todo lo demás. No se puede esperar menos de quien ingresó en política para defender a su padre de las amenazas de la Kale Borroka y hoy nos defiende en el Congreso a todos los españoles de aquellos que pretenden acabar con nuestra soberanía y quieren imponernos cómo debemos pensar, cómo debemos comer y hasta cómo tenemos que relacionarnos. 

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