El día después en Andalucía, historia de un triunfo y una debacle

Y llegó el día. Y los andaluces fueron a las urnas a decidir quién les gobernaría en la siguiente legislatura. ¿Sorpresas? Alguna. ¿Muchas? No demasiadas. La primera sorpresa fue la aplastante mayoría absoluta que consiguió el Partido Popular de Moreno Bonilla. Y no lo fue, quizás, por el resultado de una legislatura que pocos podían rebatir en su conjunto. La campaña de los populares fue un simple paseíllo triunfalista con un candidato que en los debates se mostraba por encima del bien y del mal, sonrisa en boca y embutido en traje y corbata mostrando la dignidad propia de quién puede mostrar pecho y no teme a nada. La más lógica y aconsejable estrategia comunicativa en su caso. Y causó el efecto deseado.

Pero, sin duda, no fue lo único que motivó los resultados finales el pasado domingo para el PP. De hecho, el resto de “sorpresas” fueron unidas, precisamente, y se sumaron, para que este hecho se produjera. La izquierda, que durante estos años no llevó a cabo una verdadera y trascendental oposición, quizás ensombrecida por la posición de un Gobierno de coalición, por las sospechas que pesaron sobre sus años en el poder en Andalucía y por la dependencia de la estabilidad del Gobierno no de ellos, sino de VOX, llevó a estos a una relativa irrelevancia. El pasado de los gobiernos andaluces del PSOE, con el peso de los casos de corrupción y la absoluta decadencia nacional de un resto de la izquierda dividida, enfrentada, y cuyas propuestas cada vez se alejan más de la sintonía de una sociedad sumergida en una crisis de la que culpan al Gobierno central del que forman parte sumaban los cuartos que hicieron un más que improbable aumento de la confianza de los votantes, que en las anteriores elecciones ya los habían castigado con fuerza.

Pero también, en el escenario, pesaba y mucho la “amenaza” de que pudiera entrar en el Gobierno un VOX extremo, una formación política que hablaba a gritos en sus discursos y hacía propuestas, a mi parecer poco coherentes y la mayoría irrealizables como cerrar la cadena pública, que se encuentra en un Estatuto de Autonomía y que era seriamente complicado comprometer, o las promesas de deportaciones de menores no acompañados, que el derecho internacional y el derecho europeo impiden absolutamente, siendo una acción que el Tribunal de Derechos de la Unión europea no iba a consentir. Así, de hecho, lo impidió en Reino Unido con la intención de su Gobierno de deportar a un numeroso grupo de inmigrantes en situación irregular y solicitantes de asilo procedentes de Ruanda. No, las cosas no son tan sencillas como las promete VOX y la sociedad no las ve tan drásticas ni tan faltas de empatía con la sensibilidad humanística que sí que forma parte ineludible de la cultura europea y también española.

VOX, para muchos andaluces la posible solución a un Gobierno central radicalizado al que les gustaría poner freno desde la radicalidad inversa, no era realmente una apuesta para combatir un Gobierno andaluz que no cometió ningún grave error y que, precisamente, a través de políticas liberales, había conseguido mejorar los datos de empleo, el PIB o el surgimiento y consolidación de empresas o nuevos autónomos por encima de la media nacional. Haciendo un estudio comparativo con respecto a los problemas que más se escucharon en la campaña en relación al Gobierno de coalición con Ciudadanos, cuestiones como las listas de espera en Sanidad tras la pandemia no eran algo único en nuestra Comunidad sino más bien un mal generalizado en todos los territorios y producto de los condicionantes que arrastraron un estado de alarma y una mayor demanda de los servicios sanitarios a todos los niveles, especialmente al final de la misma, con muchas dolencias cuyo tratamiento fue postergado.

Por otra parte, la candidata a la presidencia por este partido, Macarena Olona, tan capaz de transmitir a los suyos los mensajes aprendidos de memoria, gracias a su entrenamiento académico en sus oposiciones a abogada del Estado, no tuvieron su reflejo en unos debates dónde no brilló por la defensa de sus ideas y ni siquiera pudo hacerlo por la capacidad de sus ataques, rebatidos por todos. Cierto es que el formato de estos debates, tan rígido, no le ayudó en absoluto. Pero todo esto no ayudó sino a desinflar considerablemente la imagen de una política que sí tenía excelentemente estudiadas sus intervenciones en el Congreso. Hay quiénes acusarían esta debilidad a su falta de conocimiento de los asuntos andaluces, lo que la haría estar en una situación sumamente incómoda de controlar.

Lo cierto es que las expectativas de la formación de Abascal en Andalucía no se lograron en absoluto a pesar de mostrar esa fortaleza en los mítines producto de una enorme inversión en esta campaña que llevó a los de VOX a contratar autobuses que trasladaban a numerosos afiliados y simpatizantes de unas ciudades a otras para poder conseguir un efecto que el tiempo demostró que era, ciertamente, un espejismo en su propio desierto de ambiciones.

Sí consiguieron algo muy importante, eso sí, pero lo fue para el PP de Bonilla, y no fue otra cosa que sembrar la posibilidad en el ambiente electoral de que sus parlamentarios fuesen necesarios para que los populares pudieran gobernar de nuevo en Andalucía. Esto provocó un aluvión de votos para Moreno Bonilla, con el fin de conseguir que VOX no fuese decisiva en el Gobierno de la Junta. De hecho, hay constancia de que muchos votantes socialistas, muchos de los cuáles mostraban su desencanto con el socialismo de Sánchez y con el pasado del partido en tierras andaluzas, se decidiera a votar al PP para poder evitar ese escenario.

Y esto fue también parte de la responsable de que el voto a Ciudadanos no fuese visto como voto útil en estas elecciones. Y digo en parte porque lo del partido de Marín es digno de un análisis más profundo. Es la última sorpresa de estas elecciones y, como las demás, no por ello tan disparatada ante la situación que se observaba. Resumir los resultados de Ciudadanos en una pérdida de votos derivados de un voto útil al PP rematado con la idea de que muchos querían evitar que VOX llegara al Gobierno de la Junta es excesivamente limitado para concebir una realidad que el partido de Arrimadas llevaba arrastrando desde hace años, especialmente a partir de la enorme crisis de Murcia y los sucesivos descalabros electorales.

Lo de Murcia no fue algo casual, ni visto desde fuera ni desde dentro de la propia organización del partido. Tras surgir, de hecho, el escándalo de la moción de censura, pronto se vislumbraron las serias y férreas luchas internas de Ciudadanos en esta Comunidad. Y, sinceramente, creo que fue una debilidad que tanto el PP como el PSOE conocían perfectamente a la hora de hilar todo ese proceso ante el que los dirigentes de Ciudadanos cayeron engañados, completamente engañados. Por un lado, por miembros del partido de Murcia con grandes ambiciones y enfrentamientos a los que no reconocían como propios pero que ostentaban el poder en la región. Y, por otro lado, por los partidos mencionados para los que depender de un centro político no solo era incómodo por la imposibilidad de optar seriamente a una mayoría absoluta sino porque les restaban votos que los pudieran hacer sentir más fuertes ante el surgimiento de partidos extremos que comenzaban a disputarles la legitimidad ideológica de uno y otro lado.

Lo cierto es que Ciudadanos y su dirección nacional cayeron en la trampa y no supieron salir de ella, ni en lo político, que ya sabemos cómo acabó todo, ni en lo comunicativo, incapaces de reconocer ciertamente su enorme error y transmitirlo de forma constructiva a una sociedad que no es capaz de admitir este tipo de errores a aquellos que llegan nuevos a cambiar las cosas. Tras el enorme doble error cometido en Murcia lo de las elecciones en Madrid era algo cantado. Y, de nuevo, surgieron allí ciertos problemas internos del partido, divisiones que nunca debieron permitirse, así como una campaña electoral pésima en la que el PP de Ayuso prácticamente pisoteó a los de Arrimadas como a un insecto. Cero parlamentarios.

Luego vino lo de Castilla y León, con un prodigioso y magnífico político como Igea, dónde el partido siguió sin enterarse de los verdaderos problemas que aquejaban a la visión social de la formación y que se seguían arrastrando y, con otra pésima campaña electoral «buenista», vendiéndose como aquellos que todo lo hacen bien obtuvieron la representación de tan sólo el propio Igea. Y es que, perder a este político hubiese sido el desastre más absoluto en aquél momento.

Y llegaron las andaluzas. Y de nuevo con ellas una errónea visión de la verdadera situación del partido, de cómo lo veían los andaluces, arrastrando una gestión en el Gobierno de la Junta prácticamente intachable, siendo responsables de la inmensa mayoría de los logros conseguidos por el Gobierno de coalición… pero sin que hubiesen sido incapaces en estos años de trasladar a los andaluces que, precisamente, Ciudadanos era el responsable de todos esos logros. Evidentemente, conseguir hacerlo en 15 días de campaña es misión prácticamente imposible, y menos aún con lo arrastrado desde Murcia y también teniendo en cuenta que en Andalucía también había disputas, rencillas y graves problemas internos en el partido prácticamente en todas las provincias.

Con este escenario, lo que yo denomino ombliguismo en Ciudadanos, con una incapacidad de análisis situacional y de visión comunicativa absoluta, el partido de Arrimadas presentó una campaña vendiendo unos logros que la inmensa mayoría de los votantes desconocían, pero en un momento en el que nadie ya los escuchaba. Ciudadanos se había salido por méritos propios del discurso político de campaña y el resto de partidos hacían exactamente lo propio, ni nombrarlos siquiera, aún habiendo sido parte esencial en el pasado Gobierno, y responsables de grandes logros, que el Partido Popular no dudó en atribuirse y el resto en reprocharles a los de Moreno.

En una situación como esta, la mejor de las campañas con fuegos artificiales y regalando entradas gratis a Isla Mágica hubiese pasado lo mismo de desapercibida y con las mismas consecuencias. Ciudadanos estaba tan contenta de conocerse, como siempre, que no fue capaz de ver, una vez más, que nadie les escuchaba. Entrar en ese discurso no era una cuestión sencilla. No podía recurrir a intentar hacerlo increpando a la izquierda, que ya conocemos cuál era su situación. Tampoco a su socio de Gobierno, pues habría sido un acto visto como una traición, aunque eché muy en falta recriminarles que no siguieran echándose sobre los hombros los logros conseguidos por Ciudadanos. Y, finalmente, VOX, su discurso radical y su programa consistente en diez propuestas débiles aunque contundentes.

Cualquier especialista en comunicación política que realmente tenga su cabeza sobre los hombros le hubiese aconsejado que ese debía ser su objetivo para poder entrar en el discurso político y, después, poder vender lo que quisiera. Arremeter contra el partido que para muchos suponía una amenaza, rompiendo esa actitud de medio lado de un PP que no negaba tajantemente que no fuese a pactar con ellos y desmontar sus diez puntos con vehemencia hubiese supuesto conseguir que los andaluces volviesen sus caras y sus oídos y ojos a la formación de Marín. Y no digo con esto que con ello hubiesen ganado las elecciones pero, vistos los resultados, ese empujón les hubiese garantizado entrar en el Parlamento de Andalucía y parar el terrible golpe de la huida de voto hacia el PP de los propios y los ajenos.

A toro pasado ya poco vale lamentarse y Ciudadanos necesita una revisión a fondo en el taller del que, espero, salga mucho más reforzado y potente porque, si en algo estamos de acuerdo la mayoría de analistas políticos de este país es de que Ciudadanos es un partido muy necesario en España y no se merecía por su enorme trabajo y logros conseguidos en las consejerías de la Junta en estos años, estos terribles resultados. Lo que puede conseguir una campaña de comunicación adecuada y lo que puede destruir tomar decisiones equivocadas, aunque sean pocas y no de especial relevancia para los intereses de los ciudadanos.

¡Informado al minuto!

¡Síguenos en nuestro canal de Telegram para estar al tanto de todos nuestros contenidos!

https://t.me/MinutoCrucial

Be the first to comment

Leave a Reply

Tu dirección de correo no será publicada.


*