In NATO we trust

Fin de semana de resaca internacional, o lo que es lo mismo, dándole vueltas a lo ocurrido estos días en la cumbre de la OTAN. Todo el mundo contento, tanto con los acuerdos alcanzados como con cómo han transcurrido las jornadas, principalmente Pedro Sánchez, a pesar de que ahora le toque volver a la cruda realidad.

Por un lado, existen los pactos que la opinión pública no sabrá nunca y por otro, los que han trascendido y se les ha dado la forma que al Gobierno le interesa. El presidente del Gobierno anunció como un triunfo su propuesta de la defensa de Ceuta y Melilla en caso de que fueran atacadas. Parece ser que el hecho de que ambas ciudades autónomas sean el único territorio de un país perteneciente a la OTAN que se encuentran en el norte del continente africano y son fundamentales de cara al control del mar Mediterráneo, es algo que los americanos no sabían y el señor Sánchez se lo ha vendido igual que ha tratado de hacerlo con su país. Otro de los asuntos que afectan a España es el aumento de la flota americana en Rota. De todos es sabido que la llegada de buques repletos de marineros con ganas de gastar es un aliciente para la economía gaditana, así que, pese a quien le pese, esos buques siempre son bienvenidos.

Pero si los billetes entran, por un lado, por otro tendrán que salir. La OTAN le ha dicho a España que es necesario aumentar el gasto militar. Y eso, a los socios del PSOE no les gusta. La primera en saltar fue Ione Belarra, la cual se quedó tan a gusto preguntando a ver de dónde iba a salir tanto dinero. Seguro que del bolsillo de sus votantes no. A estas alturas nadie va a negar que el grueso de afiliados y simpatizantes de Unidas Podemos (y similares) viven de pagas, subvenciones y demás ayudas de la Administración. ¿Por qué no le hace la misma pregunta a su amiga Irene Montero cada vez que derrocha los euros en alguna de esas campañas insultantes que justifican el chiringuito que tiene montado?

Lo que sí que ha quedado claro es que durante esta cumbre ha habido dos grandes ganadores. En primer lugar, la Casa Real. Los Reyes tienen son conscientes de lo que se espera de ellos y han respondido con un sobresaliente. Don Felipe y Doña Letizia saben que son la mejor representación de España en el extranjero o, como en este caso, cuando el extranjero viene a España. Su Majestad tiene presencia (sí, sí, no es ninguna tontería, el aspecto sigue siendo importante), está formado tanto a nivel de estudios como del puesto que ocupa.

Verle hablar tranquilamente, sin traductores, un inglés fluido, da esa imagen de modernidad que gusta y que es necesaria en el siglo XXI. Respecto a la reina, ha ejercido de perfecta anfitriona. Cabe destacar el hecho que la primera dama de Estados Unidos solicitara una reunión con el fin de conocerla, mientras que, desde Moncloa, en sentido contrario, pidieron otra para que la esposa de Pedro Sánchez pudiera entrevistarse con ella. Y es que el país de las barras y estrellas, que lleva grabado a fuego la bandera y sus instituciones, sea quien sea su líder, siempre están encantados de recibir o visitar a los Reyes de España.

Y el segundo ganador ha sido Madrid. Ciudad y comunidad. Y resto del país, por qué no. Dicen que la mejor campaña de turismo que realiza Francia es el Tour. Algo parecido le ha ocurrido a la capital de España con la OTAN. Estar en el punto de mira de medio mundo es arriesgado, pero si sale bien, triunfas. Tanto los medios informativos como los asistentes han transmitido una imagen de modernidad repleta de historia: palacios, museos, parques… como en un buen restaurante, todo estaba en su punto. La imagen de Emmanuel Macron y Boris Johnson admirando por su cuenta las obras del Prado es algo que debería servir para valorar un poco más lo de casa. Y principalmente, como no podía ser de otra manera en un evento de estas características, policías por todas partes que ofrecían esa sensación de seguridad que cualquier ciudadano, además de los líderes mundiales, desea.

Ver al presidente de Francia junto a su esposa paseando por las calles madrileñas con la chaqueta al hombro es una buena muestra de ello. Nadie puede negar que el líder del Elíseo tiene estilo, algo de lo que carecen otros por mucho Falcon o gafas Ray Ban que adornen la escena. Asimismo, el llamamiento de Almeida solicitando el teletrabajo, además del uso del transporte público, fue efectivo, facilitando la labor de todos los participantes. De hecho, hasta la sede de Comisiones Obreras, la cual se encuentra en las inmediaciones de uno de los hoteles estratégicos, se hallaba cerrada a cal y canto; seguro que todos sus liberados sindicales se estaban trabajando desde sus casas. En definitiva, por mucho que escueza a los de siempre, a España le va bien formar parte OTAN y si encima viene con cumbres incluidas, mejor que mejor.

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