Madres de nacimiento

No, no todo en esta vida se compra o se vende y no todo tiene ni todos tienen un precio. Esa visión obsesiva de mercantilizar absolutamente todo de la ultraizquierda en este país llega al punto de mercantilizar con los sentimientos y con las emociones. Y yo, como siempre, tan alejado de lo políticamente correcto cuando las decisiones políticas considero que son incorrectas no puedo ni debo callarme. Nadie debería hacerlo. Y no, no lo haré a pesar de que, en este país, se ha creado ese sistema de control de emociones y pareceres a través de lo correcto y de la inquina del vecino cuando pueda pender sobre ti la sospecha de lo ideológicamente incorrecto, espacio sólo reservado a la derecha, curiosamente.

Por supuesto, no podía dejar de pasar mi artículo de hoy para expresar mi opinión sobre el tema de turno de esta semana, a pesar de las tantas y tantas cosas que debiera preocuparnos por lo que nos afecta en lo personal, como el paro, las jubilaciones, la economía real, las estrategias de los partidos de la coalición de Gobierno y sus socios en lo que está siendo el ensayo general de lo que podría ocurrir a finales de año con las elecciones generales, la parodia de la resiliencia de esa extrema izquierda, que parece ser la de reinventarse o cambiarse de traje para que no se la reconozca… pero sí, me refiero al tema de la gestación subrogada, a cuentas de una persona conocida que optó por este sistema para poder ser madre. Y no quiero ni decir su nombre porque me avergüenza sobremanera la sobreexposición y maltrato social a la que ha sido sometida por tomar una decisión que ha tenido como consecuencia la creación de vida humana, el nacimiento de un nuevo ser humano.

A ver, yo siempre he considerado que lo censurable es aquello que resta, que quita, como un asesinato, un robo, incluso una mentira, las traiciones, las mentiras o la comisión de delitos en general que atentan contra los derechos de los demás. Pero no, ahora podemos afirmar sin ningún género de dudas, que el problema es el manejo de las emociones en la toma de decisiones que dan doblemente vida, a la nueva persona que llega al mundo, y a la madre que ha podido encontrar la fórmula para poder vivir, para resucitar de un estado en el que la única terapia bien pudiera ser, precisamente, ésta.

De los creadores de mi cuerpo es mío y hago con él lo que quiero llega la nueva oleada de aquellas que siguen diciendo que su cuerpo es suyo para interrumpir un embarazo, pero no es suyo el de las demás cuando deciden, voluntariamente, hacer con él lo que consideren oportuno siempre que asuman todas las consecuencias. Porque claro, además, dentro de esa especie de neo doctrina religiosa de la extrema izquierda no hacemos nada más que encontrar similitudes entre sus teorías éticas con las consideraciones más ancestrales de las religiones monoteístas, ya hasta en desuso. Será por eso que, en esos estadios, son capaces de encontrarse los extremos ideológicos de este país, en aquello justamente que constituye un control y una prohibición en el desarrollo de las libertades individuales que, justamente, se podrían bien encuadrar dentro de los mismísimos Derechos Humanos. Claro, eso sí, que para ello se debería de hacer la lectura adecuada de ellos, algo que parece ser que a pocos interesa. Nunca antes se han defendido tanto y de mejor manera estos derechos pero, a la vez, nunca desde su creación han sido tan manipulados.

Tendríamos que remontarnos a la Prehistoria para encontrarnos con lo más cercano a lo que supondría una gestación subrogada, más allá de no pocas ocasiones en las que hubo mujeres que tuvieron hijos voluntariamente para cederlos a algún ser querido para que, ante la imposibilidad biológica de que tuviesen hijos propios, hicieran el parentado correspondiente como padres o madres. Me refiero a las nodrizas, aquellas que amamantaban a esos niños cuyas madres, o habían fallecido en el parto o no disponían de leche en sus pechos para poder hacerlo en aquellos tiempos en los que aún no existía la leche preparada de primera lactancia, ni de segunda… Es muy probable que, sin estas mujeres, en aquellos tiempos, esos bebés difícilmente podrían haber sobrevivido o hubiesen tenido enfermedades que hubiesen puesto en peligro sus vidas. También se ha hablado, y mucho, de la filiación que se creaba con esa práctica entre nodrizas y bebés, eso teniendo en cuenta que en estos casos no eran sus hijos biológicos y que el contacto con ellos sí era continuo y físico, visual y auditivo, algo que no se produce en el embarazo.

Y, por supuesto, estas mujeres cobraban por su trabajo, y solían tener una situación económica más bien baja, consiguiendo con esta labor no sólo salir adelante sino dar de comer a sus propios hijos naturales y mejorar, dependiendo de a qué familia sirviera, incluso su nivel de vida. Curiosamente, en la Edad Media se consideraba a estas mujeres como de pensamiento avanzado, con una mentalidad por delante de la de su época. Si alguien se da un paseo por Granada descubrirá una conocida plaza con el nombre de las Pasiegas. Pues bien, este nombre no hace sino honor a estas trabajadoras que amamantaban a los bebés de la alta burguesía.

Mirad, defender el honor y la dignidad de las mujeres no debe nunca pasar por coartar sus libertades sino por protegerlas de los abusos que sobre ellas se han podido ejercer o se ejercen. Es como si un juez castigara a un señor porque haya infringido violencia consentida sobre una mujer en un acto de masoquismo sexual. ¿Está también prohibida esta práctica? Pues miren ustedes, yo nunca lo he hecho y espero no querer nunca pasar por ello, pero considero que quién quiera, ancha es Castilla y la Plaza de España de Sevilla.

El abuso de la semilla de lo emocional en el control y prohibición de la gestación subrogada llega tan lejos como aprovechar la edad de la persona que opta por esta alternativa para poder ser madre o padre. Bajo la excusa de los pocos años que pudieran quedarle para ejercer como tal se aumenta, más si cabe, la práctica inquisitoria sobre esas emociones, esos deseos y la búsqueda del nacimiento del nuevo ser. Pues miren ustedes, ¿se prohíbe a un hombre ser padre, sin tener la edad limitada para serlo, cuando llega a los 70 años? No, es su responsabilidad. ¿Se prohíbe que las mujeres puedan ser madres con hombres que hayan sido condenados por violencia de género o delitos de violencia? No. Si no cuidamos ni condicionamos casos como estos, algo que sería realmente escandaloso porque afectaría directamente a las libertades fundamentales pero que, presuntamente, supondrían un serio peligro para el desarrollo del menor, ¿por qué ponemos estos límites y nos llevamos las manos a la cabeza? ¿Está diciéndonos la hipócrita progresía de la izquierda extrema de este país que debemos acabar con la desigualdad de trato y, a la vez, utiliza la condición de mujer para diferenciar entre derechos a ser madre o padre dependiendo de la edad?

Pero, más allá de estas consideraciones, imagínense un caso que suele suceder y mucho. Mujeres que, por desgracia, enferman durante su embarazo y los médicos les dan a elegir entre salvar su vida o la de su bebé. Curiosamente, aquellas mujeres que deciden salvar a su descendiente son consideradas héroes. Sin embargo, una mujer con una edad algo avanzada, que se encuentra en perfecto estado de salud, es criticada, juzgada y casi sentenciada por decidir ser madre teniendo una posición económica y una familia que van a garantizar en todo momento la estabilidad económica y emocional de la persona recién nacida. Bueno, quizás ese elemento, la solvencia económica, sea la que más moleste a los adoradores de la “secta” de Galapagar.

Desde la posición de un hombre que se considera feminista, pero no desde esta nueva ola, sino desde sus primeros recuerdos en los que se preguntaba en tantas ocasiones el por qué de tantas cosas que observaba en la diferencia de trato y oportunidades que, por aquél entonces, existía entre hombres y mujeres, no puedo sino continuar reivindicando esos derechos desde la legitimidad feminista que da la necesidad de dejar de tratar a las mujeres como ciudadanas a las que hay que dejar de tutelar como si fuesen menores o no fuesen consecuentes con sus propias decisiones. Que una mujer decida tener el hijo de otra mujer es una decisión personal, íntima, ligada también, y mucho, a lo emocional. Ligarlo única y exclusivamente a lo económico es como ligar a una mujer que tiene, por decisión y deseo propio, múltiples y continuas relaciones sexuales con hombres con la prostitución. Imagínense que se prohíban las relaciones sexuales a las mujeres con distintos hombres porque los hombres pagan por sexo con el único fin de satisfacer sus propios deseos. Bueno, el tema de la prostitución bien merece un capítulo aparte.

Es más, ¿podríamos decir que se debería permitir el pago de los servicios de subrogación cuando la mujer gestante sí tiene una capacidad económica que no pasa por necesidades? Porque eso también ocurre en otros países.

Sinceramente, no sé si estaré equivocado o acierto en mis pensamientos pero toda la información de la que dispongo no me hace sino pensar que triste favor le está haciendo esta extrema izquierda a la mujer en este país tutelándola hasta estos límites. El desorden en el concepto de dignidad de mujeres y hombres, la necesidad de imposición de criterios, la legislación de sus ministerios sin sentido y contrarios, en muchos casos, como la Ley del Sólo Sí es Sí, en el que se rebajan las penas de los condenados por abuso sexual o violación, o la afrenta al feminismo tradicional con la aprobación de una Ley Trans que considero que queda muy bien escrita desde la perspectiva de estas personas pero que, en la práctica, será un terrible mazazo para este colectivo, me llevan a entender el declive de este partido y la estrategia de simular confluencias no confluyentes que remienden no sólo la reputación de esa extrema corriente ideológica sino también el terrible daño que están infringiendo a nuestra sociedad.

Yo me considero un liberal progresista, porque progresista, además, es un término liberal en su origen; pero un liberal en lo económico que no olvida las carencias económicas ni emocionales de nadie, ni de las personas con menos recursos ni de las que sí que van sobrados de ellos. Jamás justificaré ni defenderé a personas que justifican el acoso sobre aquellos que piensan diferente y consideran una aberración cuando son acosados por aquellos que piensan diferentes a ellos. Entiendo que la vía no es el acoso, ni la violencia, ni el asalto al Congreso ni a los cielos ni a la Tierra, sino la vía del diálogo, de la ciencia y de una ética humana que antepone la vida a la muerte, la existencia a la no existencia y que, además, defiende a aquellas personas que necesitan dejar una huella biológica en su paso por esta vida. Lo que no quiero para mí no lo quiero para nadie, pero lo que otros quieran para sí y no lo quiera yo, siempre que represente un respeto en los derechos de los demás, merece todo mi respeto.

En definitiva, como en todo, esta gente parece que no tiene medida a la hora de legislar, pero siempre sin consenso, por la vía de la imposición y disfrazados de corderos. La gestación subrogada no merece la prohibición absoluta como sistema para defender a aquellas personas que no pueden pagarlo porque hay muchas ocasiones en las que esta práctica se hace por motivos emocionales por todas las partes involucradas. Quizás llegue el momento en el que, lo mismo que se pagan otras necesarias operaciones e intervenciones, la Sanidad Pública de este país también permita correr con los gastos de estos procesos. La gestación subrogada es algo que hay que regular, pero hay que hacerlo para salvaguardar los derechos de todas las personas involucradas. Y no, no podemos ser tan hipócritas, hasta tales extremos. ¿Deberíamos castigar a aquellas mujeres que, quedando embarazadas, deciden ser madres para dar a su hijo biológico en adopción o castigar a las madres que adoptan por asumir la maternidad de otras? Pues eso. No todo es dinero.

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1 Comment

  1. Existen mujeres esclavizadas en países pobres pariendo cada año como vacas por una miseria. Para quién desea un hijo existen niños y adolescentes en adopción, con más razón si la madre podría ser su abuela

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