Artículo 47 de la Constitución Española: “Todos los españoles tienen derecho a disfrutar de una vivienda digna y adecuada. Los poderes públicos promoverán las condiciones necesarias y establecerán las normas pertinentes para hacer efectivo este derecho, regulando la utilización del suelo de acuerdo con el interés general para impedir la especulación…” Cualquier estudiante de Derecho se sabe ese y el resto de la Carta Magna de memoria. Y los demás ciudadanos ven que dicho artículo no cuadra para nada con la realidad. Entonces es cuando aparecen Pedro Sánchez y sus peculiares apoyos, es decir ERC y Bildu, además de Podemos, para darle una vuelta de tuerca y de la palabra “derecho” pasan a la “obligación”.
Lo de este Gobierno es escandaloso. El partido de la libertad, del progresismo, de la igualdad social, del estado de derecho… se ha convertido, bueno, hace bastante, en lo más parecido a un partido comunista que pueda existir en la España del siglo XXI. Como ya se habló en Minuto Crucial la semana pasada, Garzón está desaparecido y no pasa nada, porque ya tiene un buen sustituto en quien le nombró ministro, es decir el Presidente del Gobierno. Un Pedro Sánchez que ha debido de leerse las memorias de Karl Marx y las está aplicando en este país a base de Decretos o buscando los apoyos con los que un día dijo que no contaría jamás.
Ahora resulta, entre otras cosas y a grosso modo que, si uno tiene una vivienda y la desea alquilar, lo hará al precio que quiera el Gobierno. Vamos, que Europa sube el Euribor como le da la gana para luchar contra la inflación, supuestamente, pero un ciudadano no puede hacer lo que le dé la gana con su propiedad. Y que a nadie se le olvide, algo por lo que ya ha pagado o aún sigue pagando con ese Euribor por las nubes, dicho sea de paso.
En resumidas cuentas, por mucha rosa y socialismo de los que presume Pedro Sánchez, la realidad es que, las políticas del Ejecutivo, cada vez se parecen más a la hoz y el martillo del comunismo más rancio. La nueva ley de la vivienda es solo una muestra, la última, de la deriva hacia la izquierda más radical del Gobierno. Unas políticas en las que se interviene todo y en las que las palabras libre mercado solo existen en los libros de Economía (y si pudieran, también las borrarían). Unas políticas en las que se premia el demérito y la falta de esfuerzo. Unas políticas dirigidas a sacar votos de donde los tendría perdidos si no es porque los está comprando a base de dinero, reverencias y bajadas de pantalones. Y cuando todas esas políticas no funcionan, “se hace porque lo digo yo y al que no le guste, que se vaya.”
El comportamiento del señor Sánchez es cada vez más parecido al de sus colegas de Latinoamérica, esos tiranos que están hundiendo cada país en el que están gobernando y empobreciendo a sus gentes. La entrevista que ofreció este fin de semana en la que pedía perdón a las víctimas del ‘Solo Sí es Sí’ no es más que otro de los insultos a los que tiene acostumbrados a los españoles. Ese perdón es el que pide un niño en casa cuando ha hecho alguna trastada. El perdón en algo tan serio que, en este caso, debería de ir acompañada de una serie de dimisiones que ellos sí que pedían en su día a diestro y siniestro cada vez que se sentaban en sus escaños de diputados; “dimita señor Rajoy”, es la frase que más se escuchó cuando dirigía la oposición.
No le queda ninguna vergüenza. Cada enunciado que sale de su boca es una mentira tras otra y aquí no pasa nada. Aplausos, sonrisas, posturitas… España está cansada de sus comportamientos dictatoriales. Isabel Díaz Ayuso ya ha declarado que en la tierra del socialismo free no cuente con que se va a salir de rositas y que recurrirá ante los tribunales la última cacicada de Sánchez y compañía. En cualquier caso, si estos son los comportamientos a escaso mes y medio de las primeras elecciones de este año, miedo da pensar de lo que es capaz de hacer Don Pedro cuando lo que esté en juego sea su trono.
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