Quienes conozcan a Oriana Marzoli solamente por los realities españoles, tendrán una visión clara de ella como personaje indeseable, pero ¿es realmente así? He tenido la oportunidad de verla en diferentes realitys en los que ha participado: desde su primera aparición en Gandía Shore, cuando era solo una niña invitada a una fiesta del programa siendo protagonista… y sin haberlo buscado.
No se puede negar que Oriana tiene carisma porque, a pesar de ser una chica que aparente ser insoportable, convoca a una enorme cantidad de fans que se multiplicaron tras su viaje a Chile, donde la chica reality concursó, siempre en pareja, en varios programas de telerrealidad realmente muy diferentes a cómo los vivimos aquí: Allí todos son grabados, las pruebas semanales son físicas y el público tan solo tiene voz y voto en cuestiones secundarias; quien sale del programa es por demérito propio en competiciones físicas por parejas… y ni siquiera están permanentemente aislados ya que hay salidas grupales, tienen teléfonos de vez en cuando y también visitas. En ellos incluso fue la favorita del público en varias ocasiones.
Desde el otro lado del charco, pudimos conocer la otra cara de Oriana sin ser sometida a la presión de los realitys españoles. Tanto su carácter como sus explosiones son las que son, no es que ella las finja, pero también pudimos contemplar la parte más humana, simpática y agradable de la chica… y también la más vulnerable, ya que eran programas sobre el amor y se concursaba en parejas. Su sensibilidad y su inseguridad se convierten en radares y atraen a hombres completamente posesivos y, en mi opinión, algo desagradables con un halo machista y despreciable. Además, esa chica no sabe estar sola, pasa de una relación a otra como si fuera incapaz de completarse por sí misma si no es a la sombra de alguien que le recuerde lo poco que vale, mientras que cuando está sola y equilibrada es capaz de conquistarlo todo.
Lo que hemos visto sobre ella durante esta semana en el reality de GH VIP; desde ganas de abandonarlo o a decidir no pagar por ver a su pareja. Nos habla de ella; que a pesar de querer verle decidió comprometerse a un bien común, a lo que no se sometió su “dueño” de turno. Y sí, digo “dueño” porque es increíble observar cómo una chica que puede ser completamente independiente, segura en el conflicto, con amigas, un buen nivel económico y empresaria de sí misma, llegue a ser tan pusilánime escogiendo parejas que la tratan como si no valiera ni el aire que respira y que además consienta el ninguneo y las malas formas, en general, como un complemento de ella misma.
Ha sido vergonzoso ver que su actual pareja, un tipo que anteriormente fue expulsado por agresividad y que la trató fatal sin ningún tipo de problema públicamente y siendo ese mismo programa grabado, pone a todo un equipo de trabajadores contra las cuerdas de forma violenta hasta conseguir cumplir su capricho, como si ella le perteneciera y los deseos de su pareja o su bienestar, en este caso ya no solo a nivel personal, sino laboral, ya que estar en la casa de Guadalix es un trabajo remunerado semanalmente, importaran menos que su capricho individual y momentáneo.
Oriana no conoce el amor, solo conoce la trivialidad física que le lleva a unirse con hombres que no la ven como un ser humano, sino como un trofeo; la desquician, la desequilibran, la menosprecian, incluso la insultan y ella se deja. Vive en una tragedia continuada. No ha habido nadie que la quiera tal y como es, porque no puede ser ella viviendo en sometimiento continuado. ¿Es ya irreparable la carencia de amor propio de esta chica tras haber pasado de una a otra relación de similares características? La verdad, yo espero y quiero pensar que no y que un día podremos ver a la Oriana que sí vale la pena. De momento y mientras se conforma con ser “la novia de”, ella tendrá que vivir bajo el prisma de aquel que la acompañe. Una lástima.
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