La vicepresidenta segunda del Gobierno en funciones, Yolanda Díaz, no deja de sorprendernos cada vez que realiza cualquier declaración. El último de los delirios de la líder de Sumar dejó atónitos a muchos, en uno de los actos del partido celebrado en Madrid. Concretamente, Díaz manifestó que “las personas inmensamente ricas son conscientes de que nos vamos al carajo y por ello están diseñando un plan B”. Pero por si no nos había quedado suficientemente claro expuso un ejemplo que rozaba la absurdez más absoluta. “Es el mundo de los cohetes para escapar de la tierra, el mundo del metaverso”.
Parece mentira que esta dirigente, ministra de Trabajo y Economía Social desde enero de 2020 y con un salario anual de más de 84.000 euros pueda realizar este tipo de proclamas. Las mofas en las redes fueron un no parar de memes, desde la ministra vestida de astronauta… hasta subida en un cohete hacia el espacio. Su discurso no fue original estaba basado en un ensayo del escritor y columnista estadounidense Douglas Rushkoff llamado La supervivencia de los más ricos, fantasía escapista de los milmillonarios tecnológicos en el que asegura que las elites tecnológicas tienen un supuesto plan para huir del apocalipsis. Lo que resulta inverosímil es que la propia ministra afirme que los ricos saben que nos vamos al carajo, partiendo de la premisa que ella pertenece al equipo en funciones del Gobierno y que es firme defensor de la globalista Agenda 2030. La cual nos muestra un futuro creado por las élites, formado por un Gobierno mundial. Toda una ingeniería basada en imponernos una nueva concepción del ser humano, donde no tendrás nada y serás feliz.
No ha sido la única vez que la Vicepresidenta segunda del Gobierno nos obsequia con otra necedad del mismo calibre que la anterior. En esta ocasión se permitió el lujo de atacar a su homólogo griego, Adonis Georgiadis. Al que acusaba de extender la jornada laboral hasta 13 horas diarias y 78 horas semanales. La cuestión es que se trata de una falacia, puesto que la jornada laboral en Grecia sigue fijada en 8 horas semanales y solamente en los casos que una persona esté pluriempleada podría llegar a trabajar esas 13 horas. Esta vez fue el propio ministro de trabajo griego el que respondió a tal desatino de Yolanda Díaz. Su contestación fue muy clara, “tal vez desee pedirnos algún consejo sobre cómo reducir el desempleo en su país, que lamentablemente ahora es su campeón” y “la política es un arte aplicado, no teoría”. Además de referirse a ella como la nueva dama de hierro de Podemos, no olvidemos que Díaz es como el dios Zeus de esta época, puede controlar el clima, porque indico que iban a adaptar las condiciones meteorológicas a los puestos de trabajo.
El grado de infantilismo en la mayoría de sus declaraciones, deja patente el nivel de la clase política actual que nos gobierna. Montarse en un tren y explicar estoy en un tren, solo nos muestra que la ministra Díaz, vive en un Barrio Sésamo permanente, donde aparecía Espinete, aquel afamado personaje de color rosa, muy acorde con el partido que preside, y que descubría el mundo y los niños lo hacían a través de sus ojos. Sus razonamientos son un auténtico dislate para todo aquel que la escucha, y ya no hablemos si le realizan una pregunta en inglés, porque entonces se queda en blanco y garabatea en un papel. Resulta sarcástico cuando es la que aboga por el uso de las lenguas cooficiales dentro del Hemiciclo.
Lo que ha dejado claro, es su gran aprendizaje en moda, y tratamientos de belleza en toda esta legislatura, ya que su cambio radical se puede comprobar día tras día. Pero de eso no trata su trabajo, ya que como vicepresidenta segunda le corresponde el ejercicio de las funciones que le encomiende el Presidente del Gobierno, así como la presidencia de la comisión asignada. Y visto lo visto, con tal despliegue en su oratoria, debería plantearse cambiar las expresiones vacías y sin sentido por intervenciones con más solidez argumental. Como decía el Filósofo austriaco Wittgenstein “De lo que no se puede hablar es mejor callar”.
Desde luego estaría más guapa callada