No quería pronunciarme porque soy mujer y española. Pero el bochornoso espectáculo del culebrón de la Selección Española de Fútbol me obliga. Lo primero es que no necesitamos ser igual que los hombres, eso es un error metido a capón por el nefasto, inepto e innecesario Ministerio de Igualdad que es manejado a su vez por los lobbies LGTB.
Dicho esto, vamos a meternos en harina, como no me gusta el fútbol, ni femenino ni masculino, reconozco que oía de vez en cuando que equipos de chicas iban cogiendo protagonismo, nada que objetar, hace treinta años yo misma jugaba al fútbol sala. Nosotras lo hacíamos entrenadas por amigos que también jugaban y que, todo hay que decirlo, nos entrenaban duro. Si alguno te daba una palmadita en el ‘culete’, sencillamente te reías y le dabas otra a él, porque era cariñoso y no lascivo. Ni por asomo se nos ocurría ir al juzgado de guardia, si no te gustaba, hablabas a solas con él y solucionado, no montabas un circo. Lo que estamos viendo con las futbolistas españolas es, sencillamente, ridículo. Ellas han permitido que una victoria merecida se quede en un sainete sin ninguna gracia. Gestos que, en comidas, vestuario, hoteles, posiblemente eran aceptados, han sido utilizados por las cabezas dementes y adoctrinadoras para crucificar a un gañán. Y ellas que han demostrado ser simples peleles, han entrado al trapo.
La gentuza que mueve los hilos tiene como uno de sus objetivos, el enfrentamiento entre hombres y mujeres y sabiendo que en muchas cabezas hay tan sólo serrín, se aprovechan. El hombre y la mujer blancos está sufriendo uno de los mayores acosos y derribo desde la historia de la humanidad. Retrocedemos a marchas forzadas, hoy en día muchas mujeres se han convertido en jarrones de porcelana a los que hay que admirar, pero no tocar, no sea que se rompan.
De aquellas mujeres bravas que nos comíamos el mundo luchando por una verdadera igualdad, queda bien poco. Y la cosa sería anecdótica si no fuera porque obedece a un plan infernal donde el individuo ya no es dueño de nada, hablar, actuar, está sometido al Gran Hermano y salirse del guion puede llevarte a la cárcel. Por supuesto, los que salen peor parados son los hombres y particularmente los hombres blancos, porque esta élite criminal considera al hombre negro inferior, mano de obra barata con músculo y poco cerebro, es decir fácil de manipular.
Así las cosas, lo tenemos crudo, con una sociedad bobina dispuesta a salir a la calle con una coliflor en la cabeza, si así lo ordena la autoridad competente, el tema se complica. La famosa frase “pan y circo” toma relevancia, esta vez le ha tocado a un grupo de niñatas que dicen jugar al fútbol, pero que arrasarán con todo hasta que seamos meros zombis sin alma. Evidentemente, los políticos tienen toda la culpa porque son simples marionetas al servicio de mentes criminales y si nosotros, el pueblo, los elegimos es porque nos va la marcha, así de simple.
Esta vez ha sido el fútbol femenino; antes fue la familia, la pareja heterosexual o los valores tradicionales, pero van a saco a por todo aquello que huela a libertad. ¿Despertaremos de este largo letargo? Ni idea, algunos nos mantenemos despiertos, otros prefieren dormir. No sé hacia dónde vamos, pero si no espabilamos, me temo que acabaremos en algo parecido a campos de concentración, de hecho, eso son las ciudades de quince minutos, cárceles con apariencia de centro comercial. Millones de seres humanos aniquilados, sometidos, despojados de su esencia, ese es el maldito futuro que algunos ya intuimos y sinceramente, si es así “virgencita que me quede como estoy”, como el chiste, pero esta vez sin ninguna gracia.
Esto no acabará hasta que el PP asuma que los votantes de vox no vamos a volver a votarles, precisamente por este tipo de cuestiones