El pasado no fue mejor

Una vida da para muchos si no la dilapidas, si cuidas un poco tu salud emocional que es la precursora de la mental y de la salud física, sin obsesionarse, como todo en la vida y en su justa medida, que es la que siempre reclama el sentido común, esa conciencia básica que se nutre de las reflexiones filosóficas de los clásicos, eso que nos permite encontrar los caminos para convivir con algo de entendimiento.

Soy mayor y, por tanto, muchas de las reflexiones que a veces voy aireando van cargadas de la certeza que nos da tener la prueba del nueve hecha tantas y tantas veces y en tantas y tantas ocasiones. Lo vemos venir, decimos “gato escaldado del agua fría huye”, sabio nuestro refranero que más de una vez nos salva haciendo buenas definiciones aparentemente contradictorias.

Todos los días emprendemos debates hasta con nosotros mismos buscando esa medida que fluctúa tratando de adaptarse al discurrir de los acontecimientos. En muchas ocasiones me he preguntado si la sociedad en su conjunto responde a una civilización evolucionada y tantas veces ‘escaldada’.

Datos, más o menos científicos que serían holísticos, hablan desde el positivismo, “somos menos cafres”. Pues no sé yo, ¿seguramente aludan a que nos aniquilamos con menos sangre? Ciertamente, nos seguimos destruyendo, pero más cómodamente, ya que de eso se encargan ahora las nuevas tecnologías. Hombre, yo considero que ser menos cafre es que no nos asesinemos unos a otros, no que lo hagamos más cómodamente o limpiamente. Bárbaros aquellos y bárbaros estos, si hablamos de respeto a la vida ajena.

Para llegar a esta limpieza esquilmadora práctica, ahora lo tenemos fácil, ya metidos en la Aldea Global, donde entramos hasta las antípodas. Vivimos todos absolutamente amenazados por el primer demente que pasaba por allí, con su enfermedad mental. Su ausencia de conciencia básica, su soberbia y ambición desmedida, más un largo etc. Así que, visto desde este ángulo, no evolucionamos a mejor, sino que se amplia con cobertura mundial. El cerco de la amenaza a la vez que no encuentras el frente para defenderte, porque tiene que ver con la angustia vital, el miedo en los intersticios, el estrés de la defensiva permanente que es la causa y origen de todas las enfermedades.

Una sociedad enferma es fácilmente manipulable. Solo los emocionalmente preparados consiguen sobrevivir en estas absurdas contiendas fratricidas. Para mí, que, a través de mis convicciones religiosas, me siento hermanada con todos los seres humanos. La gran paradoja es que una buena parte de la sociedad, en lugar de hermanarse con los humanos, lo ha hecho con los seres vivos en general, haciendo prioritarios los cuidados a los que por instinto ya saben defenderse.

Amigos, es el momento de salvar con nuestra inteligencia emocional, ese instrumento único en humanos para poner a los cafres en su sitio que no es otro que la expulsión del poder que les acerca al botón de la destrucción de la humanidad. No hay nombres, ni dedo acusador, los tenemos en la mente.

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