El fútbol también sufre la DANA

Queridos amigos de Minuto Crucial: este no es, sin duda, el tipo de artículo que me gustaría escribir, ni probablemente uno que ustedes deseen leer, pero el pasado martes, una DANA de destrucción y miseria asoló España; para ser exactos, la ciudad de Valencia. Antes de nada, quiero mandar, en nombre del medio digital, todo nuestro apoyo a los afectados por esta tragedia y también el más sincero agradecimiento a los voluntarios que, con su solidaridad, llenan de esperanza momentos tan horribles.

Sin lugar a dudas, el fútbol no ha sido ajeno a esta trágica desgracia: varios partidos terminaron siendo suspendidos en la última jornada. Sin embargo, en mi opinión, todos los encuentros deberían haberse cancelado. Para abordar este debate, considero necesario dividir la reflexión en dos cuestiones clave, las cuales intentaré responder de forma sosegada.

¿Era realmente necesario suspenderlos? Por supuesto. Tengo pocas dudas al respecto. No se trata de una cuestión organizativa, sino de empatía y aprecio hacia los afectados. También es una cuestión de logística, ya que todos los estadios podían haberse convertido en centros gigantes de recogida de enseres y alimentos.

No obstante, ¿se podía suspender? Objetivamente hablando, la respuesta es no y, a continuación, explicaré por qué. Los organismos que controlan el monopolio de las competiciones, es decir, la FIFA y la UEFA, han ajustado el calendario de tal manera que resulta imposible encajar una jornada completa. Entre los parones de selecciones, el nuevo formato de la Champions League y el Mundial de Clubes, han creado un auténtico maratón de fútbol en el que incluir una jornada adicional se hace completamente inviable.

Ahora, con todo esto, me gustaría proponerles que reflexionen sobre lo sucedido durante estos días. Si nos fijamos, las similitudes entre fútbol y política son cada vez más patéticas, pero también más evidentes. La Liga, en este caso, a través de su presidente, podría ser el «Carlos Mazón» de esta historia: una administración comprometida, pero limitada, que se vuelve ineficiente a la hora de llevar a cabo su trabajo.

Por su parte, la FIFA y la UEFA, futbolísticamente hablando, representarían a Pedro Sánchez: una autoridad superior a la anteriormente mencionada, con un ego y ansias de poder desmedidos, que carece de empatía y gestiona nuestros recursos. Bueno, en el caso de Sánchez, eso es mucho decir y pedir.

Tan solo me falta asociar el símil de la figura del Rey, aunque, en el fondo, el Rey es la representación institucional del pueblo español. Quizás por eso, sacaré la siguiente conclusión con la cual no sé si estarán de acuerdo o no: ustedes, yo y todo el pueblo empatizamos con las víctimas, motivo por el cual su Majestad también nos representa. ¡Ánimo, Valencia! ¡Amunt Valencia!

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