
Basta ya de cuentos chinos. No hace falta ser un genio para darse cuenta de que nos están robando a la cara. Hoy toca con los huevos, mañana con el pan, y pasado, quién sabe. El objetivo es claro: que el ciudadano de a pie, tú y yo, nos quedemos mirando cómo los precios suben y nuestro poder adquisitivo se desploma. ¿Y nosotros qué hacemos? Nada. Nos quedamos tan tranquilos, mientras nos quitan hasta lo más básico.
El huevo, ese símbolo de la vida y del desayuno perfecto, ahora es un lujo. Sí, un lujo. En algunas partes del mundo, la docena ya ronda los 15 euros. Y aquí, en España, la cosa no va mucho mejor: subida del 25% en solo unos meses. Y lo peor es que esto solo es el principio. ¿A quién le importa si tú puedes desayunar unos simples huevos fritos o no? Lo importante es que las grandes distribuidoras sigan hinchando sus bolsillos.
Lo del trigo ya es de traca. Hace tres meses, una barra de pan te costaba 1,05 euros. Hoy, 1,30 euros. ¿Qué ha cambiado? Simplemente se aprovechan de las circunstancias para subir los precios y asegurarse de que, una vez suben, nunca bajen. Nos hemos acostumbrado a que el mercado juegue con nosotros, como si fuéramos peones en su tablero.
Y no es solo el pan o los huevos. El aceite de oliva se ha convertido en un producto de lujo, con precios que han alcanzado cifras absurdas. Nos contaron que la sequía y las malas cosechas eran las culpables, pero cuando la situación mejora, el precio nunca vuelve a su estado original. Es el truco de siempre: subir aprovechando una crisis y nunca bajar cuando pasa.
La gasolina sube y no baja. Hace un año nos decían que la guerra en Ucrania tenía la culpa, pero el precio del petróleo ha bajado y, sin embargo, seguimos pagando cantidades astronómicas por llenar el depósito. Lo mismo ocurre con la electricidad: cada crisis es la excusa perfecta para aumentar el precio y mantenerlo artificialmente alto. Nos han acostumbrado a que siempre haya una razón para sangrarnos, pero nunca una para aliviar nuestros bolsillos.
¿Y qué haces tú para solucionarlo? Nada. Compras el pan a 1,30 euros como un borrego y te vas a casa sin rechistar. Despierta de una vez. ¿Crees que todo esto es casualidad? La realidad es que nos quieren jodidos, dependientes y empobrecidos. No hay crisis avícola, no hay crisis de producción, lo que hay es una crisis de conciencia colectiva. Nos dejamos llevar como ovejas al matadero, mientras los poderosos juegan con nuestras vidas y nuestra comida.
Hablemos de la última moda: las multas por tener gallinas en casa. Sí, ahora tener tus propios huevos se ha convertido en un acto de rebeldía que te puede costar caro. Porque, claro, no les interesa que seas autosuficiente; eso sería peligroso. Nos quieren atados al supermercado, a la caja registradora, a sus reglas del juego. Lo de comer sano y ser autosuficiente ya es delito. Vamos que, si crías tus propios huevos, eres un criminal. ¿Pero qué clase de sociedad es esta?
Nos han robado la soberanía alimentaria, la libertad de decidir qué comemos, y ahora nos quieren quitar hasta las ganas de luchar. Si ya no puedes ni tener gallinas en tu casa, ¿qué será lo siguiente? ¿Multas por cultivar tus propias verduras? Tiempo al tiempo. Pero no, tranquilos, que la cosa no se queda aquí… ¿Por qué no salimos a la calle a pedir explicaciones? Es el gran truco del sistema: te tienen tan atrapado que ya ni te cuestionas si esto es normal. Y no lo es. Nos están tomando el pelo y tú sigues sin hacer nada.
La gasolina sube y no baja. El pan sube y no baja. Los huevos suben y no bajan. El azúcar sube y no baja. El aceite sube y no baja. Todo sube, excepto nuestros sueldos, que siguen congelados mientras todo lo demás arde. ¿Hasta cuándo? Nos hemos acostumbrado tanto a que nos roben que ya ni lo notamos. Y cuando intentamos buscar alternativas, como tener gallinas para nuestros propios huevos, vienen con las multas. Porque claro, si te independizas, ellos pierden el control. Y eso no lo pueden permitir.
Así que la próxima vez que te cuelen otra subida de precios, que te multen por intentar ser autosuficiente o que te digan que hay una crisis, abre los ojos. No es casualidad. Nos están dejando sin opciones, nos están empujando al abismo. Y mientras tú pagas 1,30 por una barra de pan, ellos siguen riéndose en tu cara desde sus mansiones. Es hora de despertar, coño. O seguimos tragando como borregos, o de una vez por todas nos rebelamos contra este sistema que nos quiere jodidos y callados. Porque si no lo hacemos, nos quitarán hasta las ganas de respirar.

Autora de Siente y vive libre, Toda la verdad y Vive con propósito, Técnico de organización en Elecnor Servicios y Proyectos, S.A.U. Fundadora y Directora de BioNeuroSalud, Especialista en Bioneuroemoción en el Enric Corbera Institute, Hipnosis clínica Reparadora Método Scharowsky, Psicosomática-Clínica con el Dr. Salomón Sellam
Les interesa que dependamos del estado