Vuelta a las aulas

Llegó septiembre, un mes tan deseado como temido por los padres.

La vuelta al cole es quizás la aventura más descabellada de nuestro gobierno pandemia, un retorno a las aulas sin protocolos claros de seguridad, es un mandar a los niños al campo de batalla sin defensa, (sólo con un termómetro) y descargando la responsabilidad en los 17 mini gobiernos autonómicos que lo único que hacen es generar confusión y desigualdad entre los estudiantes según sean de una zona geográfica u otra. Hay centros que ya han tenido que cerrar sus puertas, otros que no llegan a abrir, otros en los que sus docentes están en cuarentena…un caos en organización.

Un buen gobierno debería haber trabajado en estos últimos meses para crear unos protocolos claros, seguros y uniformes en todo el territorio nacional para garantizar la salud de nuestros hijos.

Un buen gobierno no dejaría en la estacada a padres, alumnos, profesores y centros educativos liberándose de toda responsabilidad, porque es lo que está haciendo, dejar tirados a todos los españoles, rechazando asumir su función de garantizar el derecho a la educación y proteger la salud de los españoles.

Un buen gobierno habría implantado unos protocolos seguros que cuenten con coordinación con el centro de salud de atención primaria de referencia, un servicio de enfermería escolar para atender en los casos necesarios al estudiante, pruebas PCR rápidas en los centros, dotación de material de protección, máxima higiene en aulas y zonas comunes dotando a los centros de servicio de limpieza con la frecuencia adecuada.

Un buen gobierno habría asumido su responsabilidad, tanto en educación como en sanidad y no forzaría a los padres a firmar declaraciones responsables… ¿responsables? ¿Más aún? No hay mayor responsabilidad que la de los padres con los hijos, alimentarlos, vestirlos, educarlos, velar por su salud, enseñarles a ser, en definitiva personas de provecho el día de mañana para que sean autosuficientes y se desenvuelvan bien en la vida.

Pero a este Gobierno pandemia eso no le importa, está más ocupado en acoger a los inmigrantes ilegales y darles paguitas y papeles (para tener un nicho de votos asegurado), está más ocupado en pactar con separatistas y Bildu etarras para conseguir su favor, está más preocupado buscando escándalos en las señales de tráfico machistas, es decir, no le importamos un carajo los españoles, sólo le importa perpetuarse en el poder y tener el control de la sociedad a base de asustar a la población.

Para poder mientras campar a sus anchas legislar a su favor, imponer estados de sitio disfrazados de profilácticos, para sodomizar a la sociedad, una sociedad anestesiada que no despierta, que está aletargada a base de subvenciones, pagas, poca o ninguna motivación en la vida salvo conseguir ser mantenido por el estado para vivir sin trabajar, sin retos, sin alicientes para superarse, ser el mejor, ¿Dónde queda la competitividad sana, cuando se les aprueba sin ir a clase? ¿Dónde queda el estímulo del trabajo bien hecho al obtener una buena calificación? ¿Dónde queda el ser buen estudiante para ser recompensado con acceso a becas? Las becas son para los desfavorecidos, los que no tienen recursos, ya no se premia el esfuerzo, el trabajo constante, la superación personal…. ¡menudo futuro les estamos preparando a nuestros pequeños!

Me apena que tengan un espacio similar a una jaula en lugar de colegio, con grupos burbuja y si algo falla la culpa será de la familia, me apena que no puedan ir al aseo , ni beber agua, ni moverse de la clase, respetando la distancia de seguridad….¿De verdad es así como vamos a educar a nuestros hijos? Protocolos seguros, pero que les permitan ser niños, el individualismo que se está fomentando, unido a la falta de alicientes marcará esta “generación pandemia” sin socializar con el resto de grupos que no sean de tu burbuja, con fácil estigmatización del contagiado y su grupo.

Las relaciones personales se han puesto enfermas de coronavirus también, ya no hay espontaneidad, ni saludos, ni besos, se tornan frías e insensibles a lo ajeno, desconfianza hacia los demás. Primero fueron los ancianos sobre todo y ahora van a enfermar los niños, a la vez que la sociedad española mira impasible los acontecimientos como si estuviera en un cine, inertes actores que no necesitan reaccionar porque ya están secos, insípidos, vacío, muertos… 50.000 que se fueron y el marcador se puso a cero y volvemos a empezar, con borrón y cuenta nueva.

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