Sobre la existencia de Dios

Querido lector, esta semana no voy a hacer una excepción a la derecha. De nuevo voy a mostrarme crítica con la hipocresía y los hipócritas. Son diversas las cuestiones que me rondan por la cabeza. La primera se debe al porqué del odio de una gran parte de la sociedad a la tradición cristiana que ha conseguido un estado de derecho y social en base a un factor tan importante como la religión o, dicho de otro modo, hoy día vivimos en un estado de bienestar gracias en parte a nuestra tradición, y en eso se engloba nuestra cultura y, por lo tanto, la religión que venimos practicando.

¿Cómo es posible, querido lector, que podamos tratar y asumir a una persona con genitales masculinos como una mujer, porque ella lo siente y, sin embargo, no creamos en la obra de nuestro Señor? ¿Cómo es posible consentir que se realicen actos vandálicos a la imagen de Cristo durante el desfile del Orgullo Gay? ¿Por qué tanto odio a unos y tanta permisividad a otros? ¿Acaso, la religión cristiana ha de ser tratada con menosprecio en favor de otras religiones o culturas?

Ser una persona creyente es un acto sumamente personal y que pertenece a la esfera de la intimidad de la persona. Hoy en día, parece ser que con el globalismo, todo el mundo debemos saber de la vida de los demás. Si reza, a quien reza, si se acuesta, con quien se acuesta y así sucesivamente… Es en base a esta protección del individuo y a su intimidad por lo que no se deben consentir actos que ofendan a personas practicantes. Si cada uno de nosotros somos “libres” o relativamente libres, nos deberían dejar expresar esta libertad y una de las formas de libertad es poder rezar y no caricaturizar Su imagen.

Ya que nuestros altos mandatarios, quienes han sido elegidos “democráticamente”, no entienden que la práctica de la religión católica es una extensión más del derecho a la libertad individual y no de un colectivo, apelo a la responsabilidad de cada individuo a no seguir con dichas prácticas. Por cierto, querido lector, ya que nos estamos conociendo, te diré, a que titulo personal que creo en Dios y para mí, una prueba de su existencia es que cada uno de nosotros somos únicos e irrepetibles. Ni tú ni yo, querido lector, somos copiados, ni ha habido ni habrá alguien como nosotros en la faz de la tierra.

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