El positivo de Trump NO es un riesgo para las bolsas

La noticia estrella del pasado viernes, ha sido el positivo por coronavirus de Donald Trump y su esposa Melania tras hacerse las pruebas por el caso confirmado de una asesora cercana, Hope Hicks, con quien voló de regreso de Minnesota en el Air Force One tras un mitin de campaña.

De seguido han saltado las alarmas, y pese a que el matrimonio se encuentra en perfecto estado de salud, algunas voces han querido ver en el hecho un posible catalizador negativo que pudiere empañar el comportamiento de la renta variable americana. Rumorología nunca falta, pero por si acaso, ¿Qué probabilidad real existe de iniciar una espiral bajista?

Como el impacto del coronavirus ha sido algo nunca visto hasta la fecha, es complicado hacer cábalas, sin embargo, sí podemos acudir a hechos del pasado para ver cómo la vida del presidente ha llegado a marcar el inmediato pulso de las bolsas.

Primeramente partamos del hecho de que nos encontramos a un mes exacto de las elecciones y no es lo mismo el shock de descapitalizar a un gobierno en normal desarrollo de sus funciones, que cuando existe la posibilidad de que cambie a corto plazo. Es más, con las encuestas en la mano (sin entrar a valorar la credibilidad que nos sugieran), el enfermado no es el que más posibilidades de victoria ostenta y por tanto el mercado debía de estar ya preparado para un mundo sin Trump.

A renglón seguido, debemos de reparar en la serie histórica, pues los hechos consumados son los que más ayuda ofrecen. A partir de la segunda mitad del siglo XX han habido 4 atentados contra presidentes de los Estados Unidos (5 si contamos el zapato que lanzaron contra G.W. Bush en una rueda de prensa) y el desenlace ha sido el siguiente:

22 de Noviembre de 1963, asesinato de John Fitzgerald Kennedy: El atentado más famoso del siglo pasado, ocurrió un Viernes en Dallas a las 12:30 hora local. Ese día el S&P 500 cerró con una caída del -2,80% y sin embargo tres sesiones más tarde se había revalorizado un +5,20%.

5 y 22 de Septiembre de 1975, atentados contra Gerald Ford: El mes de Septiembre, fue especialmente traumático para un presidente, que lo único que logró fue salir de la guerra de Vietnam e inducir al país en una crisis económica. La actuación de los guardaespaldas y la falta de puntería de los tiradores lograron evitar el fatal desenlace. Según los datos históricos, el mes de septiembre finalizó con una variación de comienzo a fin de tan sólo el -0,79 %.

5 de Mayo de 1979, intento de asesinato de Jimmy Carter: Gracias al servicio secreto se logró desarticular un plan para atentar contra el presidente, plan que consistía en emplear a un disminuido psíquico sembrando el pánico con una pistola de fogueo, mientras que otros 4 criminales aprovecharían para acabar con el mandatario. Ese día la bolsa cerró con una caída del -0.11%.

30 de Marzo de 1981, atentado contra Ronald Reagan: En esta ocasión la bala sí que alcanzó al presidente Reagan a la salida del hotel Washington Hilton, era un Lunes a las 14:30 hora local. Por suerte el mandatario sobrevivió, ese día la bolsa cayó un -0.27% y tan solo 3 días después se había revalorizado un +1,51%.

¿Qué conclusiones podemos extraer de aquí?, a priori parece que en aquellas ocasiones en que la vida del presidente de EEUU ha estado en peligro, ha sido asesinado o a punto ha estado de ello, el comportamiento de los mercados no se ha visto afectado por el hecho en sí, y eso que se encontraban en pleno ejercicio de su mandato y no en el ocaso del mismo a las puertas de unas nuevas elecciones. Por tanto, no busquemos en la enfermedad de Trump una excusa para justificar los movimientos de la bolsa. Tanto si esta sube como si baja, lo hará por motivos estrictamente empresariales o macroeconómicos.

¿Qué efecto puede tener esto en campaña?, pues lo cierto es, que esta eventualidad no tiene por que resultar negativa ni mucho menos, de hecho si su equipo de campaña sabe aprovecharla puede resultar incluso rentable para su imagen. Veamos por ejemplo el caso de otro presidente infectado por COVID, Jair Bolsonaro. Se trata además de una comparativa bastante razonable ya que ambos han mostrado inicialmente una conducta bastante escéptica y reticente con la pandemia.

En el caso de Bolsonaro, este contrajo la enfermedad el 7 de julio. Por aquel entonces, las encuestas de popularidad le daban una aprobación del 40% frente a una desaprobación del 47%, en la actualidad, el porcentaje a favor del líder se ha incrementado hasta llegar al 52% frente al 42% de detractores. Conceptos como «Gripezinha» (gripecita), fueron difundidos por Bolsonaro a la hora de referirse al coronavirus. La muestra de entereza y superación del virus, sirvió para reforzar la imagen del presidente como un ser poderoso que no teme siquiera a las pandemias.

Si el devenir de Trump es el mismo y su salud no se complica, no sería de extrañar que su imagen como hombre fuerte fuera motivo de provecho, máxime cuando lleva toda la campaña cuestionando el estado físico y mental de su adversario Joe Biden. Es más, dada la adicción del presidente a la cámaras y las redes sociales, puede ser una ocasión perfecta para mostrar su día a día con normalidad y de esta forma infundir tranquilidad al pueblo americano. Dicho lo cual, God Bless Ya Donald & Melania Trump.

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