Hace unos cuantos siglos, el que fuera primer ministro de Inglaterra Winston Churchill decía lo siguiente: “La verdad es incontrovertible. La malicia puede atacarla, la ignorancia puede burlarse de ella pero, al final, la verdad está ahí”. ¡Cuánta razón y equivocación al mismo tiempo! Por razones obvias, desconozco si en esos periodos las mentiras abundaban, pero lo que sí tengo claro es que, en esta sociedad, en pleno siglo XXI, lo que predomina es la desinformación o el hecho de que se juega mucho con la omisión de las informaciones.
No me gustan las plataformas de verificación que existen en forma de empresas: tanto en nuestro país como en el mundo en general. Todas se rigen por el mismo patrón, una serie de intereses que no tienen nada que ver con la búsqueda de la verdad objetiva o empírica y que, por el contrario, a la hora de sacar sus zarpas, en un alto porcentaje de veces, a quienes azuzan son a los del espectro contrario a los que les financian. ¿Casualidad o causalidad?
En España mismo, las dos plataformas existentes, las han creado personas vinculadas con la prensa progresista. ¿Puede gente financiada por medios progresistas ser arbitraria? Me da a mí que no, porque si de algo saben los de esta ideología es de manipulación, son amantes de la demagogia y, como no, de contar las verdades a medias.
Posiblemente, el personal relacionado con las plataformas de verificación que hay por el mundo, no se dedique a leer las palabras de un joven periodista que lleva poco más de un año como profesional, pero sí creo firmemente que alguien relacionado con este tipo de Fact-check en España confío en que lo hagan. A estos mismos ‘profesionales de la verdad’, les quiero retar a que pongan en su portal de transparencia una gráfica en la que aparezca el porcentaje de mentiras que han descubierto de cada partido político que está representado en el Congreso de los Diputados aquí en nuestro país, España.
¿Acaso algo como esto que planteo no sería una de las mejores maneras de demostrar al mundo la arbitrariedad de estas plataformas? Pero claro, una acción de este tipo no vende ya que, si atacan a los que les benefician de manera directa o indirecta, el chiringuito de la verificación se iría a pique y ya no saldría rentable mantenerlo. A estos ejemplares, les sale mejor ‘ir de árbitros’, presumir de ello, pero luego en realidad carecen de esa arbitrariedad de la que tanto se jactan.
Continuando con la verdad, pienso que Internet es un arma de doble filo. Por estos lares, lo mismo podemos encontrar informaciones o contenidos certeros que falsos. A los bulos se los combate apelando a las 5W del periodismo de manera íntegra sin tibiezas. (When ¿cuándo?; Who ¿quién?; What ¿Qué?; Why ¿Por qué? y Where ¿Dónde?) junto al ‘How’ (¿Cómo?). En caso de relatar informaciones con medias tintas, la omisión será bien vista para los contadores de bulos, ya sean de izquierdas como de derechas, lo que pasa que el omitir está mejor visto cuando lo hacen los zurdos y ahí en muy pocas ocasiones los verificadores van a ‘por los suyos’.
Respecto al periodismo en general, siempre he dicho que a la omisión de informaciones se la combate mediante preguntas directas. La honestidad en la prensa no existe. En los periodistas depende de cada cual y, por ese motivo, si alguien pretende ocultar un dato importante que puede ser el detonante para el descubrimiento de una exclusiva, lo que debemos hacer es forzar a ese medio o personaje a que lo saque a la palestra.
Siempre he dicho que ‘acorralar’ a uno que omite es tan fácil como hacerlo al que miente. Tanto al primero como al segundo su lenguaje no verbal los descubrirá y en el caso de los medios, como siempre he dicho, información es poder. Por ese motivo, cuantos más datos recojamos y manifestemos, ya sean políticamente correctos o incorrectos pero veraces, con mayor fuerza nos sentiremos para defender lo que es la verdad objetiva.
Luchemos por sacar la verdad certera, objetiva e incuestionable, la del 2+2 son 4, la de un coche rojo es un coche rojo y en el momento que nos pongamos a ello, se irán a pique por un lado las falacias de todo aquel medio que presume de imparcialidad y por el otro los chiringuitos de las plataformas de verificación que existen por todo el mundo.
Si una cosa es mentira adónde hay que acudir es a la Justicia y que sean estos los que sentencien que un hecho o una información son fakes, no ningún chiringuito que juega a ser árbitro cuando en realidad no lo es. Si por mí fuera, quitaría todas estas plataformas porque además de ser poco arbitrarias, sirven para que se forren unos cuantos insultando la inteligencia del resto.
Periodista bilbaíno a jornada completa, anteriormente locutor en Cadena SER Miranda y al mismo tiempo articulista en diversos medios digitales. Amante del gimnasio y la naturaleza a tiempo parcial.
“Si tú no trabajas por tus sueños, alguien te contratará para que trabajes por los suyos”
-Steve Jobs.
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