Pongamos que no hablo de Madrid

No. Ni una sola palabra, ni gestos ni miradas apasionadas… Nada. Hablar de Madrid ya no está de moda. Lo estuvo antaño, ¿os acordáis? Allá por finales de septiembre, Madrid fue tendencia. Especialmente, en los medios de comunicación afines al Gobierno. Lo que viene siendo un trending topic total, vaya.

Por aquella lejana época, Madrid colideraba las cifras de contagios de COVID en dura pugna con Aragón, Navarra o Cataluña, ¿se acuerdan? ¿No? No me extraña. ¡Cómo pasa el tiempo! Menos mal que tenemos Google… Bueno, se hablaba de Madrid y de Maléfica, o sea, Ayuso. Ayuso, la privatizadora, la vendepatrias, la posturitas, la chula, la aprovechada, la inútil, la trifachita, el perro de Aguirre… En definitiva, la enemiga número uno de los madrileños, resto de españoles y, por supuesto, de la Gloriosa Revolución Sanchista.

Madrid estaba ahí exportando el virus a esas tres comunidades que he citado, con las que tiene frontera, como todo el mundo sabe, pero, sin embargo, no tomaba las medidas adecuadas. ¿Por qué? Pues porque, en realidad, Ayuso odia a sus convecinos, desea lo peor para ellos y eso se nota. Y su Comité de Expertos es un comité de inútiles, no como el de Sánchez, que no es eso ni mucho menos, empezando por Don Simón.

Y por eso que los odia, fue la primera en adoptar medidas contra la pandemia la segunda semana de marzo cerrando colegios, centro de día y parques. Eso, cuando el Gobierno aún estaba intentando cerrar la boca del asombro tras ver las elevadas cifras de contagios justo el fin de semana de 8 de marzo. Casualidad…

En fin, al lío… Resulta que a los presidentes de esas otras comunidades todo fueron y son palmaditas del Gobierno en la espalda porque lo han hecho muy bien siempre. Muy, muy bien. Lo que pasa es que tienen mala suerte, los pobres. No como Ayuso, que es una inútil y una mala persona.

Cada mañana, Sánchez ha estado llamando a esos presidentes y presidentas y les daba ánimos, apoyo moral y palabras de cariñito. Durante todo el verano, se encontrara donde se encontrara, fuera Lanzarote, Doñana, Moncloa o desde su Falcon, no le faltó un gesto de amor hacia ellos y ellas en esas semanas de intenso dolor.

Pero a Ayuso le lanzaba encima los perros. Perros, literalmente. Perros disfrazados de periodistas, tertulianos, juntaletras, mitineros, pseudoexpertos, o ministros del ramo y de la rama, que para ser todo eso hay que haber estudiado lo mismo, por lo que se ve: burrología, como diría mi padre. Pero es que Ayuso se lo merecía por tener un gobierno sustentado en la foto de Colón. No como Navarra, cuyo gobierno se sustenta en las fotos de Polloe. ¡Donde va a parar!

¿Qué era eso de confinamientos selectivos? No, nombre, no. O todos o ninguno. Justos por pecadores. Democracia socialista. O todos sanos o todos enfermos. Casualmente, 2 días antes de iniciado el estado de alarma capitalino ya habían empezado a bajar las cifras de contagios, prueba evidente de que las cosas no se estaban haciendo mal del todo, supongo.

Cuando las medidas de Ayuso empezaban a dar su fruto, estuvo ágil ahí Sánchez para apuntarse el tanto y así meter en vereda a la díscola presidenta haciéndose la foto con Ayuso hoy y declarando el estado de alarma sólo para Madrid mañana. – Has estado fino ahí, Presidente. – Gracias, Pablo…

En aquella lejana época, Madrid salía más veces en las portadas de los diarios que la fecha que llevaban impresa. No había día ni hora que no supiéramos de Madrid. ¡Qué hartazgo! Fue una moda pasajera pero ya no toca. Hablar de Madrid está menos de moda que los pantalones de pitillo, como diría el gran estilista y cocinero Josie.

Hoy nada. Hoy Madrid ya no ocupa portadas ni tertulias ni artículos en Público, La última hora, Infolibre, La Sexta ni demás reductos pseudoinformativos de propaganda. Como le sucede al caballero templario de la película “Indiana Jones y la última cruzada”, a Ayuso la ha sustituido en lo que parecía su eterno puesto de diana de la izquierda el Rey Juan Carlos. Ya puede descansar porque hay otro que ocupa su lugar. Y uno que viene para quedarse, por cierto.

Madrid no está de moda ya porque ocupa nada menos que el puesto número 15 por nivel de contagios, mientras que Navarra y Aragón, lideradas ambas por presidentes socialistas siguen en el podio, liderado ahora por Melilla, ciudad autónoma cuyas competencias sanitarias son del Estado, o sea, del Ministro Illa. Y cuyo presidente, único representante de Ciudadanos, fue votado por el PSOE y por un partido islámico. O sea, no como Ayuso, claro, que es una facha peligrosa votada por herederos directos de Franco.

Así que ya no son trending ni Madrid ni Ayuso. Hoy que la Comunidad está muy por debajo de la media de contagios y descendiendo rápidamente haciendo todo lo posible por preservar su tejido económico, ya no hay que hablar de Madrid en los medios bajo pena de internamiento en un gulag, como no sea para difundir huelgas de médicos, escraches o el alto coste del nuevo hospital de pandemias, claro. Pero ni eso vende ya.

En Madrid la muerte viaja en ambulancias blancas, como en todas partes, pero como ahora hay menos que en los demás sitios, ya no interesa, ya no vende, ya no sirve para seguir manipulando al rebaño. Rebaño al que, por otra parte, cualquier cosa le sirve para ser manipulado.

¡Qué tiempos, cuando existió aquello llamado “prensa independiente”! Yo ya ni me acuerdo, ¿y ustedes?

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