El deporte según va transcurriendo el tiempo, está más politizado. Ya un deportista no luce una bandera sino que, en muchos casos, defiende la política que por desgracia representa ese símbolo. Hay casos muy extremos y más en el mundo del futbol, donde ya catalogan a ciertas aficiones con una ideología política. A estas, se las mide en muchas ocasiones por su ideología. Esto pasa mayormente con los grupos ultras que se dedican más a luchar por sus ideales que por el propio club al que dicen seguir.
Esos ideales, son aprovechados por ciertos partidos, en especial aquellos que llevan al límite las ideas. El deportista está en una vigilancia constante y en alerta por sus clubes de fútbol, por si en algún momento, a este le sale la vena patriótica, el tirón de orejas de su club sería considerado.
Pero también los hay quienes están atentos por si dicen algo en contra del poder político. Ya ha habido situaciones en las que se ha criticado a algún periodista por hacer algún comentario político. Sin lugar a dudas, no dejan de ser fuentes de publicidad masiva y que gracias al mensaje que transmiten, acaban captando a miles de personas.
Pienso que cualquier ideal político, es respetable siempre y cuando los límites no se sobrepasen. En muchas ocasiones se sobrepasan y más entre los grupos ultras. En esos tipos de targets incluso ha habido muertes por el único motivo de pensar diferente. Símbolos patrióticos, nacionalistas, incluso aquellos que deberían a estas alturas de la vida estar olvidados y dejados en el cajón de los malos recuerdos.
Hay aficionados que esperan un evento deportivo para atacar por tener ideales contrarios al propio país, lo vemos en muchas finales de Copa del Rey, y más cuando los que llegan a disputar un torneo son equipos vascos y catalanes, les guste o no, por disputar estos acontecimientos españoles logran un beneficio económico para sus clubes.
En definitiva, habría que saber diferenciar entre política y deporte, pero este hecho es imposible para unos cuantos. Siempre llegará un instante donde un ideal político se sienta representado y que se exponga una bandera del propio país del club o deportista que en ese momento está representado por ella.
Yo personalmente, estaría más preocupado de vencer al rival que pensar en aquellos que intentan manchar el deporte. Es cierto que algunos deportistas han sobrepasado los límites, anteponiendo su ideal político, al valor deportivo que genera.
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