¡Qué difícil es escribir sobre un tema cuando ves la deriva suicida que el ser humano ha tomado! Somos una orquesta desafinada dirigida por un grupo de asesinos que apuran sus últimos años de existencia, porque saben que de viejo no pasa nadie, después de ellos el diluvio.
En una incertidumbre constante, vivimos el día a día rezando para que no seamos nosotros la próxima víctima de bestias salvajes con el cerebro frito por las drogas que actualmente se pasean por nuestras ciudades, con total impunidad, traídos expresamente para crear terror y distracción de corrupciones más importantes. Y apetece escribir sobre algo mucho más liviano como el sexo de los ángeles, por ejemplo, pero las noticias que nos llegan de todas las naciones son aterradoras.
Catástrofes naturales y no tan naturales. Ahora lo sabemos, provocadas siempre por los mismos para causar el caos más absoluto, guerras en las que siempre pagan el pato las mujeres, ancianos, niños y los discapacitados, el sector de la población más débil y más prescindible. Lo peor de todo es que no han dejado títere con cabeza y es imposible esconderse, vivimos con el Gran Hermano sobre nuestras cabezas constantemente.
Nos vendieron que la “libertad” era el bien más preciado y que “el libre albedrío” marcaba nuestros pasos. Todas mentiras construidas sobre pies de barro que se tambalean amenazando con caernos encima y al mismo tiempo con destruir lo poco que queda de nosotros. El por qué todo esto sale ahora a la luz y se me escapa, lo reconozco. El Plan es que seamos conscientes de que juegan con nosotros como quieren, que les importamos un pimiento y que sólo la desobediencia civil nos salvaría de esta guerra sin cuartel.
Se nos abren grandes interrogantes ¿podrán manejar a 8.000 millones de habitantes? Posiblemente, no… y su rabia será destructiva. Os harán pagar sus traumas, su depravación de pedófilos adictos a todo tipo de sustancias y no, no hablo en abstracto. Estos seres salidos del más profundo infierno son los dueños del dinero, bancos, instituciones internacionales, grandes holdings y tienen nombres y apellidos. Ellos se reúnen entre una y dos veces al año.
Y usted, querido lector, se preguntará con razón ¿por qué nadie los detiene entonces? Mejor oportunidad, imposible. Todos juntitos desarmados. Imagino que, porque han comprado a todo el mundo, desde el conserje hasta al policía armado hasta los dientes que jamás dudaría en disparar a una manifestación indefensa, aunque supiera que ahí están su madre y sus hijas.
Por supuesto, llevo años escribiendo sobre ello. No en profundidad, no es mi pretensión, no voy a hacer una Tesis, ni sé, ni tengo ganas. Escribo sobre los acontecimientos que vivo sabiendo que están sesgados, manipulados y prostituidos, como los medios de comunicación actuales, vendidos y por tanto al servicio del amo de turno.
La vieja Europa se muere infectada por el virus letal de la decadencia y la depravación convirtiendo al ser humano en una continua caricatura de sí mismo: seres a los que la televisión ha hipnotizado, sujetos incapaces de plantearse la más mínima duda; en resumidas cuentas, criaturas con una gran oquedad en su ya destruido cerebro.
El panorama es tan desolador que los suicidios en España son la primera causa de muerte, lo que al parecer importa bien poco a una sociedad totalmente podrida. Un aire enrarecido e irresistible. No hay salida, ni hacia dónde correr, sólo nos queda quedarnos y luchar, que no digan que fuimos cobardes. Al menos, moriremos con las botas puestas, si es que queda alguien para contarlo… claro.
La mayoría de la gente no conoce o no cree esta historia