Seducción política

La seducción en la política constituye una herramienta usada de forma recurrente por aquellos candidatos que prefieren aplicarla en la vorágine contienda electoral, para lograr aprobación de discursos sobredimensionados -pero válido para sus fines-. Hasta la fecha, son dieciocho candidatos en la carrera a la Presidencia de la República con miras a las elecciones generales programadas para este 11 de abril, el elegido sería recordado en la historia republicana del Perú como “el presidente del bicentenario”.

Los candidatos tendrán que persuadir, convencer y tal vez seducir a un total de 25.287.954 electores peruanos residentes tanto en territorio nacional como en el extranjero, por lo que tendrán que trabajar con mayor fuerza e ímpetu que meses atrás, una mala táctica y estrategia podría cambiar el panorama electoral en cuestión de horas, sin dejar de lado también las grandes limitaciones que enfrentan los candidatos a causa del coronavirus (COVID-19).

Entonces ¿Qué hacer para no caer en la seducción política que encubre fines egoístas y deseo de poder desmedido? Aquí, señalaré algunas claves para no caer en dicha seducción, pero antes cabe precisar que resulta imprescindible la participación política de los votantes, pues es a través del voto que se concreta quién dirigirá el país, así como qué políticas públicas se impondrán para dar respuesta a problemas complejos de la sociedad, optar por estar en el grupo de abstencionistas no es otra que mostrarse individualista, y total desinterés por los demás lo cual contribuye a la apatía política, nada saludable.

Dicho lo anterior, la primera clave, consiste en comprender que los candidatos en la coyuntura electoral se mostrarán muy idóneos para el cargo, pues darán propuestas que coincidirán con las pretensiones de la población, asegurándose ser vistos como líderes totalmente empáticos. No obstante, podrían esconder intereses perversos que resulten contrarios a intereses de la sociedad, por eso limitarse en evaluar propuestas electoreras aterrizadas en los planes de gobierno y las enunciadas por los medios de comunicación (también en redes sociales),  no es lo recomendable; consiste entonces en examinar la participación y tendencia política del partido político representado por el candidato, así como de conocer cuál ha sido el comportamiento político del candidato desde el llano,  además de su trayectoria política, de no tener en cuenta lo enunciado es probable estar frente a un candidato improvisado que no podrá resolver los problemas sociales, llevándonos al abismo.

Segunda clave, es sabido que el Perú tiene un problema público de corrupción, sobre esto, en los últimos veinte años los ex presidentes fueron implicados con la mayor red de sobornos extranjeros de la historia “escándalo Odebrecht” sospechándose que durante sus gobiernos tuvieron tratativas con la empresa brasileña, iniciándose así investigaciones contra los ex mandatarios la misma que continua hasta la fecha, respecto a Alan García también estaba siendo investigado por el mismo caso, pero se suicidó cuando iba ser detenido en interiores de su casa (17 de abril 2019). Por ello, creer en los discursos de “lucha contra la corrupción” sin examinar y/o evaluar por un lado sí el candidato luchó contra la corrupción durante su trayectoria política y por otro lado si se le imputó actos de corrupción, sin lugar a duda estaríamos frente a una seducción política.

Tercera clave, sospechar de aquellos candidatos que aun siguen escondiendo o no son claros en señalar que tendencia es la que perfila su candidatura, si son de izquierda o derecha o de centro – izquierda y otros, pues están ahí sus claros intereses que los motiva.

Cuarta clave, es imprescindible la ética del gobernante. Afirma Jeri Ramón Ruffner que cualquier Gobierno estará legitimado en la medida en que defienda una verdadera ética pública en virtud de que ésta conlleva responsabilidad, espíritu de servicio y atención al ciudadano. Por tanto, de acuerdo con lo anterior, la política debe tener un trasfondo ético, y a su vez la reflexión ética debe estar orientada hacia una vocación política al servicio de la sociedad, minimizando las brechas sociales hacia un Estado de bienestar, por ello urge examinar la verdadera trayectoria del candidato.

Finalmente, la seducción política no siempre cumple sus fines cuando se está frente a electores conscientes e informados, en esa línea un outsider no llegaría al poder, tampoco aquel lobo disfrazado de oveja junto con una clase política que buscan tomar el poder y destruir al Estado peruano. Ahí les dejo las claves.

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