A la izquierda no le gusta Madrid. Bueno, maticemos, sí le gusta, de hecho, le encanta. Sería su botín más deseado, pero tienen un pequeño problema, y es que a los madrileños no les gusta la izquierda. Esto no es entendible, porque claro, todos sabemos que la izquierda es el bien y la derecha el mal, en España eso se aprende en 1 de párvulos, pero ellos están ahí encabezados y no hay manera.
Por extrañas razones que escapan a la mentalidad «progresista», a los madrileños les gusta abrir sus negocios en vez de quedarse en casa esperando ayudas que no llegan. Les gusta trabajar en vez de arruinarse y lloriquear por las distintas administraciones, y prefieren poder elegir médico o cómo educar a sus hijos en vez de plegarse a que les pastoreen sus gobernantes. En fin y, en resumidas cuentas, a los madrileños les gusta demasiado vivir como quieren y la libertad, y eso es inaceptable. ¿Para qué quieren ser libres cuando pueden estar tutelados desde el Estado? Están locos estos madrileños.
Como no quieren entrar en razón, y desde la izquierda todo lo hacen por un bien mayor, han decidido atacarlos sin medida ninguna. Los acusan de insolidarios, de bombas radiactivas, de after de Europa y de nacionalistas, y lo hacen los mismos que no te dejan vivir ni trabajar en sus pequeños feudos si no dominas su lengua regional. Los que dicen que pagan los servicios de los «vagos andaluces», y los que afirman que tienen un ADN propio. Y lo hacen sin despeinarse siquiera.
Pero como los datos no importan, sólo el relato y culpabilizar a Madrid de todo, nada interesa que el mayor porcentaje de turistas extranjeros hayan ido a pasar sus vacaciones a Cataluña, Valencia y Canarias, cuando tienes a Cintora en RTVE, pagada por todos, dejando caer del cielo a cientos de zombis de dibujos animados a bailar por las calles de Madrid diciendo que «ahí están las imágenes».
Tampoco importa que pongan imágenes atestadas en la playa de la Barceloneta, y lo subtitulen como «desmadre en Madrid», debe ser que la fuerza centrípeta de Madrid es tan poderosa que ha atraído hasta las playas catalanas a la capital. Ni hablemos ya del «despropósito madrileño» por gente tomando algo en las terrazas, cuando en Barcelona el sábado se hizo un concierto de 5000 personas sin distancia de seguridad y lo comentaron como algo excepcional y super chic. Porque lo que en Barcelona es «un experimento», en Madrid es el fin del mundo.
Pudiendo elegir convertirse en una segunda Barcelona (vaya planazo), no quieren, se les ha acostumbrado mal. Demasiados años haciendo y viviendo como quieren, son muy suyos estos madrileños, les gusta demasiado la libertad y tener las riendas de sus vidas…Y todo esto, me recuerda que tengo que dejarme caer más por allí, cuando nuestro caudillo socialista valenciano nos quiera dejar salir, claro. Porque va a ser verdad que en España unos son más libres que otros y no se pliegan ni venden su libertad por una falsa seguridad, aunque tengan que recibir golpes por ello, pero de nunca la libertad ha sido gratis, y espero que los madrileños nunca lo olviden.
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