Hace unos días, estuve leyendo un artículo de un afamado y admirado periodista y escritor, donde detallaba una anécdota ocurrida en su domicilio. Recibió la visita de un mensajero de origen sudamericano y el paquete lo recogió una señora colombiana de su servicio doméstico. Cuando entrego el paquete comento este señor “hay que ver qué bien hablan estos chicos el español”.
Este comentario me hizo reflexionar sobre nuestro Idioma, y al mismo tiempo me produjo una sensación de ternura y placidez. En Ultramar le llaman español, y además lo dicen con esa sensación de orgullo que se siente cuando tu Lengua la comparten más de quinientos millones de hispanos.
A lo largo de la historia, nuestra península, fue influenciada como ya es sabido por multitud de pueblos y culturas, que nos han dejado un maravilloso y variado legado cultural. Fruto de estas influencias, es nuestra raza y variedad de lenguas. Les debemos a Los Reyes Católicos la unificación del Castellano como lengua oficial. Como es lógico las influencias de otras Lenguas han perdurado en el tiempo y conviven con orgullo y pleno respeto, aportando esa riqueza y variedad lingüística que nos caracteriza,
El problema viene cuando interviene la política y la lengua se convierte un argumento de ruptura y manipulación histórica. A lo largo de los últimos años, es verdad que todos los Gobiernos amparados en una “invisible ley de supervivencia”, han utilizado La Lengua como instrumento político, cediendo y modificando las leyes, convirtiendo al castellano en “moneda de cambio” para alcanzar sus objetivos políticos.
Nuestra Constitución, define al Castellano (Articulo 3-1) “El castellano es la lengua oficial del Estado, todos los españoles tienen el deber de conocerla y el derecho a usarla “. En los artículos 3-2. Y 3-3; Se hace referencia a la convivencia con otras Lenguas y a la riqueza cultural que ellas representan. Lo curioso es que todo se mantiene en un perfecto equilibrio, hasta que la Política y sus objetivos separatistas y rupturistas, utilizan la nobleza de las lenguas como “arma” y no como herramienta de unión y convivencia.
La noble y grandiosa Lengua de Cervantes se ve constantemente atacada, por políticos indecentes e incultos y se produce la paradoja, que el castellano o el español se convierte en muchos países como segunda Lengua optativa extranjera, mientras que, en su país de origen, que es España se ataca y se intenta “diluir “entre Leyes y acuerdos absurdos.
¿Qué opinarán nuestros doctores de La Real Academia Española? ¿Qué dirían nuestros maestros del Siglo de Oro? En resumen, ¿Qué futuro le espera a nuestra noble, rica y universal lengua castellana?
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