No se puede, no se puede

La liturgia de la lucha de los de abajo contra los dominadores, los justicieros del humo demagógico, los inconformistas, los rebeldes, los revolucionarios del pasado, los adelantados a su tiempo, los que van a derribar a los de arriba, a los acaudalados, a los opulentos, los defensores del pueblo llano, contra la casta.

Los maravillosos, los que deben de ser el espejo ejemplarizante donde todos debemos observarnos, vernos reflejados y aprender a ser buenos, bondadosos, solidarios, defensores de los fines justos y si no opinas así, no hay margen: eres malvado, perverso, cómplice de las injusticias y esbirro de los poderosos. Los que son como se debe de ser, pensar y vivir en esta vida.

Mirando un lustro hacia atrás en el tiempo, surgieron en España unas manifestaciones espontáneas de multitud de gentes heterogéneas y diversas las cuales decidieron manifestarse ante una situación de crisis económica mundial. Ante este contexto grupúsculos de izquierda radical tomaron la iniciativa de estas manifestaciones y protestas y se apoderaron de dicho movimiento social el cual en un principio era apolítico, pero no gozaba de estructura y eso propició su fácil manejabilidad por parte de otros.

Unos años más tarde, un profesor de Universidad de la Complutense de Madrid, salido de la Facultad de Ciencias Políticas surgió como líder mesiánico, encabezando a dicho movimiento llámese indignados, 15 M, etc. Un hombre llamado Pablo Iglesias. Los medios (de todos los colores políticos) le dieron masaje, barniz, mimos, brillo, poniéndolo a toda hora en cualquier debate de cualquier canal de televisión. Él era tratado de erudito, contemporáneo a su tiempo. Aquel que venía a cambiar las cosas, el que venía a combatir a la casta, el que venía a igualar a la sociedad donde en este contexto de crisis económica, había mucha gente pasándolo realmente mal.

Su éxito fue rotundo, una formación política salida de la nada en las elecciones europeas de 2015 obtuvo 5 diputados. Un partido fundado apenas 4 meses antes de dicha convocatoria electoral, y su exposición en los medios se incrementó exponencialmente saliendo a toda hora en cualquier canal. Él decía que representaba a los de abajo, ni a la izquierda ni a la derecha, sino a la gente, al mismísimo pueblo manifestaba cuando toda la vida había participado de la militancia comunista. Pasó un tiempo más y su clímax llegó en el año 2016 obteniendo nada más y nada menos que 71 diputados, frente a los 85 que obtuvo el PSOE se quedó a las puertas de ser la fuerza hegemónica de la izquierda española.

Sus intervenciones eran muy crecidas en el tono y las formas, diciendo perlas y ataques constantes contra Felipe González, el presidente que más tiempo ha gobernado nuestro país en nuestra reciente historia democrática o embestidas similares contra Mariano Rajoy o Albert Rivera entre otros.

Más tarde llegó su bajón. El humo no vendía tanto. El marketing que él lanzaba representaba un producto caduco, incapaz de movilizar, incapaz de ilusionar con su “humo” de antaño. Poco después llegó el chalet que tanto criticaba a otros -como a Luis de Guindos y más personajes políticos de primera plana-, poniéndose de ejemplo él como personaje político austero que viviría en su barrio y su entorno austero y periférico de siempre. Aún así, tras los comicios de noviembre de 2019, Pablo Iglesias logró entrar en el Gobierno de coalición del PSOE, y al fin llegó la Vicepresidencia ansiada. Al fin toco poder, al fin se sentó en el sillón, donde encuentra acomodo la casta que él tanto criticaba cínicamente. Pr fin pisó moqueta (él y su mujer, por cierto).

El hecho de él llegar a tocar el citado poder propició una polarización jamás vista en la historia democrática de nuestro país: desvaríos, provocaciones, declaraciones ofensivas, gestos nefastos y, por supuesto, propaganda y mas propaganda, la política de la pancarta de la que el tanto gusta. Al fin el “SÍ SE PUEDE”, PASO AL “NO SE PUEDE”. Porque se puede vender humo, se puede vender la moto, pero cumplir lo que se dice cumplir como que no. Con el tiempo vino la renuncia y cómo no, Madrid. Porque NO SE PUEDE PABLO IGLESIAS, NO SE PUEDE.

NO SE PUEDE polarizar a un país hasta límites insospechados teniendo solamente un 12% del voto, en cualquier otro país con otro sistema electoral como el francés, el británico o el estadounidense, Pablo Iglesias sería un diputado raso y no hubiera sido vicepresidente jamás de los jamases.

NO SE PUEDE pretender adjudicarse al “pueblo y a la gente” cuando eres la cuarta fuerza política del país. La gente el 10 N eligió a Sánchez, claro está, pero nadie eligió que este señor fuera el vicepresidente de un país siendo la cuarta fuerza más votada.

NO SE PUEDE menospreciar un país y a un régimen constitucional (el del 78) que ha logrado el periodo más prospero y pacífico y de participación democrática de nuestra historia

NO SE PUEDE pretender asfixiar fiscalmente a PYMES y autónomos que tan mal lo están pasando hoy en día, con una pandemia, sin dar casi ninguna ayuda y encima pretender incrementar dicha presión fiscal que está condenando a la miseria a millones de españoles. NO SE PUEDE criminalizar al rival, demonizarlo. Creerse el Robín Hood de los pobres con una hipocresía supina, con un estilo parlamentario que roza lo macarra y lo grotesco.

NO SE PUEDE demonizar el emprendimiento, espantar a inversión y encima bajo la hipócrita máscara de la socialdemocracia, la cual últimamente parece el camarote de los hermanos Marx (donde cabe todo el mundo). NO SE PUEDE insultar a medio país, enfrentarlo y polarizarlo a límites insospechados nunca vistos en nuestra joven democracia

Y, en definitiva, NO SE PUEDE defender un modelo caduco, trasnochado, creado y difundido por intelectuales como Marx y Engels, entre otros, en el siglo XIX en un contexto de revolución industrial, no en un contexto como el actual de libre mercado y con una democracia parlamentario representativa elegida por sufragio universal.

El ciudadano de a pie quiere comprarse un piso, tener un vehículo, un trabajo, salir adelante; no desvaríos y experimentos utópicos que no llevan a ninguna parte. La gente quiere hablar de empleo, de prosperidad, no del socialismo utópico ni del socialismo científico o del marxismo leninismo -que es lo único que ha leído él-.

La sociedad occidental ha aprendido sobre la quimera que dominaba media Europa que fue reducida a la nada y sucumbió bajo los cascotes tras la caída del muro de Berlín El castillo de naipes demagógico, tramposo y totalitario llega a su fin, el reinado de los Iglesias llega a su ultimo colofón próximamente en Madrid y no lo bastante corto ha sido. Cierre la puerta al salir señor Iglesias.

¡Informado al minuto!

¡Síguenos en nuestro canal de Telegram para estar al tanto de todos nuestros contenidos!

https://t.me/MinutoCrucial

Be the first to comment

Leave a Reply

Tu dirección de correo no será publicada.


*