El contencioso marroquí

En referencia a los hechos acontecidos durante la última crisis migratoria sucedida el pasado mes en la frontera hispano/marroquí en Ceuta, vamos a enumerar cronológicamente los orígenes de la crisis diplomática que tienen como actores principales a ambos estados: Marruecos y España.

El origen de dicho conflicto, tensiones diplomáticas o como se le quiera denominar al problema entre ambas naciones, se remonta a la época colonial en la que el actual estado marroquí estaba dividido en dos territorios ocupados cada uno de ellos por dos potencias europeas Francia y España, la parte norte (la cual incluía el Rif, Tánger, Tetuán como zonas destacadas) pertenecía a España y la parte sur, más extensa (la cual incluía a Rabat, Marrakech y Casablanca principalmente) a Francia, esa fue la división efectuada en los acuerdos franco-españoles de 1912 en la cual la parte norte del país llamado el Protectorado Español de Marruecos surgía como denominación de la zona norte del antiguo sultanato marroquí bajo soberanía española. 8 meses antes de dichos acuerdos Francia ya administraba su propio protectorado el cual incluía la mayor parte del territorio actual de Marruecos, y no fue hasta 1927 cuando no sin sucesivos conflictos se crearía y consolidaría el protectorado español de Marruecos el cual tuvo vigencia hasta 1956.

Marruecos logró su independencia política de Francia y de España el día 2 de marzo de 1956, retirándose Francia de Marruecos el día 7 de abril del mismo año y mediante acuerdos con España entre 1956 y 1958 Marruecos recuperaría la soberanía total de todos sus actuales territorios bajo la tutela de la monarquía alauita de carácter absolutista de Mohammed V (abuelo del actual rey de Marruecos) fundador del nuevo estado marroquí que conocemos en la actualidad.

Más tarde destacamos el episodio de la marcha verde iniciada el 6 de noviembre de 1975 la cual propició la ocupación por parte de Marruecos del Sáhara Occidental (territorio español ajeno a Marruecos hasta 1975), con el beneplácito de Estados Unidos y de Francia (aliados actuales de Marruecos) los cuales sostienen y dan oxígeno a dicho régimen para frenar el islamismo más radical proveniente de otras zonas como Argelia, Libia o Mauritania. También siendo Marruecos un aliado militar y económico de ambos. El Sáhara occidental era una región española hasta 1975, en la cual se estableció que al año siguiente se iba a efectuar un referéndum de autodeterminación en dicha zona para plantear su futuro como estado independiente a sus habitantes. Cosa que nunca se hizo ya que tras dicha marcha verde y por ende dicha invasión se firmaron los acuerdos de Madrid mediante los cuales España se retiró de dicho territorio.

El frente Polisario (el brazo armado independentista saharaui) el cual atentaba contra militares españoles en la época de la dictadura franquista en dicha zona, seguía atentando esta vez contra las autoridades marroquíes una vez ocupado su territorio por estos a finales de 1975, buscando la independencia y la proclamación del Estado Libre del Sáhara Occidental. Marruecos evidentemente defiende dicha ocupación y sus innumerables beneficios en una zona muy rica en caladeros de pesca y minas de fosfatos entre otras cosas.

Décadas más tarde, en 1991, la ONU emite una resolución en la que se ordena la descolonización marroquí de dicha zona y se obliga tanto a España como potencia colonizadora de la zona y a Marruecos como país ocupante a garantizar un referéndum legal en dicho territorio mediante el cual la población local (actualmente, de manera mayoritaria la población marroquí decida su futuro).

Dicha resolución incumplida (la cual ordena la descolonización de la zona) cuenta con el beneplácito y la protección de los Estados Unidos y de Francia como potencias aliadas del régimen alauita marroquí. Intereses geoestratégicos para establecer de Marruecos un aliado potencial de la OTAN que sirva como dique de contención del islamismo radical emergente el Libia, Argelia y otras zonas del Magreb, dicha alianza también tiene un factor de interés por supuesto comercial y fronterizo como tapón migratorio de población del África subsahariana hacia Europa.

Cabe destacar que España es miembro de la OTAN y de la UE y que los EEUU tiene bases militares e intereses económicos con nosotros, pero también Estados Unidos es aliado de Marruecos por los motivos ya enumerados. Cabe destacar que España es el principal zoco comercial de Marruecos y en consecuencia el país que más productos adquiere de dicho país, unas relaciones comerciales y estratégicas casi siempre excelentes las que han tenido siempre ambos estados: tanto Marruecos como España (salvo el episodio de La Isla del Perejil del año 2002 y poco más).

Entonces ¿Cuál es el origen de las tensiones actuales entre España y Marruecos? Indudablemente la acogida del líder del frente Polisario Brahim Ghali por parte de España para que recibiera tratamiento hospitalario por haberse visto infectado del virus covid 19, introducido de manera oculta en España y descifrado por los servicios secretos marroquíes. Lo cual demuestra una torpeza diplomática tremenda por parte del gabinete de la ministra González Laya, la cual ha puesto en riesgo toda una relación diplomática hispano-marroquí en la que Marruecos necesita a España ya que es su principal cliente en el ámbito turístico y de exportaciones y viceversa. Sin embargo, tampoco olvidemos que también España necesita a Marruecos como socio fronterizo para el imprescindible control migratorio (y más teniendo dos ciudades autónomas situadas geográficamente en el norte de África como son Ceuta y Melilla, además de pequeños territorios como el peñón de Vélez, Alhucemas…).

España necesita recuperar las relaciones diplomáticas con Marruecos para evitar una masificación migratoria de gran calado, la cual sería inasumible por nuestra densidad de población en ambas ciudades autónomas ya citadas con anterioridad, además debe de contar con Marruecos como un socio comercial (como siempre ha sido) y un país aliado en dicho control migratorio. Se debe de reforzar dichas fronteras con más efectivos los cuales lamentablemente no dan abasto, a de primar la diplomacia y la alta política de la que el equipo de González Laya carece ya que ha metido en un problema de gran magnitud a España y por ende a la UE, independientemente de que estemos en deuda con el Sáhara Occidental y que este territorio sea zona ocupada (en la actualidad la población marroquí supera a la saharaui en número en dicha región por su colonización tras la invasión y posterior éxodo marroquí a la zona a partir de 1975), las relaciones con Marruecos han de ser cordiales y en eso la dinastía que rige España (la borbónica) siempre ha contribuido, efectuando una gran labor diplomática.

La solución es posible pero difícil. España ha de pedir mediación a la UE y también por qué no a los EEUU. Nos jugamos mucho en materia de control migratorio y económico. Necesitamos dicho “tapón de contención” tanto del radicalismo islámico, como del flujo migratorio descontrolado y aunque el Reino de Marruecos regido por Mohammed VI sea un régimen tiránico, despótico, autoritario y por supuesto no democrático, lamentablemente es necesaria una relación de cooperación y reciprocidad con ellos.

Ahora parece que se está rectificando y Brahim Ghali regresa a Argelia (territorio donde vive en el exilio) esperemos que las aguas vuelvan a su cauce y que Marruecos vuelva a colaborar en materia migratoria, ya que es vital para nosotros. Además, España debe reforzar a los cuerpos y fuerzas de seguridad que se encuentran en nuestras fronteras ya que carecen de unas mínimas condiciones dignas tanto de salarios como de efectivos.

Asimismo, la UE ha de replantearse una política migratoria común ante los acontecimientos anteriores en Lampedusa (Italia) o Ceuta y Melilla (España) o Calais (Francia) y todos los países han de contribuir, reforzando efectivos en fronteras y desarrollando la política de cuotas de Merkel de manera más equitativa entre los países miembros teniendo en cuenta los índices de PBI y además de las posibilidades de asimilación de dichos estados. Sólo con una política común en materia migratoria, tendremos la Europa fuerte y unida que todos queremos y necesitamos.

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