Tontxs

El Gobierno de España piensa que los españoles somos imbéciles. Piensa que somos una suerte de rebaño continuamente mareado con temas de actualidad absurdos y que, por ello, somos incapaces de pensar por nosotros mismos y darnos cuenta de la que se nos está viniendo encima. Ahora la pantalla de humo con la que intentan hacernos olvidar la realidad es la “semana del Orgullo”. Básicamente se trata de una manifestación ideologizada y politizada normalmente para aplaudir a PSOE y Podemos -aunque Partido Popular y Ciudadanos, año tras año, intentan hacerse hueco de una forma lamentable- y para que algunos pidan derechos que ya tienen. Porque todos y cada uno de los asistentes a la manifestación conocen el artículo 14 de la Constitución o, al menos, eso sería lo deseable. Pues bien, en este verano de indultos, subidas en la factura de la luz, el frenazo del turismo y la consecuente caída económica, el ovillo de lana con el que pretende entretenernos Moncloa es la “Ley Trans”, una legislación que permite a un niño de 16 años el decidir mutilarse sin ni siquiera previo consentimiento paterno -aunque la “bestialidad”, va mucho más allá en esta Ley-.

Debo corregir la entradilla del presente. Hay algunos que sí caen en la trampa. Sí hay rebaños entre nosotros. Ahora tenemos colectivos LGTBI enfrentados contra las entidades feministas por la tramitación de esta Ley. Es decir, Podemos contra PSOE. ¡Y hasta han llegado a las manos! Parecen no darse cuenta de que lo que les une a todos, todas y “todes” es algo mucho más importante que lo que los separa. Algo que golpea duramente a todas y cada una de sus familias. Algo que está poniendo en peligro la situación de miles de hogares en toda España. Y es que todos, todas y “todes” vais a pagar un 44% más en la factura de la luz gracias al oligopolio que ahora defendéis a ultranza. ¡Valientes papanatas!

Iván Redondo lo ha vuelto a hacer. La Ley Trans no es más que un cebo para que Podemos entre como un morlaco a embestir el capote. Iván ya volvió loco a Iglesias y ahora que tiene enfrente a un pollo sin cabeza ya ni les cuento. Les ha tumbado todas y cada una de las más representativas promesas electorales (regulación del alquiler, rebaja del coste de la luz, la reforma laboral, etc.). Los ha herido de muerte. Y Sánchez gana. Siempre gana. Pero el resto, a los que nos preocupa el devenir de España, ya estamos cansados de que nos intenten torear. Ya sabemos quién es quién, qué es qué y cuándo ha llegado el momento de no soportar más a este atajo de indeseables que se apoltronan en los sillones azules del Congreso de los Diputados. La España que conocemos está a punto de desaparecer porque se ha puesto en marcha la maquinaria para terminar de construir los grandes muros que terminarán por dividirnos: la lengua, el agua y la seguridad de las familias.

El asunto de los indultos. O el de la Ley Trans. O la subida de impuestos. Nada de ello es un fin en sí mismo. Son pasos que da la izquierda en cumplimiento de su infernal agenda ideológica. Hay que combatir todas esas medidas injustas, sí, pero no podemos detenernos demasiado con las piedrecitas del camino cuando tenemos una roca gigante rodando hacia nosotros que ni Indiana Jones se la saltaría.  La lengua, el agua y la seguridad de las familias. Son los pilares que vertebran España. Si merman esas estructuras, todo se vendrá abajo.

El agua como vertebrador económico y de desarrollo de los pueblos y ciudades de España. Las grandes naciones siempre han nacido y crecido junto al mar o a un gran río por algo. El recorte del trasvase Tajo-Segura para secar las provincias de Alicante, Murcia y Almería es otra jugada más que se ha de sumar al abandono de un Plan Hidrológico Nacional que ejecute por fin el principio de solidaridad entre los territorios: que las cuencas excedentarias trasvasen agua a las cuencas deficitarias. Más sencillo aún: que la España húmeda de el sobrante a la España seca. Al fin y al cabo, el agua es de todos.

La lengua. El español. Hoy, arrinconado y vilipendiado a un segundo nivel por detrás de las lenguas regionales. Es la lengua de más de 500 millones de personas en todo el mundo y lo que hace que Rufián pueda entenderse con Urkullu -aunque les duela-. Otro muro más a levantar por una izquierda enemiga de lo común.

La seguridad de las familias: seguridad económica -para garantizar la estabilidad a través del empleo-; seguridad física -que puedan salir tranquilamente a las calles de sus pueblos y ciudades-; seguridad jurídica -para que no puedan sufrir una de las cientos de ocupaciones ilegales diarias que se dan en España y que deja a las familias tiradas en la calle-. Estos tres pilares son los que sustentan nuestro Estado de Derecho y vertebran nuestra Nación. Nos jugamos mucho. Nos jugamos todo.

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