G.E.O., valores y niños

He visto la serie documental “G.E.O. Más allá del Límite” con mi hijo pequeño. De hecho, fue él quien me dijo que había una nueva serie que debíamos ver, cosa que me llenó de orgullo, doce años y una admiración poco común, hoy día, por las fuerzas y cuerpos de seguridad. Observando la serie y escuchando los comentarios de mi hijo, me di cuenta de lo positivo que sería que documentales así se programaran en los colegios e institutos, porque uno se piensa que ser policía es rellenar una aplicación y vestir un uniforme, cuando es mucho más que eso, más aún en nuestro país, donde los cuerpos de seguridad están denostados.

Lo que digo, teniendo en cuenta el gobierno socialcomunista que impera en España es tarea imposible. Lo sé, la policía tiene al enemigo dentro del propio Ministerio que debería protegerles. Lo vemos cuando son atacados en Cataluña, cuando intentan cumplir su tarea y por ello son degradados, cuando el gobierno encuentra fondos para ese Ministerio de Igualdad, que no es más que un gallinero de infelices llenas de frustraciones que convierten en leyes, pero nunca hay fondos para chalecos antibalas u otras necesidades. Lo vemos, también, con la reforma de la Ley de Seguridad Ciudadana que pone en situación de peligro e indefensión a los policías convirtiéndoles en taxistas de los delincuentes. Los pone, una vez más y de forma inquebrantable, a los pies de los caballos. Pero qué se puede esperar de una reforma realizada por los socialistas, que han pactado con quiénes tienen las manos manchadas de sangre de policías, qué se puede esperar de los comunistas de Podemos, entre cuyas filas hay delincuentes que patean y atacan a nuestras fuerzas del orden.

En España impera la degradación de los valores. La ley, el orden, la disciplina, el espíritu de compañerismo, los sentidos de la responsabilidad se arrinconan, la izquierda prefiere enseñar a los menores diversidad sexual, familiar y de género desde su propia e ideológica perspectiva, eso sí, entre murales donde se escribe la palabra “respeto” o “stop a la violencia de género”, sin mostrar el mínimo interés que ese respeto o ese freno a la violencia se dirija hacia nuestros ángeles guardianes de uniforme. En los centros de educación secundaria se reparten libros con temática LGTBI (no sé si me dejo alguna letra), pero a ningún menor se le dará la oportunidad de conocer a nuestros cuerpos y fuerzas de seguridad, más allá de alguna escueta charla sobre cómo cruzar las calles cuando están en primaria.

La serie “G.E.O”, que se centra en las pruebas que deben pasar los candidatos de la Policía Nacional para entrar en el cuerpo de élite, enseña por encima de todo, valores. La importancia del compañerismo, del grupo, de la responsabilidad, del compromiso, la unión y también el sacrificio. Todo ello sin importar las tendencias de cada uno, muy al contrario de lo que desde este gobierno se quiere enseñar, que no es más que dar protagonismo a tus tendencias en detrimento de los valores. Con quién te metes en la cama no determina quién eres, no te hace merecedor de méritos, pero formarte con la enseñanza de cierta entereza moral sí que va a determinar quién eres, con esas raíces no cabe duda de que nuestros hijos se convertirán en personas que respeten y no ejerzan violencia. Les enseñará el significado de fidelidad y lealtad, que, aunque parezcan lo mismo, son dos cosas muy diferentes, en vez de palabras que se denominan inclusivas y no son más que una forma de degradar un lenguaje, sin que por ello se incluya a nadie más que a los clientes ideológicos de los partidos que llevan el timón de España.

Es triste ver cómo hay jóvenes que no saben quién es Ortega Lara o Miguel Ángel Blanco, que no saben quiénes han luchado y dado su vida por acabar con una lacra llamada ETA, pero que piensan que Otegi es un líder político que lucha por la paz y los derechos humanos. Otegi y sus secuaces, los socios de gobierno, no se jugaban la vida por un mísero sueldo, la arrancaban de cuajo y se enriquecían con ello cobrando un impuesto revolucionario.

Luchen para que sus hijos conozcan a nuestros cuerpos y fuerzas de seguridad. Son los que mañana les salvarán de caer en las garras del desprecio a la vida, quienes mañana les darán el bagaje para respetar a sus semejantes y quienes se convertirán en nuestros futuros héroes, que es lo que realmente son las personas que forman, hoy día, los cuerpos y fuerzas de seguridad de España. Que nuestros niños sean éstos y no los que esconden los titulares de la prensa subvencionada.

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