Matrioshka

En un mundo hiper mediatizado pero realmente desinformado, manipulado, lleno de poses, de apariencias, de despilfarro de egos, de intolerancias y de ansias incontroladas de poder que sacien tanta necesidad de enmascarar la auténtica falta de felicidad y de realización personal aparecen, cada vez más de menos en cuando, auténticas víctimas de este proceso de deshumanización forzosa al que nos están llevando a través, precisamente, de ese proceso de insatisfacción permanente. Muchas de esas víctimas pagan con su propia vida en un acto de heroísmo la solución a sus conflictos internos; un acto heroico por su incapacidad de poder seguir resistiendo el dolor del alma aunque también por la cobardía de no sacar de este mundo la fortaleza suficiente como para vencer en esa guerra.

Otras son las víctimas directas, físicas, de los conflictos generalmente no creados por ellas mismas, sino por otras personas. El más terrible de todos, la guerra, conocida como uno de los caballos del apocalipsis, del final de los tiempos en lenguaje bíblico. Para los que aún tenemos alma, ver esos cuerpos inertes, sanguinolentos y sin aliento de vida esparcidos en las calles, en carreteras o ciudades, representa la barbarie suprema reflejada en unas víctimas a las que se les quita la vida sin razón, sin culpa, y que son arrebatadas a unas familias, amigos y entorno en el que dependen emocionalmente de su existencia.

Arrancan vidas humanas por la avaricia desmedida y por la trágica razón de un ego o avaricia que no conoce límites; sólo demuestran con sus acciones su inutilidad para formar parte de un Gobierno que decida, ya que no son capaces de preservar la vida de los suyos ni de los otros, no tienen la capacidad de la negociación sobre temas que presuponen justos y sólo entienden el lenguaje de la imposición. Y esto a pesar de que los hay que se dan golpes de pecho de demócratas. Son gente que entienden la vida como una selva en la que hay que conseguir ser el rey y comerse a los demás antes de que los demás te coman a ti por ser incapaz de defenderte. Auténticos psicópatas sin escrúpulos.

Lo siento, hoy es la tristeza, la impotencia y la desolación las que alimentan mis palabras. Está claro que el error no es que exista la ONU, o la OTAN. Lo triste es que estas organizaciones hayan nacido y avanzado en el complejo de su propia existencia y sin un concierto legal internacional que les atribuya la capacidad de actuar ante barbaridades como la cometida en estos momentos en Ucrania.

Que Putin es un ser despreciable no es nada nuevo para muchos, a pesar de que algunas formaciones de extrema izquierda en nuestro país, hasta hace poco, curiosamente, lo adulaban y defendían. Hoy lo utilizan como moneda de cambio para poder usarlo como arma arrojadiza contra la OTAN. ¿Pueden ser más cínicos y sinvergüenzas?

Decía que el hecho de que Putin sea un ser despreciable no es nada nuevo, habida cuenta de la multitud de acciones criminales que se le atribuyen no sólo en Rusia sino en el mundo entero. Lo del ser oscuro que encarna a Putin tiene una serie de motivaciones muy claras. Un ser oscuro se mueve en la clandestinidad, por lugares y a través de formas de actuar en las que no pueda ser reconocido pero, especialmente, a través de ser encubierto, de establecer una serie de capas que cubran su autoría, que despisten, que sirvan de señuelo. El poder de Putin no se establece a través de una red, como es habitual concebir hoy en día. El poder de Putin es el poder de lo oculto, el poder de una Matrioshka en la que la muñeca que se ve en el exterior no es él. Putin se agazapa en el centro desde donde controla, dirige y organiza todo un entramado para conseguir cada uno de sus objetivos.

Hemos vivido, desde que Putin está en el poder, cómo sus rivales políticos han sido asesinados, en algunas ocasiones utilizando instrumentos de guerra química. Hemos sufrido, especialmente en Europa, como desde Rusia se han establecido estrategias de comunicación a través de Internet y especialmente de redes sociales con el objetivo de introducir continuamente fake news, informaciones inciertas, redireccionamientos de la opinión pública y apoyo desbordado a todos los nacionalismos de Europa, especialmente en Cataluña, con el objeto de desestabilizar a la Unión Europea, de restar poder a la vieja Europa.

Hemos comprobado cómo en su propio país ha impuesto un régimen autoritario en el que se vulneran continuamente los Derechos Humanos. Desde considerar admisible dar palizas a homosexuales, pegar, enjuiciar y encarcelar a periodistas o acabar con derechos como el de reunión o la libertad de expresión. Son algunos de sus logros. Un régimen que ha contado en nuestro país con el apoyo de un partido que está en el mismo Gobierno de España, PODEMOS, como bien reflejó una de las más prestigiosas revistas de difusión internacional, The Economist.

Los límites de Putin siempre han estado protegidos por esas figuras que, una encima de la otra, lo colocaban en un centro de la muñeca fuera del alcance del resto del mundo. Entre esas muñecas también ha habido actores internacionales, como los regímenes bolivarianos de Latinoamérica o la propia China, con la que tantos años compartieron ese régimen comunista que parece que al presidente ruso le provoca tanta nostalgia. Yo siempre dije que la ideología es una excusa para que aquellos que quieren el poder se justifiquen en su guerra por conseguirlo y mantenerlo. En Putin esto se hace realidad porque hasta su propio partido es tanto más cercano a un instrumento fascista como demuestra ser un retorno a la opresión de los bolcheviques. Todo sirve de excusa. Todo son muñecas que adornan por fuera la podredumbre de un ser cínico y psicópata. Uno de esos locos que tanta tinta roja han derramado en la Historia de la Humanidad en los últimos dos siglos.

Sabemos desde hace tiempo que Ucrania era un objetivo para Putin. Con su invasión, además, ha cometido terribles crímenes ya a día de hoy que van contra los acuerdos internacionales de guerra, como son los ataques a civiles o a edificios civiles. Algo tipificado como una falta grave según el Estatuto de
Roma de la Corte Penal Internacional y su base en el Derecho Internacional Humanitario
.

Todo en Putin es desconcertante pero, quizás, una de las cosas que más pueda producir esa sensación en estos momentos es pensar si Ucrania, como tantas de las muñecas que lo cubren, es un objetivo o es una excusa más para conseguir otros fines. La posición de Europa se ha debilitado.

España está haciendo un ridículo mayúsculo que amenaza fuertemente a su economía y parte de la de Europa por sus políticas energéticas, al finalizar la generación de energía a través de centrales nucleares antes de tener una capacidad suficiente de producción de energía alternativa denominada no correctamente limpia, y también al haber fracasado, por sus enfrentamientos con Marruecos, en su intento de que no se cerrara el gaseoducto que nos servía el gas desde Argelia.

Pero si estamos con un Gobierno de coalición en el que uno de los partidos ha apoyado abiertamente a Putin y cuando ha visto que es contraproducente poder seguir haciéndolo no ha tenido otra que acatar a la OTAN. ¿Y luego queremos que a nuestro país a través de nuestro Presidente del Gobierno se le tome en serio, hasta que sea considerado un aliado de EE.UU.?

No puedo finalizar este artículo sino también denunciando la actitud de VOX, que no ha tenido otra cosa que responsabilizar a Europa de la invasión, por parte de Rusia, de un país libre e independiente como es Ucrania. El lobo asoma cada día más su patita, especialmente en su extraordinaria relación con el primer ministro húngaro, el extremista Vicktoir Organ, otro de los que se saltan los derechos fundamentales por el forro y hace uso del mismo belicismo que ahora condena VOX con la boca pequeña pero justifica con la grande ensuciando a Europa. Debería darles vergüenza.

Siempre os he dicho que los extremos, por detrás, van de la mano. Y así parece que en esto también se ponen de acuerdo. De hecho en el Parlamento catalán asumieron la misma postura de no condena junto con la CUP. Quién lo iba a decir. Hoy os he presentado un thriller de la trascendencia de Lo que la verdad esconde. Una película con intenciones, con algunos puntos fuertes, pero demasiado obvia y que no pasaría a la historia por su calidad como obra cinematográfica si no fuese por la calidad de sus actores y su éxito de taquilla, algo que no afina en absoluto con la mala calidad del argumento. Lo que más asustan son las secuelas.

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