Netflix cada vez apuesta más fuerte, y en esta ocasión me gustaría hablar de una de las mejores series de época que la plataforma está creando basada en una saga de nueve libros, todos con diferentes títulos, cuya creadora se llama Julia Quinn y que cuenta las aventuras amorosas de una familia de ocho hermanos. La primera temporada coincide con el primero; «El duque y yo» y su popularidad no se hizo de rogar, creciendo como la espuma en muy corto espacio de tiempo. Según parece, si no cambia nada, todo indica que va a seguir el orden, ya que hace unos días se estrenó la segunda y concuerda también con la estructura original. Aunque ahora mismo no hablaré de «El vizconde que me amó», lo dejaré para más adelante.
Me encantan los libros y las series de época (no todos, evidentemente), pero me fascina los que logran transportarte a aquellos tiempos y provocan que lo vivas como si fuera real. El 1 de septiembre de 2019, una servidora caminaba por el característico empedrado de las calles del centro de Bath (Inglaterra) con dos amigas con las que había salido a comer, cuando me topé con lo que parecía el rodaje de una película. Carruajes, caballos, actores desconocidos vestidos con ropajes antiguos y una foto que me llevé para el recuerdo. Al final averigüé que se trataba de una serie y que una de las protagonistas sería Julie Andrews (me encanta esa actriz), sin embargo al verla me di cuenta de que no salía físicamente, sino que era la voz en off de «Lady Whistledown»; la pluma afilada que lleva de cabeza a la mismísima reina con sus descarados panfletos.
Se estrena la serie y el escándalo no se hace de rogar consiguiendo sobrepasar la pantalla, ya que nos encontramos con no solo mucha parte de la nobleza de raza negra, sino que también alcanza incluso la realeza. Situación, que en lo personal, me resulta deliciosa (entre otras cosas porque menudo duque, más lindo que un sol) y además tanto él, la reina o lady Danbury, por citar a algunos, recrean sus personajes de forma brillante en mi opinión. De hecho, pienso que ya era hora de que se rompiera esa barrera (puesto que no es histórica, es ficción), y este innovador planteamiento le otorga una riqueza que encuentro absolutamente arrolladora y necesaria. Como era de esperar, la controversia estaba servida y no a todo el mundo le pareció correcto, no obstante a pesar de esas opiniones negativas, ha conseguido salir airosa y convertirse en una de las series más vistas, lo que me lleva a darme cuenta de que quizá la sociedad no esté tan perdida y en algo sí hemos avanzado; ¿o sigue siendo postureo y pretensión? Esperemos que no.
La historia comienza con la presentación de Daphne Bridgerton en sociedad; un despliegue de futilidad social en las que las mujeres se ofrecen como carnaza al mejor postor, no siendo dignas de aspirar a nada más, ni siquiera a heredar. Todo un despropósito, ya que casarse por amor en la mayoría de ocasiones era una hazaña imposible de conseguir. Algo que parece ser que la matriarca de la familia sí consiguió con su matrimonio y alberga esperanzas de que sus descendientes consigan; una delicadeza que no siempre se podía apreciar con otras familias.
Después aparece en escena el flamante duque, Simón Hastings, con una infancia un tanto perturbada y un odio tremendo hacia su padre; y con toda la razón si me permitís añadir. Ese rencor le lleva a prometer en el lecho de muerte de su progenitor que jamás tendrá descendencia y que así morirá el apellido; sentimiento que entiendo y comparto, pero no a expensas de lapidar tu propia felicidad por ello. Se van mostrando los vaivenes de las tribulaciones del duque y sus malentendidos con la que se convierte en la dueña de su corazoncito, a la vez que te muestran las personalidades y preocupaciones de cada uno de los miembros de la familia Bridgerton; sus aspiraciones y sus pasiones.
Sexo, drogas, música actual armoniosamente adaptada a la época, ropa exquisita, cotilleos, mucho drama, una impecable fotografía y un montón de pretensión, se combinan y dan lugar a una serie fresca, original y simpática que debe ser vista. Añadir que uno de los mejores personajes es sin duda lady Whistledown y sus notorias batallitas con la reina, además de descubrir al final quién se esconde detrás de ese seudónimo con la más absoluta sorpresa (situación que parece ser que han cambiado de los libros), puesto que logramos apreciar que nada detiene a esta audaz escritora y que en ocasiones es tan terrorífica como digna de admiración.
En definitiva; es una serie cautivadora, con caras nuevas prometedoras que no deberías perderte, puesto que demuestra que en un Londres alternativo en la época de la regencia lo cortés no está reñido con lo valiente y que aunque la sociedad siempre ha seguido un mismo patrón, hay veces que este puede romperse de forma armoniosa sin perder su calidez.
Escritora Alicantina, amante de la cultura, el arte y la literatura a partes iguales. Soñadora que se identifica con la belleza de las pequeñas cosas, la naturaleza y la autenticidad.
«Si miras al abismo, el abismo devuelve siempre la mirada»
Friedrich Nietzsche
Poner realeza negra no sólo es ridículo sino que es una concesión peligrosa a la cultura woke
Hola Susana, no sé dónde lees que pongo realeza negra… En mi texto eso no está, eso para empezar.
Por otra parte comparto una afirmación que se hizo en su momento y que no gustó, acerca de nobles de raza negra (nunca existieron, al menos no en aquella época en Inglaterra, ni tampoco una reina).
Así que de verdad no entiendo de dónde sacas lo ridículo o que he ofendido a alguien …