Medio millón de ganaderos, agricultores, pescadores y gente relacionada con el mundo rural se echó a las calles el pasado fin de semana colapsando las calles de Madrid, 400.000 concretamente según fuentes organizadoras, todas ellas sin el apoyo ni la movilización de UGT, CCOO, ni ningún otro sindicato, algo jamás visto en democracia. Pero sigamos que la cosa aquí no queda.
El pasado domingo otras 10.000 personas se congregaron en la capital a favor del derecho a la vida tan criminalizado hoy día. Otras 2.000 el anterior viernes en defensa de la libertad del pueblo saharaui, en contra del reconocimiento por parte del ejecutivo como autonomía del reino de Marruecos y más de 5.000 transportistas recorren diariamente autopistas, carreteras y grandes avenidas exigiendo la dimisión de la ministra de transportes. Todo ello, no olvidando la gran concentración del pasado sábado en defensa de las víctimas del terrorismo, pidiendo reconocimiento y justicia para sus familiares que se saldó con la retirada de la «Medalla de la dignidad» a Marlaska por su traición a los asesinados y sus familiares. Resumiendo, España ha dicho basta y de repente todo ha estallado.
Ni ultraderechistas, ni voxeros, ni dirigidos por Abascal, ni demás tonterías. Gente humilde y trabajadora de todas las ideologías: el campo español que nos alimenta, al que el gobierno asfixia y mata de hambre, olvidando el pequeño detalle que si ellos no producen la ciudad no come. Las clases medias, a las que el gobierno a impuestos ahoga, incapaces siquiera de pagar la factura de la luz mientras ellos corren el riesgo de sufrir hiperuricemias como consecuencia del elevado ácido úrico causada por el marisco en sangre. Nuestros suministradores, a los que se les ofrecen rebajas de 20 céntimos por litro de gasolina cuando la subida ha sido de 80 y se les prometen ayudas directas de 1.000 millones de euros que a su vez salen de los impuestos de esos mismos contribuyentes con su correspondiente subida para su recaudación. En definitiva, migajas o muletas después de habernos partido las piernas, intentando adoctrinarnos en su dependencia y debiéndoles encima de estar agradecidos ya que gracias a ellas podamos volver a caminar. Socialismo.
No obstante, pese a la situación en la que el irrelevante internacionalmente “Antonio” ha sumido a este país, seamos positivos sacando nuestras propias conclusiones de las anteriores concentraciones sociales, todas con un elemento común, la izquierda está perdiendo la calle y sin ella electoralmente están literalmente muertos. Ni a 500 personas consiguieron reunir entre CCOO y UGT, pese a todos los liberados que engrosan sus filas para protestar contra la bajada de impuestos, 800 veces menos que agricultores y ganaderos. No hay más preguntas señoría. Ya no engañan ni al médico por muy alcoholizados que asistan y les cueste distinguir las vocales de las consonantes en su manifiesto final.
Españoles, las encuestas así lo reflejan, es nuestro momento, el momento de recuperar la España que nos han robado, sus mentiras empiezan a tener las patas muy cortas por mucho que diariamente saquen a Franco, Ayuso, Aznar, Rajoy, Putin o Vox a la palestra a relucir, vendiendo inexistentes ultraderechistas cortinas de humos que tapen sus fechorías. La irrelevancia de nuestra potencia a ojos internacionales está llegando a límites vergonzosos por culpa de inútiles dirigentes, en los cuales el gran damnificado es el pueblo español. Echémonos a las calles, apoyemos a nuestros compatriotas, hoy por ellos y mañana por nosotros y rememos todos juntos en la misma dirección con un objetivo común, levantar España.
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