La palabra Vs la mentira

El ser humano es interesado por naturaleza, pero eso lo vamos descubriendo con el transcurso de los años y las experiencias. La palabra es un elemento que nunca debe faltar en alguien, para poder corroborar que esa persona merece la pena y que tiene principios, algo de lo que se carece en esta sociedad en la que muchos están dispuestos a zancadillear o ponerle trabas al de al lado, en vez de apoyarnos los unos a los otros para llegar juntos a la meta. Cuando queden unos metros y al mismo tiempo se tenga al resto de ‘corredores’ a una distancia considerable, ahí es donde, entre dos, la carrera se la disputarán. Es en ese momento cuando quien debe ganar demuestra ser el mejor practicando el ‘fair play’ que hoy en día parece no existir en esta jungla llamada el mundo de la comunicación, que engloba a periodistas, articulistas y comunicadores en general. La estrategia no tiene porqué ir reñida con la mentira, pero tampoco con la falta de escrúpulos. Hay personas que prometen y te venden una imagen que, luego, en cómputos globales, faltará a la verdad, a su verdad.

Hace tiempo escuché a una ponente que acudió a mi universidad decir que, para ser buen periodista o comunicador, primero uno ha de ser buena persona. Al principio, poco después de graduarme en Periodismo, lo primero que pensé, tras ir relacionándome con gente del gremio, es que, en este mundillo plagado de disfrazados, lo que prevalece es comer orejas. Con el paso del tiempo, las palabras de aquella profesional hicieron mella en mí, concretamente hace unas semanas. ¡Qué razón tenía esa mujer! Y ahora es cuando me preguntaréis, ¿a qué se debe ese cambio, Jonathan?

Pues muy fácil. El propio Abraham Lincoln, hace siglos, llegó a citar una frase que acabó pasando a la historia y que dice así: “Se puede engañar a algunos todo el tiempo y a todos algún tiempo, pero no se puede engañar a todo el mundo todo el tiempo”. En estos mundos, las sonrisas y las buenas palabras pueden valer para un momento, un mes o incluso durante un par de años. Pero cuando no son honestas y van cargadas de intenciones interesadas, acompañadas de mentiras, eso se acaba descubriendo y acabas desenmascarando a la persona que presumía de tener palabra cuando le convenía, pero después se hacía un Groucho Marx de manual. Sí, esa misma frase que dice así: “Estos son mis principios, pero si no le gustan, tengo otros”.

Este escrito no va por nadie en concreto, pero sí  por aquellas personas que te muestran una cara y luego tienen otra. Es decir, no va por uno, sino que va por unos cuantos, especialmente dirigido a aquellos cuya conciencia no estará tranquila por faltarles algo de lo que nunca en la vida se debe carecer: la palabra. Mi manera de pensar no consiente la mentira. Prefiero una verdad en la cara, aunque duela, que mentir y, al descubrirse, quedar como un falso y cobarde con fines interesados. Todo el mundo en estos círculos actúa como relaciones públicas, todo el mundo quiere progresar en este gremio, pero creo también que hay unos cuantos que buscan lograrlo con la mentira y la falsedad y eso hará que se estanquen, aunque puedan tener por segundos su minuto de gloria.

Abraham Lincoln, el presidente de los Estados Unidos que cité anteriormente, llegó lejos porque fue una persona íntegra. Querido u odiado, pero alguien con principios. Ser infiel a una persona no estará bien, pero es peor aún serlo a uno mismo, porque los guiones te los pueden creer unos u otros, pero a ti mismo jamás podrás engañarte y el cargo de conciencia de cuando uno no actúa bien quedará para la posteridad. Incluso una vez muertos, el cuerpo se marchitará, pero el alma perdurará y el cargo permanecerá.

Quiero reiterar que este artículo no va dirigido a una persona concreta. Sí así fuera, no me importaría dar su nombre. Pero como está inspirado en muchos que, en el pasado o en el presente, me han tratado como un ‘primo’ por ser “joven” -que ya no lo soy tanto- quiero que se den por aludidos en cuanto lean mis impresiones. También me dirijo a los del futuro que pretendan insultar mi inteligencia. Uno puede ser novato en un mundo que es una jungla, pero eso no implica que aquí servidor no esté preparado para “atacar” con el mayor don que puede tener el ser humano: la palabra.

Nada más que decir, puesto que estoy en periodo de exámenes. Quise aprovechar este momento de inspiración para compartir una serie de pensamientos a los que os hayáis parado unos minutos para leerme. La palabra Vs la mentira, siempre en favor de la palabra, aunque esto suponga llevarte mal con alguien por no bailarle el agua. Como bien dije, no hay cosa mejor que tener la conciencia tranquila, siendo fiel a tus creencias y principios.

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