Globos espía y vigas nacionales

Los americanos saben hacerlo. Bien o mal, todo lo hacen a lo grande. No tienen inconveniente en modificar el tiempo de descanso de un partido de fútbol, americano, cómo no, para meter un espectáculo de luces y música en el que aparece una diva mostrando a todos los espectadores de la Superbowl, que no son pocos, una más que incipiente barriga de embarazada. Y de la misma manera son capaces de poner en el aire una serie de globos con el fin de tener a medio mundo discutiendo si son espías chinos o alienígenas que tienen ganas de bajar a este planeta Tierra, todo ello con el fin de desviar la atención del descarrilamiento del tren con vertidos tóxicos en el estado de Ohio. Al menos eso es lo que dicen las teorías más conspiratorias.

Mientras tanto, en este nuestro querido país, nos dedicamos a entrar en ese mismo juego mientras descarrilan otro tipo de trenes. O no llegan a hacerlo, ya que no terminan de estar en circulación porque alguien no fue en su día a clases de matemáticas y claro, la medida del vagón no cuadra con la del túnel, cántabro, para más señas. Revilla dale erre que erre continuamente con el ferrocarril y cuando casi los tiene, los números, en este caso medidas de longitud, no cuadran. Como tampoco le cuadra a la Unión Europea los euros que había enchufado para dicho proyecto y ahora pide explicaciones. Al menos, ha habido un par de dimisiones, algo que honra a los protagonistas, porque en España reconocer los errores, es algo que se borró del diccionario de muchos.

La cuestión es que, en la política nacional, concretamente, entre los que tiene la llave del Gobierno, reconocer que las cosas están mal hechas, como que no. Volver a enumerar los errores de la ley del “Solo Sí es Sí” es demasiado repetitivo, aunque no por ello menos insultante, principalmente para las víctimas. Lo que parece que se está dejando de lado es la actitud de quienes tienen el bastón de mando. Da la sensación, o al menos ellos la tienen que, por el hecho de disponer de un sillón en el Gobierno, todo lo que hacen o dicen está bien. Se creen que están por encima de quienes les han votado, muchos de los cuales se estarán tirando de los pelos. Ya no es cuestión de leyes, ya no es cuestión de presupuestos, ya no es cuestión de carreras, es un asunto de ética y dignidad.

Lo que no puede ser es que una ministra que ha cometido uno de los mayores errores de la democracia española, siga en sus trece simplemente por ser incapaz de reconocer el mismo. No solo no lo admite, sino que ataca e insulta a todo aquel que ve lo que ella no ha visto. Lo que es intolerable, es que haya un Presidente del Gobierno que esté vaciando los bolsillos de los españoles y luego les regale subvenciones y otro tipo de ayudas económicas. Pero aún es más sangrante escuchar a sus compañeros de fatigas enorgullecerse, por ejemplo, del éxito que ha tenido su bono de comida. Claro, cheque-alimentación suena mejor que cartilla de racionamiento…

Pero mientras ese tipo de disparates ocurren, es decir, la gente no llega a final de mes, la clase media es cada vez menos media, las cifras de paro se disparan, el abandono escolar y el nivel educativo crecen inversamente… todos esos asuntos, que son lo que realmente interesan y preocupan a los ciudadanos de este país, el Partido Socialista Obrero Español en compañía de sus socios de Gobierno se dedica a lanzar sus particulares globos espías o, dadas las circunstancias, marcianos. Y así, mientras se discute si matar una rata conlleva más pena que dar una paliza a una persona, o cuál es verdadero motivo por el que Belarra no lleva ropa interior, no se habla de que España va en picado; económicamente y, lo más preocupante, sociológicamente.

Porque el votante puede haber creído en un proyecto, el afiliado de un partido puede ser el mayor defensor del ideario político del mismo, todo lo que usted quiera. Pero cuando día tras días se sufren, no solo los malos resultados de esos proyectos, sino la actitud chulesca y sectaria de quienes los dirigen, existe un grave problema de fondo si se les aplaude.

Y eso, estimado lector, esa falta de crítica, es la peor de las enfermedades que puede sufrir la sociedad, española, americana, china… cualquiera. Ya es hora de olvidarse de la paja superficial con la que el Gobierno rellena cada día paginas y horas de informativos, y fijémonos en las vigas que pretenden cegar al votante nacional, que bastantes problemas están desangrando España como para preocuparse si los extraterrestres llegan en globo o en compañía de Rihanna.

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