¿Eran seis los debates que proponía el señor Sánchez hace unos días? Después de lo de la pasada noche, le habrá quedado claro que con uno ha resultado más que suficiente, es más, si hubiese sido un poco más corto, lo hubiese agradecido. Menos mal que hubo tiempos de descanso (y se supone que retoques) porque las gotas de sudor empezaban a relucir en la frente del socialista.
Como todo en esta vida, las versiones u opiniones difieren según el punto de vista desde el que se analicen; para el público de Ferraz, Sánchez se habrá erigido en ganador, mientras que en la calle Génova, el debate se lo habrá llevado Feijóo. En lo que sí que estarán de acuerdo todos los espectadores que el lunes por la noche sintonizaron Atresmedia, es que Pedro Sánchez es un maleducado. Porque debatir es eso, un intercambio de opiniones en las que es inevitable que las partes terminen pisando las actuaciones. Pero la estrategia del Presidente del Gobierno, o más preocupante, su forma de ser, de interrumpir continuamente a Alberto Núñez Feijóo, resultó de muy mal gusto para el público y no dejó muy bien parados a los moderadores que quizás deberían haber intervenido en más ocasiones.
Y no solo esas continuas interrupciones o comentarios de fondo aburrieron al personal. Las continuas menciones a VOX hicieron que más de uno se preguntara con quién estaba debatiendo el líder socialista, si con Feijóo o con Abascal. Ya se dijo anteriormente en Minuto Crucial que esa iba a ser la brújula de la izquierda: VOX, Abascal, ultraderecha son el norte hacia el que se dirige la nave socialista sin darse cuenta, o a lo mejor sin querer hacerlo, que ese discurso no tiene recorrido, es más, quizás lo que están consiguiendo es que el español indeciso se decida a dar su voto a los populares porque lo que tienen muy claro es que con gobiernos de izquierdas como el que aún “disfrutamos”, no se llega a ninguna parte.
Pero uno de los aspectos en los que, a juicio de la que suscribe, el Presidente Popular venció al Socialista fue en la credibilidad. Y eso escuece porque quizás sea una de las características que más beneficia a un político. Por mucho que Sánchez se empeñase en decir “mentira” una y otra vez a los datos que le mostraba Feijóo, las cifras están ahí, incluso se los mostró en papel, y como le dijo el líder de la oposición, “los datos no son opiniones”.No basta con decir que España va como una moto o poner cara de circunstancia y sentirse ofendido cuando tocó hablar del Sí es Sí o alardear de vivienda pública. Si la economía española fuese la primera de Europa, los números hablarían por sí solos. Si la Ley del Solo Sí es Sí fuese útil para luchar contra esa lacra que sufre la sociedad española, los números también tendrían algo que decir.
Si el Gobierno hubiese aplicado una política en materia de vivienda coherente, quizás las encuestas no lo situarían en uno de las principales preocupaciones de los españoles, principalmente, de los jóvenes. Pero no, lo que dicen y demuestran todas las agencias oficiales es que España va a la cola de Europa en lo que a PIB se refiere. Lo que dijo y dice todo el mundo de la judicatura es que esa infame ley iba a ser un desastre para todos excepto para los agresores que no se creían el chollo que les había tocado. Y lo que le dijo Feijóo a Sánchez en materia de vivienda es algo tan sencillo y evidente como que por qué en vez de proponerlo ahora, no lo ha hecho en los cinco años que lleva de mandato.
Y esto último es en lo que hay que pensar a la hora de depositar el voto el próximo día 23: ¿qué ha hecho Pedro Sánchez durante su mandato? ¿Puede soportar España otros cuatro años de desgobierno socialista? Es el momento de gobernar para España sin ser gobernados por los que la quieren romper. Es el momento de políticas de verdad, las que preocupan al que madruga todas las mañanas para ir a trabajar, el que levanta la persiana de su negocio o el que ya trabajó cuando le tocaba. Es el momento de las políticas de ahora para el futuro y no políticas de tiempos pasados. El 23-J es el momento.
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