Consummatum est

Todo está decidido, cerrado, concluido. No lo tomen como pedantería es que a mí el latín me gusta. Siempre me atrajeron esas frases-latinismo reveladoramente lapidarias que suenan contundentes, que son como las que nos han dicho nuestras madres cuando de adolescentes creíamos estar en posesión de la verdad y argumentábamos incluso el hartazgo hasta que sus voces ponían las cosas en su sitio: se acabó, hasta aquí hemos llegado.

Carpe diem, motu proprio o alea jacta est, menuda enjundia en tan pocas letras. Nada que ver con los anglicismos que como invasión nos poseen. Sobre todo, en las nuevas tecnologías que nos vuelven locos a los mayores. Pues eso, amigos, creo que hasta aquí ha llegado todo un ejercicio de estulticia generalizada y extensiva que ha obrado en la sociedad débil de convicciones; insegura, temedora de perder un confort que ya no lo es en un gran número de personas autóctonas de este envejecido país. Quiero deciros que, salvo milagro, va a ocurrir.

El mayor mentiroso de la historia reciente va a conseguir burlar a los poderes del Estado, incluida la Corona, sin tan siquiera despeinarse, todo ello dentro del marco constitucional. España se gana la medalla colectiva a la ignorancia, solo ha tenido el felón que cambiar la semántica en las napias de la Real Academia de la lengua, hacer de los delitos méritos en las narices del gran Tribunal sentenciador, enarbolar la bandera de la falacia en las barbas de Aristóteles y desunirnos. Nos ha enfrentado por todas las sinrazones conocidas; políticas, xenófobas, sexuales, lingüísticas, sociales, éticas y morales. Probablemente, me deje alguna sin razón, pero como es a título personal quizás deba omitirla. Bueno, lo digo porque es verdad. A mí me enferma, me dan arcadas de vergüenza ajena y se me quitan las ganas de afirmarme en más de una ocasión, cosa que no me perdono. Sé que no hay partido político a gusto de todos, pero cuando ves que no se piensa en los problemas de los ciudadanos, tan solo en los cargos y el poder por parte de esta turbamulta… ¡Ay Señor!

Decimos a boca llena que estamos en la Aldea Global, el holismo, a la vez que fomentamos el individualismo y los “ismos” más peligrosos, menos pragmáticos. Echamos balones fuera con sublime destreza cuando vienen las madres mías, los dramas humanos que se podrían haber evitado en gran medida. Es el caso reciente del incendio con 13 jóvenes fallecidos en la discoteca de Murcia El Teatre. No es mi competencia nos dicen los organismos que han de dar cara y respuesta. Menos mal que los ciudadanos hemos aprendido a erigirnos en plataformas, a unirnos para nuestra defensa que es lo que está ocurriendo en Murcia. Finalmente, caerán los culpables, aunque solo lo sean por causas complicadas de la propia administración, por no copiar la eficiencia a la administración de Hacienda.

Ahora inmersos en la inestabilidad política, con las nefastas consecuencias que conlleva, no queda otra que utilizar un grito unánime, clamoroso como el que se ha hecho patente en el Paseo de Gracia barcelonés, abarrotado también en sus calles aledañas. No se puede cambiar el régimen de un país solo para que el felón pueda ocupar el sillón mercadeando con los enemigos del mismo, algo que no le pertenece. Suya es la mentira, nuestra la razón y el amor a España. 

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