Un debate para bostezar

Ayer se enfrentaron en las instalaciones de Atresmedia los dos principales aspirantes a ganar las Elecciones Generales. A pesar de que este sea uno de los varios debates que, en estos periodos, vamos a encontrar, me parece lamentable que no estén ni Vox, siendo tercera fuerza política, ni tampoco Sumar, la cuarta si la contamos como la sucesora de Podemos.

El resumen del cara a cara me pareció un enfrentamiento para bostezar en el que el presidente del Gobierno no estuvo acertado ni tampoco a la altura del cargo que dirige. Feijóo tuvo sus momentos positivos… pero, en la inmensa mayoría de los casos, tildarlo de soso sería lanzarle un piropo. Un acontecimiento como este debe ser para sacar las vergüenzas al oponente siendo lo más naturales posibles, con alzamiento de voces incluido. Todo lo demás, puro guion en el que, como digo, entre ver este debate o tirar a ojear una serie de Netflix, hubiese preferido hacer lo segundo. Al menos, el contenido lo elegiría yo, cosa que no hago con los políticos que aparecieron en tal acontecimiento.

En los prolegómenos, todo apuntaba a que Sánchez iba a comerse a Feijóo con patatas. Antes de comenzar el cara a cara, el presidente del Gobierno se paseaba por el estudio mostrándose sonriente con todos los que se encontraba alrededor. El gallego, por su parte, sentado en el lugar que le ubicaron, mirando al horizonte y moviendo sus manos con puro nerviosismo, se dedicaba a esperar a que diese lugar tal acontecimiento. En el ‘pre-round’, Sánchez salió victorioso, pero la cosa fue cambiando a partir de las diez de la noche con el transcurso del careo. Batalla de “Gallos” como dirían en el rap, aunque quien más ejerció como gallito, fue nuestro queridísimo Pedro I Aka presidente.

Al principio, Sánchez parecía desatado. Un tipo que se nota que viene con el discurso aprendido desde Ferraz. Siempre lanzando los mismos falsos mantras y apelando a la demagogia y las emociones para ganarse al votante sugestionado. Que si Viogen, que si cambio climático y lo que sobre todo predominaba en su boquita de piñón: Vox y Santiago Abascal. El líder de la oposición, sin embargo, parecía que no tuviese sangre en las venas. Escucharle con el mismo tono provocaba en mí una serenata de bostezos… Mismo tono todo el rato y, que yo recuerde, en ningún momento acabó alzando la voz, cosa que sí hizo su contrincante. Feijóo, con todas las tropelías que ha soltado el presidente de su persona, de su propio partido y de la forma que se ha reído de los españoles, ¿acaso usted no cree que merecemos un poco de temperamento y que alce, aunque sea por instantes, la voz contra semejante caradura y felón?

He de reconocer que me esperaba una victoria contundente de Pedro Sánchez. Sí, una al más puro estilo 7-0 debido a que el primero tiene mucha ‘calle’, oratoria y con motivo también de que se la sopla la hemeroteca que lleve a sus espaldas. Sin embargo, el envite finalizó con un marcador de 7-8. ¿Victoria del líder del Partido Popular? Sí, pero con seis autogoles del Presidente del Gobierno originados por su propia prepotencia, soberbia y alzamientos de voz constantes, además de por no responder a las preguntas clave del líder de la oposición. Dicho en una frase: Triunfo del gallego por deméritos de Sánchez y no por méritos del propio Feijóo.

Con un presidente del Gobierno que ha mentido reiteradas ocasiones a los españoles, a su electorado y que se ha dedicado a blanquear constantemente tanto a los comunistas como a los separatistas vascos y catalanes, el vapuleo tendría que haber sido monumental. De hecho, me hubiera gustado que, cuando Alberto Núñez Feijóo tuvo la ocasión, le hubiese soltado a Sánchez en toda su cara la famosa frase del ¡Que te vote Txapote! Pero como el gallego peca de ser demasiado educado, no quiso hacer leña del árbol caído. De haberlo hecho, el dirigente popular pienso que hubiera salido de los estudios de televisión por la puerta grande, obteniendo las orejas y el rabo, metafóricamente hablando, del propio Sánchez, de igual modo que sale un torero de los grandes cuando logra la gesta.

Si tengo que dar un resultado global de lo que ha sido la jornada de ayer, hubo un claro vencedor y, precisamente, no estuvo delante de las cámaras. Es ni más ni menos que: Santiago Abascal. El líder de Vox consiguió ganar el set después de que el presidente del Gobierno estuviera erre que erre citando a su persona y a la formación que lidera, en gran parte del cara a cara, como si fueran el mismísimo hombre del saco. Y el punto del partido, tras Feijóo ofrecerle a Sánchez un acuerdo para que, quien quede como primera en las elecciones del 23-J, gobierne sin ser obstaculizado por la segunda fuerza más votada. Al gallego se le olvida que muchos de los que hoy militan en Vox antaño pertenecieron al PP y que los votantes de ambos partidos no son tan diferentes entre sí. De hecho, tienen un mismo objetivo: la izquierda cuanto más lejos… mejor, cosa que el líder ‘popular’, día sí y día también la intenta blanquear.

En definitiva, el debate en cuestión me ha parecido injusto por un lado y soporífero por el otro. Pedro Sánchez pasándose de frenada y ensalzando su prepotencia. Alberto Núñez Feijóo soltando verdades, pero que parecía que no fuesen consigo por la escasa pasión que le echaba a la hora de exteriorizarlas. Tras veinte minutos del careo, de no haber sido periodista/articulista, hubiese cambiado de canal, pero como me lo he tenido que comer para, posteriormente, daros mi opinión, tan solo me queda decir: And the winner is: ¡BosTEZANOS!

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