Verter sentimientos

Alma, conciencia, corazón se van conjugando en nuestro soma, tratan de entonar la misma melodía, se enfrentan y se concilian sin salir de nuestros intersticios; la mayoría de las veces lo consiguen y, en la minoría de las ocasiones, ha de salir al exterior para contrastar de alguna manera esos conflictos que, de no lograrlo, nos producen una acidez interior que se manifiesta con inflamaciones e infecciones que llamamos psicosomáticas, aunque cada vez se reafirma más la teoría de que toda enfermedad tiene por génesis un conflicto mal gestionado.

Errores, desamores, frustraciones, rupturas familiares y, en general, todas esas actitudes que, de no haberlas sabido gestionar, nos pueden adelantar el fin de nuestra vida terrenal. A veces, la magnitud de los conflictos es tal que precisamos de facultativo, ya sea de la mente o del cuerpo. Pero ojo, cuidadín donde vertemos nuestros sentimientos; puede que un amigo acabe traicionándonos.

Tenemos cadenas de televisión que ya se encargan de enturbiar y pagar cantidades astronómicas por esos sentimientos ajenos que despiertan el morbo. Cada cual para sí haga. Como cualquier práctica errática, este es el camino equivocado donde se lucran algunos, muchos diría yo… y, como lava, se va extendiendo hasta colarse en los predios políticos y ahí pagamos todos, como diría Miguel de Cervantes, justos por pecadores.

El Congreso de los Diputados, el Senado y otras instituciones, han dejado a un lado la búsqueda de la buena gestión de los fondos públicos para centrarse en la controversia propia del sentimiento. El referente más notorio lo tenemos en el propio Presidente del Gobierno que, desde que se ha sentido indeciso en su continuidad para gobernar, acusa a la gran parte de la sociedad de querer hacerle daño en lo que más le duele: en su amada esposa.

Sinceramente, no veo a Sánchez en plan amoroso; quien ama, ama y no tiene por qué hacer gala de lo que es lo natural. Pero ya estamos viendo que, en su caso, lo natural es lo excepcional y singular, habiendo hecho del eufemismo su carta de presentación. Ahora, a su juicio, los buenos son las víctimas que han sufrido, teniendo que asesinar a tantos; los pobres que han tenido que aprovecharse de los ERES para tener un ratito de marisco convivencial y sexo pagado para que todo el mundo pueda comer.

Los que entienden de tipologías de la personalidad se afirman en que su autocracia, su egolatría, su narcisismo y afán de poder van unidos a una inteligencia malévola que le hace antiempático, antipático y bastante odioso, al punto de tener que refugiarse y pertrecharse detrás de un Tezanos, un Conde Pumpido y la madre que los trajo. Todo esto dicho con el más firme deseo de que le vaya bonito donde recale tras haber dejado al PSOE en el borde de la degradación antidemocrática.

¡Informado al minuto!

¡Síguenos en nuestro canal de Telegram para estar al tanto de todos nuestros contenidos!

https://t.me/MinutoCrucial

Be the first to comment

Leave a Reply

Tu dirección de correo no será publicada.


*