Diseccionando las nuevas masculinidades

Seguimos con la deconstrucción de conceptos. ‘Nueva masculinidad’: dícese de las ‘nuevas formas masculinas’, o este ¨otro¨ nuevo término acuñado por les gobiernes que se refiere a la ausencia del machismo en los comportamientos de los varones… ¿A la ausencia de actitudes, decisiones y comportamientos justos de los varones hacia las femeninas?, o les tendremos que llamar también ¨nuevas femeninas ¨ o tal vez ¨nuevas femenines¨, así como la ¨nueva normalidad¨, ¡estamos de estreno en todo! Entonces, lo que era masculino, ¿ahora será ¨le vieja masculinidad¨? Vaya, cuantos absurdos, cuando cada concepto ya tiene definido su contexto y característica dentro de su particular terminología, las cosas se deben llamar por su nombre. No por nada, nuestro idioma es de los más ricos y variados para expresar con precisión el mensaje.

El asunto está en que mientras más ambiguos son los términos que se utilicen para definir los nuevos sistemas, leyes, reglamentos o normas que nos transfieren e imponen, mayor será la oportunidad de interpretarlos “a modo” de conveniencia. Una conveniencia de poder insertar ideas por medio, de las cuales se permite lo impermisible, como, por ejemplo, la probable confusión en el concepto que, por motivos de interpretación, puede desvirtuar la masculinidad natural, misma que actualmente es sumamente necesaria ya que las familias necesitan protectores fuertes y masculinos en su ma pura esencia.

Pero veamos, encontremos los negritos en el arroz, que las femeninas somos sin duda especialistas en diseccionar y orientadas al detalle. Las características que definen a las ¨nuevas masculinidades¨ son: compartir el control de la realidad con las mujeres. (entran en la suposición de que el varón pudiera poseer el control absoluto de su realidad). No utilizar el poder para imponerse sobre otras personas. (supongamos que se refieren a la fuerza física o poder adquisitivo). Luchar por disfrutar de su trabajo y de su hogar por igual. Compartir las labores domésticas y el cuidado de los hijos e hijas. Promover la no violencia en sus hijos e hijas y en otros hombres. No ver amenazada su masculinidad por compartir sus puntos de vista con las mujeres o ser contrario a una educación agresiva


El tratar los asuntos anteriormente descritos hasta este punto, es sumamente importante. No obstante, sería suficiente con abordar todos ellos bajo el concepto de machismo, pues cada uno de ellos evocan a ese tipo de conductas. Por otro lado, las dos características restantes serían la de no considerar la homosexualidad como un peligro para su masculinidad o ser contrario a una educación sexista y homofóbica para los hijos, para poder ejercer un papel en la sociedad independientemente de su sexo. En ellas, se incluyen directamente el tema de la ideología de género, en el cual es sano inculcar un respeto y a su vez hacer énfasis en el derecho a no estar de acuerdo si no se desea. Respetar para ser respetados.

Otro tema muy independiente y desafortunado sería que por medio de las enseñanzas de las nuevas masculinidades se inculque la idea de aceptar las apología o promoción de dichas ideologías. Por qué seamos honestos, si se financiaran y promocionaran las marchas del orgullo heterosexual, se tomaría como discriminación o falta de respeto a los grupos de presión homosexual a consecuencia de que la mayoría de las personas homosexuales pasan de esos dramas y circos. De ese modo se popularizaría otro nuevo término llamado heterofobia. Afortunadamente, no tenemos que llegar tan lejos. La solución es el respeto y no promoción de nada, las interferencias e intromisiones en las mentes humanas, nunca son sanas.

Lejos de escudarse en razones políticas y demás, para dar curso a estas posiciones en la más íntima esfera de la vida de cada individuo, es sano retomar en todo caso las razones éticas, académicas, científicas y de justicia, por ese motivo se requiere de inicio educar sobre las diferencias esenciales biológicas entre masculinos y femeninos, sobre el dimorfismo sexual y las diferencias de comportamientos que de ellos derivan, para mayor comprensión unos de otros.

El primer paso para el equilibrio en las conductas es el autoconocimiento. Y muy probablemente por medio de la educación en esas neurociencias nos llevemos la sorpresa de tener una mejor comprensión del porqué una persona se puede llegar a sentir mujer en el cuerpo de un hombre y viceversa, de esa manera no tendríamos que estar luchando por disminuir una repulsión a lo que no comprendemos de manera sencilla. Recordemos que el ser humano tiene la tendencia a huir, rechazar o temer lo que le resulta desconocido.

Es fascinante conocer el por qué los varones poseen el impulso innato y pronunciado de dirección, de toma de decisiones y a la vez, la necesidad de reconfortarse en ese lugar de calma y suavidad que una femenina brinda. Para de esta manera llegar a comprender a su vez el por qué las femeninas poseemos más acentuada la capacidad de discernir, diferenciar detalles, además de la necesidad -en ocasiones inconsciente- de sentirnos protegidas por una figura con mayor fuerza y hasta cierto punto representada por un mayor poder de control en el sentido positivo. Todo esto muy a pesar de que ambos sean capaces de hacer lo que el sexo opuesto, no todo el tiempo poseen la necesidad intrínseca de llevarlo a cabo, por lo cual por naturaleza se les facilitan determinadas tareas.

El conocimiento de que hombres y mujeres poseemos cualidades de femeninas y masculinas nos ayudaría a aceptarnos y para lograr aceptar al otro con mayor respeto. Cabe destacar que somos humanos y el ser humano antes de pensar e interpretar, primero siente. Por tal motivo, enseñar a interpretar y conducir las emociones es esencial, porque a una persona con bajo coeficiente emocional, por más que se le presente un buen trato o buena actitud va a interpretarlo de una forma inadecuada, persistiendo o agravando con ello los problemas.

Si por el contrario, al ser humano indistintamente de su sexo, se le educa en función de trabajar su coeficiente emocional, va a hacer uso de sus auténticas capacidades sin el menor esfuerzo actuando conforme a su naturaleza, potenciando con ello, los resultados en su vida. Esa será orgánicamente la manera adecuada de comportamiento. De otro modo, un masculino que escuche el termino nueva masculinidad puede entrar en la confusión de pensar que las capacidades y cualidades que lo caracterizan como hombre son erróneas, desfigurando muy probablemente con ello su autoconcepto y auto aceptación.

Hay que recalcar siempre que cualquier conducta agresiva es dañina, ya sea el sistema político de derecha o de izquierda, de cualquier persona, masculino o femenina, cualquier actitud por más cordial que se muestre, en lo colectivo o individual puede llevar implícito, un acto dictatorial, perverso o narcisista, en donde una o varias personas con un coeficiente emocional enfermo pueden irrumpir contra la estabilidad de cualquier ente.

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