Caperucita y el Lobo

“DENUNCIA, NO ESTÁS SOLA” rezan los panfletos, más electoralistas que concienciadores en medios de comunicación. Incluyendo el puño en alto con lazo morado. “DENUNCIA, NO ESTÁS SOLA” se oye a la cabecilla del nuevo feminismo instaurado, al más puro estilo William Wallace en Brave Heart. Y así lo haces, denuncias, pero la realidad es bien distinta y sí, estás sola, o al menos por parte de la administración. Ahí empieza una odisea legal no deseable ni a tu peor enemigo. Pero esa parte ya no te la cuentan porque ni vende, ni compra votos.

Denuncias. Al supuesto agresor (o acosador, que de todo hay), se lo llevan esposado y a dormir al cuartelillo, así, sin más dilación, sin tener en cuenta la presunción de inocencia. En las siguientes 48 horas se celebrará una vista rápida, si el acusado no conforma, y está más o menos clara la acusación, lo dejarán en libertad a la espera de juicio penal. Pero eso sí, con un documento donde consta ORDEN DE ALEJAMIENTO.

Para quien no lo sepa, es ese papel que según los panfletos informativos te venden como si poco menos fuera a electrocutar al agresor en caso de incumplimiento. Nada mas cerca de la realidad que únicamente sigue siendo un papel, de esos que si los mojas se deshacen. ¿En qué cabeza que quede alguna neurona sin lobotomizar, cabe pensar, que un energúmeno que no respeta la ley, (ni si quiera la ética y moral de convivencia), un papel lo va ha hacer desistir de sus elucubraciones?

Y ahí estás, entre el miedo y la impotencia. Buscas ayuda. Centro de la mujer, te ofrecen mirar algún tipo de ayuda económica, o una terapia de grupo donde te vuelven a contar el cuento de “Caperucita y el lobo” como cuando eras pequeña, y te siguen manteniendo con el miedo. Yo pase por esto hace cinco años. Pero no me resigne a pensar como ellas. Quería seguir trabajando, volver a tener una vida. Algo parecido a una nueva normalidad que está ahora tan de moda. Desde hace 5 años, no salgo sola a la calle, gracias al apoyo familiar (que no de la administración).

Gracias a mi madre, que poco más le ha faltado sacarse el título de seguridad privada y a mi nueva pareja, que al final ha resultado no ser un lobo malo como en el cuento y cuando me come lo hace a besos y cariño.
La orden de alejamiento finalizó, y aún con motivos, decidí no volver a solicitarla por no volver a pasar todas las peripecias legales. Por todo ello, le digo señora Montero: Su ley, esa de 2004, que usted ha adquirido y se ha hecho abanderada, no sirve absolutamente para nada. Ni protege a la mujer que lo sufre, ni respeta la presunción de inocencia, ni protege a los menores muchas veces implicados.

Después de conocer el funcionamiento desde dentro, puedo asegurar que tienen montado un chiringuito a modo de rentable negocio, a costa del miedo y el odio hacia el hombre, por el mero hecho de serlo. A todos menos a su macho Alpha, ese que protege a sus concubinas y da miradas lujuriosas entre bromas sexistas.

Me niego a que nadie me haga creer que la maldad va en la genética.
Mientras usted puede seguir tranquila, haciéndose fotos para las portadas de revistas y alentando a las masas, cual pastor que dirige a su rebaño fuera de las garras del lobo, pero en vez de en una casa en el bosque, lo hace desde su palacete, rodeada de los guardias civiles que deberían estar protegiendo a las mujeres que usted misma alienta y después deja vendidas a su suerte. Porque la violencia no tiene género, pero si hombres, mujeres y niños, víctimas que la sufren directa o indirectamente, porque todas las vidas valen lo mismo, independientemente del género.

¡Informado al minuto!

¡Síguenos en nuestro canal de Telegram para estar al tanto de todos nuestros contenidos!

https://t.me/MinutoCrucial

Be the first to comment

Leave a Reply

Tu dirección de correo no será publicada.


*