¿Me entiendes?

Nací en Alcoy, una población bilingüe donde nunca hubo problema para entendernos. La familia de mi padre es valenciano parlante y no así la de mi madre. Este asunto nunca ha representado ningún problema, es más, no era ni siquiera un asunto, porque era natural, se trataba con respeto a todos, ya que las lenguas son para entenderse y así se convive en una sociedad bilingüe donde nada es forzado ni impuesto, donde el sentido común aplastante es lo que reina. Pero este sentido común terminó por desaparecer, poco a poco.

Recuerdo cuando el valenciano se empezó a estudiar, yo cursaba bachillerato, por aquel entonces era un nivel muy básico y al estar estudiando en Alicante capital, todavía más. Mis compañeras de clase no tenían mi bagaje cultural por ser de zona de habla valenciana y les resultaba algo más complicado, pero no por ello fue ningún hándicap infranqueable para nadie.

Y es ahora, cuando veo que la intolerancia y el extremismo, o fanatismo de unos complican la convivencia de todos. Es ahora cuando se impone una lengua minoritaria sobre otra de uso extendido y nacional. Ahora, cuando se prima la lengua valenciana sobre el español, se pone trabas a los castellanoparlantes y se penaliza en administraciones públicas, financiado con los impuestos de todos los residentes en la Comunidad Valenciana, se dificulta el acceso a oposiciones, premiando el saber la lengua sobre un doctorado universitario, por ejemplo. O se dan beneficios fiscales a los comercios que rotulen en valenciano, las webs de la consejería de educación no están en castellano, las de sanidad depende de qué zona sea… un poema del que sólo he expuesto una leve pincelada del esperpento lingüístico al que vamos abocados si nadie lo remedia.

Es ahora cuando un padre de familia denuncia que no le llegan las comunicaciones y circulares del colegio de su hija en español. Sólo hay que tener buena voluntad de entenderse para no ser acérrimos ni extremistas, ni crear barreras donde nunca las ha habido. Esta es la hoja de ruta de pancatalanistas separatistas que intentan dividir a la sociedad creando desigualdad y odio, que anejan a las masas con sus discursos vacíos y tergiversados… hay que hacer razonar al pueblo, que tengan curiosidad y se cuestionen las situaciones, el porqué de cada cosa.

Es ahora cuando se echan a gritar y a señalar a este padre por pedir algo básico a lo que todo español tiene derecho, a ser informado de manera comprensible. Este padre de familia procede de Asturias, por lo que no sabe valenciano, ¿está obligado? ¿Es tan difícil redactar una circular para los padres del colegio en las dos lenguas cooficiales?

Están creando tensión social, haciendo su labor de minar la sociedad desde dentro, desde los cimientos cual termitas corrompen una viga de madera, silenciosos y poco a poco. Hasta conseguir un enfrentamiento como éste, en el que señalan como agresor de sus derechos a este padre, que solo quería entender las circulares del colegio de su hija; siendo que el único al que se le limitan los derechos es a él. Ya han empezado su campaña de descrédito, de señalamiento social, de la injusticia…así funciona la maquinaria de la izquierda contra lo que escapa a su control.

Una campaña difamatoria en su contra con toda la maquinaria pancatalanista radical preparada para atacar sin piedad. Y es que, si no frenamos, miramos alrededor y tomamos conciencia de lo que nos rodea, mal vamos. Este fin de semana se han celebrado varias caravanas de vehículos en las provincias de Alicante, Valencia y Castellón organizadas por la Asociación Hablamos Español y he de decir ,desde mi humilde punto de vista y desde el interior de mi coche, que me llenó de satisfacción y alivio ver cómo la gente aplaudía a nuestro paso; las sonrisas, los saludos de desconocidos….algo que se debe repetir para que el alicantino, valenciano o castellonense se sientan arropados, que no están solos frente a los que imponen la lengua como herramienta de selección, que la Constitución Española y el sentido común deben prevalecer sobre estos disparates. Solamente hay que ser consciente y no dejarse influenciar sin razonamiento previo.

Y vuelvo al inicio del artículo para que nadie malinterprete mis palabras: Nací en Alcoy, una población bilingüe, donde nunca hubo problema para entendernos. Con el paso de los años y por situaciones de la vida, trabajo en una población también bilingüe, así que dependiendo del momento hablo una lengua o la otra, para mí no representa ningún problema. Como cuando tengo que atender a un extranjero en inglés, o incluso en ruso. Como no sé nada de ruso y creo que debo recomendar los traductores online para estos casos… ¡funciona para lo básico! Lo que intento decir es que las lenguas deben ser para entenderse y comunicarse. Basta ya de radicalismos, no perdamos el norte.

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