De estupor y desconcierto

Nunca nos curaremos de espanto. Nuestra capacidad para sorprendernos es tan ilimitada como lo es la estupidez de nuestro Gobierno de coalición estrambótica. Por favor, no leáis el BOE si tenéis alguna afección cardíaca sumada a la sensatez. Yo lo hago solo cuando me cuentan algo que me parece tan de aurora boreal, que necesito a cerciorarme y ¡zas! Disgusto al canto, estupefacción, verborrea descontrolada, fijación en el tema hasta que lo voy digiriendo. Bueno, es un decir, porque es una indigestión tras otra.

Los decretos de este Gobierno están hechos con picardía. No hablo de torpeza ni de maldad que, como el valor, se da por supuesto, sino a que de su lectura sosegada se ven venir las maniobras que nos alejan cada vez más de las libertades democráticas. En lo económico, en lo social ,en lo relacional y hasta en lo moral . No sé si es el orden, porque fluctúa, según el BOE, en todo caso, ahí está el daño, superdaño diría mi nieta.

Tantos frentes abiertos nos dejan en una situación de impotencia. Lo poco espanta, lo mucho amansa, reza el viejo adagio o, al menos, así lo aprecio en una mayoría responsable y madura que está abrumada que no sabe dónde asirse, incapaz de dialogar con las fuerzas más radicales. No hablo de los políticos, sino de la sociedad de a pie, la que está afrontando una inflación insoportable, anterior a la invasión a Ucrania. Quien puede entender que se destinen 21.000 millones para la igualdad entre hombres y mujeres, que supondrán costosas unidades de atención a unas dificultades que radican por todo el Gobierno por su transversalidad. Que se vayan a concentrar en apartados para féminas claramente enfrentadas a los hombres. Cuando oigo los enunciados de los programas que se abordan y que se pagan con nuestros impuestos, yo que presido una Asociación de Voluntariado, VOADES que, a través una Escuela de Salud Emocional, aborda cursos, talleres, conferencias y atención personalizada promoviendo la salud emocional, me echo las manos a la cabeza.

Organismos acreditados en Naciones Unidas que evalúan los niveles de Igualdad real sobre sexos y los avances reales de los derechos de las mujeres, nos dicen que en 2018 ocupábamos el quinto puesto. En 2022, hemos bajado en la consecución de derechos, al décimo cuarto, justo cuando nos Gobiernan los social comunistas, que contrasentido ¿verdad?

Los jóvenes están, alejándose del esfuerzo, no encuentran sentido a sus vidas, no piensan ya en relaciones estables porque no saben bien cual es realmente su papel en esta remontada del feminismo, tan absurda como alejada de la igualdad de trato. Así voy, como mujer y madre de dos hijos, creo que lo tienen convivencialmente cada vez más difícil. Con lo fácil y efectivo que sería poner el acento en la unidad básica social, la familia.

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