Sánchez, morir matando

En Julio despedimos un curso político con el decreto energético donde su ‘Sanchidad’ exigía no llevar corbata, apagar luces y dejar las ciudades y pueblos a oscuras, a la par que pedía hacer esfuerzos a la sociedad como poner el aire acondicionado a 27 grados, mientras tanto, él como sus ministros gozaban de unas vacaciones de casi un mes en diferentes lugares con todas las comodidades. 

Empezamos el curso político marcado por el rumbo inexistente de la mayoría de partidos de la oposición, Nos encontramos con un Vox que, sin Macarena Olona, no levantan cabeza. Los días pares optan por acercarse al PP mientras que los impares se dedican a atacarlo. Debe ser que hasta en Vox ya ven a los Populares como la única alternativa. Y, en términos electorales, con un PSOE con la única estrategia de atacar, insultar y traspasar las líneas personales hacía el líder de la oposición, Alberto Núñez Feijóo. Todas estas declaraciones encabezadas por la nueva portavoz socialista, Pilar Alegría. Una mujer que ha superado en semanas a su antecesora Adriana Lastra, más preocupada en alcanzar el tono más burlesco en vez del que se presupone que debe tener un cargo público.

El acercamiento de presos como ‘Txapote’, la ley aberrante del sí es sí, la misma que supone una asimetría penal y los topes a los precios, tanto al gas como a los alimentos, son las otras medidas comunistas estrella de un Gobierno que, justo ahora, en un momento en el que se les nota cada vez más desesperados, a tenor de lo que plantean en las encuestas, han optado por elaborar una campaña de marketing autodenominada «El gobierno de la gente». ¿De qué gente?

Se les olvidó a los de Ferraz decir que se referían a la suya propia. A la misma que seleccionaron en un encuentro en el Palacio de la Moncloa, los 50 afiliados socialistas para simular que tenemos un presidente de Gobierno que «No deja a nadie atrás» cuando, desde su mandato, somos cada vez más pobres y con menos prestigio internacional. Ya sabemos cómo Sánchez abandonará, morirá matando contra todo y todos. El ejemplo lo hemos visto en el Senado donde le da igual banalizar con ETA. No le queda ni un ápice de vergüenza ni tampoco de sentido de Estado.

Si, hasta ahora, Sánchez ha cambiado a presos por presupuestos, ha cedido a los independentistas lo que le han pedido hasta la fecha, ha permitido no cumplir el 25% en castellano que dictamina la sentencia del TSJC, le ha dado a Irene Montero plenos poderes para hacer de la desigualdad la nueva forma de la sociedad e ignora y no desautoriza las ocurrencias e injerencias de Yolanda Díaz ¿Qué nos depararán los Presupuestos Generales del año 2023, los últimos del autócrata? Lo peor, sin duda, con Sánchez, está por venir.

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