Del psiquiátrico al Ministerio

Todos hemos oído hablar alguna vez del “sueño americano”, es decir, de aquella gente que llegaba a los Estados Unidos pobres como ratas y a base de tesón levantaban imperios tras trabajar muy duro. Pues bien, ahora el país de los sueños es el nuestro, después de acostarte con un sujeto con relativo poder, puedes llegar a ser ministra y manejar miles de millones, sin tener ni puñetera idea de nada. Como verán, sí, somos diferentes, como muchos comentan. 

Este disparate que supone dar un cargo público a quien no posee más habilidad que la sumisión al macho alfa, nos ha llevado a soportar, muy a nuestro pesar, desastre tras desastre. Gobernar es muy difícil, no todos están preparados ni poseen las cualidades adecuadas. A saber, sentido común y el deseo de mejorar la vida de los ciudadanos y a ser posible, sin volverlos completamente locos. 

Todavía no hemos cerrado la boca de la sorpresa que nos produce esta nueva camada de políticos, cuando la muchachita, empieza a desplegar neuras, hasta ahora dormidas en su cabecita y que pugnan por salir en forma de leyes liberticidas. Comienza entonces la caza del hombre, no del individuo, sino del hombre. Nuestros hombres, señalándolos como seres infernales capaces de todo mal por el mero hecho de serlo. Y ahí nos damos cuenta, aunque tarde, que nos gobierna una sujeta con serios trastornos mentales. 

Posiblemente, con una infancia de abusos y malos tratos que la han llevado a odiar a padres, hermanos e hijos. De lo contrario, no comprendemos esa inquina y persecución despojando al varón de la presunción de inocencia y “empoderando a la hembra” hasta el extremo de que su palabra sea cierta o no, puede meter a una persona en la cárcel y destrozarle la vida para siempre. 

Muy tarde reconocemos que no se puede colocar al frente de un ministerio a alguien que ha ido a terapia y la ha abandonado, sin apenas solucionar ni la mitad de traumas, fobias y demás demencias. Y todo ello gracias a un presidente de gobierno todavía más enfermo que sus propios ministros, lo que nos lleva a preguntarnos si esto que estamos viviendo no será una pesadilla como la película donde los locos encierran a los médicos y dirigen el psiquiátrico. 

De todo esto, nada bueno se puede esperar. Ya hay hombres encarcelados injustamente porque a una individua con rasgos psicóticos se le ha dado poder. Por no hablar de las subvenciones y derroche de dinero en chorradas salidas de una mente calenturienta, dominada por un sexo insatisfecho. El país que conócenos ahora es un inmenso manicomio donde el tuerto es el rey y nosotros sus súbditos. 

Tarde hemos comprendido la dimensión del error, esta hornada de politicuchos rastreros y ladrones. Nos llevan a la ruina total destrozando la vida de miles de familias, pregonando que los niños son del Estado y que pueden tener relaciones con adultos si así les place. La sinrazón, el absurdo, la perversión de estas mentes enfermas no tiene límite conocido y sólo sé que hay que echarlos del gobierno cuanto antes.  Por supuesto, hablo del País de Nunca Jamás, no sea que venga el censor y me ingrese a mí en la misma casa de reposo para lunáticos, de donde han salido estos majaretas. Así las cosas, pedir el milagro a Lourdes o Fátima, se nos antoja la única y deseada solución a tanto disparate emocional. 

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