And the Goya goes to…

La película «As Bestas» ha sido la triunfadora de los Premios Goya en una ceremonia con cierto sabor agridulce por el fallecimiento de uno de los grandes del séptimo arte nacional: Carlos Saura. Sevilla acogía este año la ceremonia que premia a lo mejor del cine patrio, aunque como era de esperar, las reivindicaciones, con permiso de los premiados, fueron las que acapararon el protagonismo.

La función principal de una película, sea en la gran pantalla o en la pequeña, ha de ser la de entretener al espectador. Que luego toca ciertos temas espinosos y además del entretenimiento une la crítica, perfecto. Será labor del director, actores y resto del equipo plasmarlo y trasmitirlo, por eso se le denomina arte. Lo que no vale es rodar una película que ni entretiene, ni trasmite y luego subirte al escenario, de Los Goya, en este caso, y soltar el discurso izquierdista de siempre. Al final, lo que se consigue es menospreciar el trabajo de los que sí que se llevan el premio por méritos y esfuerzos propios.

Pero claro, lo de méritos y esfuerzos es algo que no casa con un amplio sector de la población. Aquí lo que importa es que me lo den, la Administración primero y si no, quién sea, pero que me lo dé alguien: que es para cine, perfecto, toma dinero. Que es para aprobar asignaturas sin estudiar, con un cinco vas que chutas y si insinúas que el profesor te tiene manía, quizás rasques el seis. Que es para ayudas a la vivienda, más dinero, aunque seas okupa y estés enganchado a la luz. Que es para montar un negocio, ¡no te pases! Los capitalistas son el germen de esta sociedad. 

Y es que, en este país de derechos y libertades, todo vale y desgraciadamente, todo se aplaude. Se ha llegado a un punto en el que un personaje como Eduardo Casanova se permite el lujo de atacar de una forma tan ruin al Alcalde de Madrid, mientras los progres de turno le aplauden amparándose en la libertad de expresión, que como siempre, solo la poseen los de un lado. ¿Se imaginan la que le caería a Almeida si se le ocurriese, no insultar, simplemente criticar cualquiera de las obras de arteque ha protagonizado o dirigido el susodicho? 

Y para aplausos los que se llevó Évole con su discurso fácil del «No a la guerra» o animando a acudir a la manifestación contra Ayuso que se celebraba al día siguiente. Y sí, está bien escrito, contra Ayuso, porque a estas alturas, nadie se cree que los convocantes (Sindicato de Ferroviarios entre otros, ver para creer) estén preocupados por la sanidad pública y sí porque la Presidenta de la Comunidad de Madrid les está ganando día tras día en cualquier asunto que afecta a la vida de los madrileños, sanidad incluida.

Pero claro, no solo los hospitales y centros de salud fueron el eje sobre el que giraron las dedicatorias de los artistas invitados. Seguro que entre tanto asistente hubo alguna crítica a la ley de “Solo Sí es Sí». Más que nada, porque quienes el sábado ocupaban las butacas del Palacio de Exposiciones y Congresos de la capital hispalense son prácticamente los mismos que se apuntaban en su día al famoso «MeToo», Irene Montero y Pedro Sánchez incluidos. 

Y es que, cuando se trata de espectáculo, cinematográfico en este caso, los americanos saben cómo hacerlo. Si no, que se lo digan a Pe y Ja, que no se hartan de criticar en España lo que disfrutan en los Estados Unidos. Pero claro, quizás en la meca del consumismo y del capitalismo no se viva tan mal. Sería bonito verlos a ambos en la ceremonia de los Oscar lanzando proclamas comunistas como las que les gusta soltar cuando pisan suelo español.

Pero en el país de las barras y estrellas no, los alardes de hipocresía se los guardan cuando están rodeados de los palmeros de turno. Menos mal que hubo también mensajes coherentes como el del propio Presidente de la Academia en el que pretendía dejar para los despachos protestas y otros matices. Aunque queda la duda de si el discurso hubiese sido tan políticamente correcto si en vez de Iceta, fuese un ministro de derechas quien hubiese presidido la gala.

En cualquier caso, zapatero a tus zapatos, porque si los cineastas juegan a políticos, estos querrán hacer sus pinitos detrás de las cámaras y ahí, el Señor Sánchez les dejará a todos en el paro (con la ayuda de Yoli). Cogerá su silla de director y tocará todos los géneros en los que es un experto: comedia, terror y drama, sobre todo drama. En eso se llevará Goya, Oscar, César, Concha de Plata… Arrasará con todo igual que está haciendo con el país. ¡Cámara, acción!

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