El octavo mandamiento

Dice el ministro Puente que Sánchez se limitó a dar una respuesta estándar a Ábalos cuando éste le consultó sobre la visita de Delcy Rodríguez a España, vía aeropuerto de Madrid. Dice Sánchez que desconocía que Delcy Rodríguez tuviese prohibida la entrada en la UE. Dijo Sánchez, hace meses en el Congreso, que Ábalos evitó una crisis diplomática. Asaltan muchas dudas, y bastante razonables. ¿Por qué el presidente del Gobierno ha cambiado y cambia continuamente su versión de las circunstancias dependiendo de las pruebas que haya de que no fue como dijo anteriormente? ¿Nos garantizan nuevas versiones de una mentira que no sean nuevas mentiras, cuando sí hubo una intencionalidad inicial de ocultar la verdad?

Lo que sí se traduce de la conversación en la que Ábalos pide permiso a Sánchez para ir al aeropuerto a atender a la vicepresidenta venezolana es que existían unas relaciones entre el ex ministro de Transportes y ex número dos del PSOE que el Presidente del Gobierno conocía. Pero, ¿hasta dónde conocía de la trama? Hasta el momento no hay pruebas sino indicios sustentados, precisamente, en la necesidad del Presidente de mentir continuamente. Y, lo más curioso, de salvaguardar en su momento las posibles dudas sobre la gestión de su ministro Ábalos concediéndole el honor de “salvar a España de una crisis diplomática”.

Otro elemento que se cruza en el camino de esta historia es el nivel de conocimiento de la realidad más inmediata a sí mismo y a su deber como Presidente del Gobierno. Por ejemplo, aludir hoy a su desconocimiento de la prohibición de entrada en la Unión Europea de Delcy Rodríguez mientras que su ministro Ábalos maniobra, presuntamente, para que la mandataria venezolana no pise territorio español y evitar así un mal mayor. Aunque cada día que pasa todo parece indicar que no hubo intención, en ningún momento, de que se produjera ese paso por parte de la número dos de Maduro. Entonces, ¿a qué vino? ¿Y por qué Koldo dijo en una entrevista para El Mundo que “de lo que pasó esa noche no quiero hablar ni muerto”, para luego intentar salvar el culo del que fuera su más íntimo y de confianza, Ábalos, indicando que con ese viaje se salvaban empresas españolas y que no se quedó ninguna maleta ni hizo nada ilegal?

Bueno, comencemos por cuestionar los conocimientos legales de Koldo sobre qué puede o no ser legal, para comenzar, máxime viniendo de una persona que está acusada de graves delitos de los que perjuraba que era inocente. ¿Y qué hacía Aldama en ese aeropuerto? ¿Qué portaban las más de 40 maletas que fueron descargadas, según testigos presenciales, y confirmado en el informe de la UCO, del avión venezolano en suelo español? Todo parece indicar que se trataba de oro, lingotes de oro, ya que Aldama habría negociado con Delcy la compra de 104 lingotes de oro por 68 millones de euros. Visto al cambio resulta llamativo, según el precio actual, que la compra se pudiera materializar por ese precio, pero, ¿de dónde saldrían los 68 millones de euros? No sé en la Tierra Media de algunos pero en mi tierra firme el oro suele utilizarse no en demasiadas ocasiones para limpiar dinero negro fruto de negocios turbios o corruptelas. Pues vaya, si así fuera… ¿Qué tipos de empresas fueron a salvar Ábalos, Koldo y Aldama, este último no muy conocido por su propósito de ayudar, si no es a muy alto interés, a nadie que no sea él mismo?

Sánchez, que ha ido hoy a visitar al Papa Francisco, un buen Papa, de buen corazón, que no sabe distinguir entre un ave del paraíso y un cuervo ni a 10 centímetros de distancia (metáfora), llevó a cabo una comparecencia en la que, además de lo indicado anteriormente, señaló que la visita programada de Delcy Rodríguez estaba planteada, inicialmente, de tres días, pero que, al percatarse de la prohibición de la Unión Europea, se decidió abortar el intento. Bueno, se ve que los 869 asesores de los que disponen los ministerios que conforman el Gobierno, los que asesoran en materia de Asuntos Exteriores deben tener la misma eficacia que el diputado popular Téllez y los suyos o los correspondientes del partido de Abascal dedicados a la revisión de las leyes a aprobar. Esto no sé si causa más tranquilidad o más bien tensión celular interna en el hipotálamo, pero la efectividad parece ser la misma, máxime cuando una visita de estas características, en la que, según Sánchez, la dos de Maduro iba a visitar a varios ministros del Gobierno, tuvo que pasar por la vía diplomática del Ministerio de Exteriores, sí o también.

Bueno, aún no nos va a quedar del todo claro si el Papa Francisco habrá ilustrado como se merece a nuestro Presidente sobre el octavo mandamiento, no cometerás falso testimonio ni metirás, o la conversación se habrá centrado en las morcillas de Burgos, además de la invitación a Sevilla a probar las tapas de la zona y, de paso, hacerle un poco de mercado entre la población pecadora. Lo cierto es que no existe cola judicial que pudiera ser capaz de, con estas piezas, armar un puzle.

La actual situación no me recuerda a otra que a la caída del Gobierno de Felipe González, acuciado por el tema de los Gal y las distintas corruptelas de la época, imagen a al que contribuyeron los medios de comunicación que fueron en todo momento devastadores. Eso, sí, esto sucedió en una época en la que no existían los bulos sin antes demostrarse que lo fueran. Una época en la que a las mentiras se las llamaba mentiras con toda su carga y viniendo de donde llegaran. Hoy en día, todo parece ser distinto, y ya existen colores que discriminan la capacidad de la verdad. Para la izquierda española, por desgracia, todo lo que sale de sus líderes y de sus filas es la verdad incuestionable mientras que lo que sale de la oposición o de cualquier ciudadano que se atreva a contradecir sus dogmas es fruto del fascismo, resucitado al amor de la procesión con la que sacaron el cuerpo del “Caudillo” de su tumba en el Valle de los Caídos.

Lo que más lástima me da de todo esto es la izquierda auténtica, asustada hoy con lo que está viendo, sentada en sus sofás históricos, porque la economía no les ha dado para renovarlos, y maldiciendo a unos y a otros que jamás hicieron políticas para conseguir realmente que la fuerza de una economía fuerte y líder en el mundo los hubiese sacado de esos sillones con sueldos dignos y prestaciones y jubilaciones justas para poder vivir esa dignidad de la que unos y otros presumen. Mientras, la pobreza, pese a las ayudas, se va extendiendo por nuestro país, llegando a la cifra de un 26,5 por ciento de nuestra población. Y no, no ha habido políticas que hayan solucionado esto en las últimas legislaturas, más allá que dar permiso para derribar puertas ajenas, destrozar propiedades de otros y robar sus pertenencias y sus posesiones.

La izquierda está en estos momentos en el filo de un desfiladero en el que el PSOE ruega en Roma ante el descalabro que se anuncia, mientras que la oposición lidera la capacidad de algunos de mostrar la miseria de utilizar a las víctimas de ETA en el Congreso, con sus fotos, para intimidar, entre sonrisas burlonas, a aquellos que demuestran no importarles el pasado ni la historia, cuando no les interesa para sí mismos.

Esta es la España de hoy, 11 de octubre de 2024.    

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