Miguel Ángel Blanco es un héroe de la democracia española. Una de las tantas miles de almas a las que los asesinos de la banda terrorista ETA arrancó de los brazos de sus padres, hermana, novia, amigos, vecinos y compañeros. Tras cuarenta y ocho angustiosas horas, los terroristas cumplieron su promesa. ETA quiso chantajear al Estado y lo que finalmente consiguió, no es más que, el odio y la repulsa de todo nuestro país.
Mientras Miguel Ángel se encontraba de rodillas, España estaba en pie. La cobardía de los asesinos, el sufrimiento acontecido en nuestra sociedad, especialmente, en la vasca, nunca pueden blanquearse ni caer en el temido olvido. Los españoles no olvidamos, sino que, nos están obligando a olvidar uno de los capítulos más dolorosos de nuestra historia reciente, pactando con los asesinos de un chico lleno de vida solo por el hecho de que el inquilino de la Moncloa se perpetúe en el poder.
Frente a esta situación, los jóvenes demócratas y constitucionalistas tenemos una clara obligación, dar un paso al frente. Resulta indescriptible asumir que en los libros de texto estudiemos siglos y siglos de la historia de España y algo que aconteció hace veinticinco años no tiene el lugar en los mismos que se merece. Yo soy joven y conozco la lucha de la sociedad española contra ETA, pero ¿qué ocurre con aquellos a los que sus padres no les cuentan lo acontecido no hace tantos años?
Un país que no condena y olvida, puede verse abocado a repetir los mismos hechos. Y no podemos permitirlo, los jóvenes no podemos rendirnos. Recordar a Miguel Ángel y a las víctimas del terrorismo etarra es fundamental para entender el presente y, en consecuencia, el futuro no tan próximo que viviremos nosotros, que vivirá nuestra patria. Gracias a acciones como la Escuela de Verano que lleva su nombre, en la que he tenido la inmensa suerte de participar, charlas o documentales, los jóvenes podemos aprender del ejemplo que las víctimas y sus familias nos dan cada día, como auténticos héroes de la democracia.
Víctimas, familias y no puedo olvidar la gran labor de los partidos constitucionalistas en el País Vasco que, literalmente, se jugaban la vida por defender los valores que hacen tan grande a nuestro país y de los que tenemos que sentir un orgullo inmenso. Hoy, el joven concejal es el presidente de Honor de Nuevas Generaciones, el baluarte en el que nos miramos para seguir adelante. Mientras tanto, Miguel Ángel, Ángel Miguel del constitucionalismo, de la libertad, dela democracia, de la vida en letras mayúsculas, los jóvenes de tu partido jamáspodremos olvidarte.Reivindicar tu memoria y la de tantos miles que, aferrados a la vida, se laarrebataron, es nuestro deber y obligación como jóvenes, como españoles. Como dice la actual presidenta de Nuevas Generaciones, Bea Fanjul, “Miguel Ángel Blanco incomoda a los que durante tanto tiempo se pusieron de perfil”. El mejor agradecimiento es no olvidar.
Miguel Ángel, Marimar, ahora más que nunca los constitucionalistas, estamos con vosotros. Vuestro sacrificio y entrega, el de las víctimas del terrorismo, son los cimientos sobre los que se fundamentan nuestra gran democracia, que nunca lograrán destruir. Haz memoria siempre, España.
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