León XIV: ni ‘woke’ ni encubridor

Minutos después de conocerse que, tras la fumata blanca, el Colegio Cardenalicio había elegido por amplísima mayoría al cardenal Prevost como Sucesor de San Pedro, las redes sociales ardían tanto desde la derecha como desde la izquierda política. Por simplificarlo: unos acusaban a León XIV de ser «woke» y «marxista», mientras que otros lo tildaban de «encubridor de abusos sexuales» durante su etapa en Perú. A ello se sumaban los reproches de algunos comunicadores evangélicos, que nunca aceptarán la autoridad pastoral de ningún papa -están en su derecho-, pero lo que no tienen derecho es a difamar ni a calumniar, debiendo primar la libertad religiosa propia de cualquier nación medianamente civilizada.

Primero, desmontaré los bulos que, sin más fundamento que unos vídeos sacados de contexto, afirman que León XIV es un “peligroso socialcomunista y globalista”. El actual Pontífice es un ciudadano estadounidense nacionalizado peruano que, según la Agencia EFE, votó en varias primarias del Partido Republicano de EE. UU. hasta el año 2016, aunque no participó en las elecciones presidenciales de ese año ni en las de 2020. Además, me consta que, en su etapa en el Callao (Perú), realizó una encomiable labor pastoral como administrador apostólico, ayudando a los más necesitados. Un sacerdote misionero que conozco, destinado con los más pobres del barrio portuario de La Perla, me comentó el mismo día de la elección que “es un hombre muy bueno, sabio, prudente y, creo que, santo”.

Es lógico que, desde el desconocimiento, algunos consideren que su postura sobre la inmigración o el cambio climático pueda parecer globalista. Pero nada más lejos de la realidad. La Iglesia posee un amplio legado en doctrina social y ecología integral que trasciende a cualquier jefe del Estado Vaticano. Los católicos siempre hemos rezado y acogido a inmigrantes, refugiados y peregrinos -la Iglesia es, por definición, universal-, y esa universalidad conlleva una preocupación constante por la Creación. Esto implica no solo respetar la dignidad humana, sino también proteger la biodiversidad y el planeta. Ello no significa que debamos aceptar, sin más, las imposiciones totalitarias de determinados dirigentes políticos, cuyas decisiones, en ocasiones, perjudican a las clases sociales más vulnerables.

Monseñor José Ignacio Munilla afirmó en 2023, durante una catequesis sobre ecología integral en la JMJ de Lisboa, que “la verdadera ecología no es una ideología que ha abandonado la dignidad del hombre”. Y ya Pablo VI, en 1972 (no ha llovido apenas), advertía que “hay que llamar la atención de la humanidad para que sustituya el ímpetu, con mucha frecuencia ciego y brutal, de un progreso abandonado a su único dinamismo, por el respeto a la biosfera”.

Algunos usuarios de redes sociales, de corte de derechas, también han acusado a León XIV de ser proinmigración, provacunas y de querer ser un “papa social». A todos ellos me gustaría decirles que, si bien pueden opinar libremente, deberían recordar que la intención papal de velar por los inmigrantes y los derechos de los trabajadores no es ninguna novedad “progre”, sino una tradición profundamente arraigada en la historia de la Iglesia. Desde el siglo XIX, con la encíclica Rerum novarum -“De las cosas nuevas”- de León XIII, se ha defendido a los obreros y se han analizado las consecuencias sociales y laborales de la Revolución Industrial.

Del mismo modo, no sería descabellado afirmar que León XIV, en este primer cuarto del siglo XXI, se muestra preocupado por el impacto que tendrá la revolución de la inteligencia artificial sobre el empleo y la dignidad de la persona. En cuanto a su postura sobre las polémicas vacunas contra el COVID-19, mi interpretación es la siguiente: el entonces obispo Prevost recomendó la vacunación, pero nunca la impuso en su diócesis, como tampoco se exigió, de forma coercitiva, a nivel eclesial para asistir a misas u otras celebraciones litúrgicas.

También deseo defender su postura sobre la inmigración y los derechos humanos de los prisioneros, otro tema polémico que ha generado críticas, incluso de obispos estadounidenses, hacia mandatarios como Donald Trump o Nayib Bukele. No olvidemos que incluso el cardenal Péter Erdő -a quien algunos asocian con Viktor Orbán- ha criticado al gobierno húngaro en este ámbito. La auténtica separación Iglesia-Estado se da cuando cada institución cumple con su función y misión propia.

En la otra parte del espectro ideológico, las críticas se centran en los escándalos sexuales y financieros que, con razón, han causado un daño enorme e injustificable a numerosas familias, también en España. Quiero manifestar con claridad que estos crímenes me producen vergüenza y repulsión. Nada puede justificar los abusos cometidos ni su encubrimiento por parte de ciertos representantes morales eclesiales. Sin embargo, me gustaría romper una lanza a favor de León XIV: con 69 años, estoy seguro de que sabrá meterse en el barro y escuchar pacientemente a las víctimas. Démosle, al menos, un margen de confianza.

En relación con este asunto, RTVE ha informado, a través del programa Informe Semanal, en su cuenta de X (antes Twitter) que “los periodistas que destaparon en Perú los abusos sexuales en la organización ‘Sodalicio de Vida Cristiana’ desmienten a quienes señalan al hoy papa León XIV”, y sostienen que el papel de Prevost “fue determinante” para que se persiguieran esos delitos. Estoy convencido de que León XIV tampoco dejará nada a la improvisación en el ámbito financiero. Es una persona muy instruida en matemáticas, meticulosa y poco dada a la espontaneidad en sus discursos, los cuales están siendo muy medidos y preparados.

Personalmente, creo que la Iglesia debe adaptarse a los tiempos en las formas y canales de comunicación, nunca en su doctrina, y debe abordar con claridad los temas que preocupan a la sociedad contemporánea. Los católicos creemos que la Biblia es Palabra de Dios y, como tal, contiene nuestra Historia de Salvación desde el Génesis hasta el Apocalipsis. La Iglesia Católica, por tanto, debe ser siempre parte de la solución y no puede guardar silencio ante las injusticias. Además, la política corresponde a los políticos. Los católicos estamos llamados a ser uno en Cristo y a participar activamente en la sociedad, sin dejarnos arrastrar por ideologías mundanas que pasarán, mientras que la Palabra de Dios permanece para siempre.

¡Informado al minuto!

¡Síguenos en nuestro canal de Telegram para estar al tanto de todos nuestros contenidos!

https://t.me/MinutoCrucial

1 Comment

Leave a Reply

Tu dirección de correo no será publicada.


*