El regreso del Apartheid: versión Inoculados y Vaculovers

Se conoce como “Apartheid” al sistema político de segregación racial o separación instaurado e institucionalizado en Sudáfrica desde 1948 hasta 1994, estimulado y aupado por la discriminación desde la población blanca contra la población negra de la época, para lo cual se hacían promulgar leyes que respaldaran dicha política discriminatoria que en realidad envolvían con papel celofán los sentimientos humanos más oscuros y miserables de sus artífices.

El sistema de Apartheid en Sudáfrica se caracterizó por limitar o prohibir a la raza negra el acceso a servicios, lugares ya sean públicos o privados, al transporte aéreo, marítimo y terrestre, incluyendo el transporte público, a las oportunidades de trabajo y empleo que estaban destinados para el uso “exclusivo” de la raza blanca, mediante la “etiqueta”  que indicaba “solo para negros” o  “solo para blancos”, asegurándose por supuesto, que la calidad o el estado de lo ofrecido a la raza que entendían “inferior” que era la negra, fuera realmente paupérrima y deficiente en comparación con lo recibido o usado por la raza blanca.

Se les llama “Vaculovers” en la jerga internauta a todos aquellos cuya afición casi obsesiva y enfermiza hacia la vacuna contra el Covid 19 les lleva al extremo de la intolerancia e inflexibilidad hacia otros argumentos de personas o profesionales que, con sus razones observables igualmente, no comparten sus criterios.

En la actualidad y en pleno siglo 21, bajo la excusa de la búsqueda de una solución a la pandemia, el panorama que se perfila es similar e incluso peor al de los tiempos del Apartheid, utilizando la proyección de la vacuna contra el Covid como única solución absoluta, infalible, impoluta e incuestionable para la erradicación del virus y como un requisito para tener derecho a compartir espacio en este planeta tierra, llegando incluso a asumir el lema “vacuna o muerte” como método de presión y coacción, tal como veremos en detalle.

En Israel, por ejemplo, ya comenzó a exigirse el “pase exclusivo para vacunados” como requisito para entrar a gimnasios, conciertos, hoteles, aeropuertos y juegos deportivos, recortando con ello derechos como a la no discriminación, la libertad de tránsito y asociación para los no vacunados, aumentando además el riesgo de inseguridad y cada vez menos control sobre la  protección de datos personales de los ciudadanos inoculados o no, al punto que su Primer Ministro, Benjamín Netanyahu, recientemente en un twitt expresó lo siguiente: “Te has vacunado ya? Consigue el pase verde y vuelve a vivir”, en una clara expresión de chantaje explícito que supedita el derecho a la vida al hecho de inocularse, o sea: “vacuna o muerte”, tal como ya habíamos citado.

Una situación similar se registra en la comunidad autónoma de Galicia, en España, donde esta misma semana se acaba de aprobar una ley que sanciona con la suma de hasta $60,000.00 (sesenta mil) euros la “negativa injustificada” a la vacunación,  como si el derecho a la integridad física admitiera algún tipo de “justificación” alguna, en el caso de una vacuna que aún no agota sus etapas de aprobación natural, sino que en todas partes del mundo su aprobación provisional solo ha sido para “uso de emergencia” y como “cereza del pastel” todos sus laboratorios fabricantes se descargan de responsabilidad sobre efectos adversos o futuros de su vacuna…. entonces: ¿Estoy obligado yo por ley a vacunarme con tu vacuna, pero tú no estás obligado a darme garantías de efectividad y seguridad sobre lo que me vendes y que me están obligando a ponerme?

De igual manera, llama poderosamente la atención, el trato de desdén, subestimación y desprecio explícito con que llegan a expresarse algunos “profesionales de la salud” (en típico comportamiento de “Vaculovers”) contra las personas que deciden no inocularse, e incluso en contra de sus propios colegas médicos que no comparten opinión con relación a “la bondad” perfectamente mercadeada y publicitada de una vacuna que según dicen sus defensores “provoca un índice de muertes y efectos adversos muy bajos con relación a la cantidad de inoculados”.

Sin embargo, el virus también “provoca un índice de muertes y efectos adversos muy bajos con relación a la cantidad de infectados”,  y dicen que “si no te vacunas aunque te haya dado el virus puedes volver a contagiarte”, pero “si te vacunas, aún vacunado puedes infectarte también”, lo cual sugiere ineficacia y falta de utilidad, esto en razonamiento lógico elemental, además de que ya ha sido comprobado, en base a la cantidad de recuperados, que es perfectamente tratable y evitable con otras opciones de medicamentos menos invasivos.

Y es así como surgen las preguntas: Entre un grupo de profesionales con iguales competencias académicas e iguales grados de especialización y conocimientos, donde unos favorecen una tesis inicial y otros la desfavorecen con igual calidad de argumentos… ¿Por qué debe ser obligatorio y admitido como “palabra de Dios” lo que dicen unos y lo que dicen otros no? Especialmente en un tema donde es sobradamente sabido que los intereses, negociaciones e intermediaciones están “a flor de piel”.

EL REGRESO DEL APARTHEID, esta vez VERSION INOCULADOS Y VACULOVERS debe ser tema de preocupación en el mundo del Derecho a nivel global, y especialmente en lo referente a los Derechos Humanos y las libertades individuales, porque históricamente en la humanidad la discriminación NUNCA ha sido amiga del bien común y mucho menos de la democracia sana.

Este tipo de regímenes se caracteriza por hacer de  su “causa justificativa” de discriminación una especie de religión ortodoxa, donde todo es negro o blanco y no hay lugar para grises. Generalmente conllevan décadas de abuso y exclusión contra un determinado grupo de personas, con iguales derechos y pagadoras de impuestos al igual que “los privilegiados”.

Se arraigan a través de la institucionalización, sistematización y legalización de comportamientos completamente contrarios al derecho, de manera que llega un punto donde sus atropellos y retorcidas imposiciones “no son justas, pero ajustan”, de manera que desarraigarlos cuesta, cual Sudáfrica en su tiempo, largos años de “espera”, grandes sacrificios sociales y hasta muertes individuales para lograr el reconocimiento y la restitución de derechos y garantías fundamentales que siempre estuvieron presentes y latentes ante los ojos de todos, pero que fueron víctimas del complot de ciertos grupos; y requiere de muchos Nelson Mandela, que a diferencia del líder de masas de aquellos tiempos que estuvo dispuesto a sacrificar su familia, sus bienes y su propia libertad siendo encarcelado, generalmente para los “líderes de hoy” todo tiene precio, así que nos costaría mucho más trabajo que ayer.

El Apartheid es considerado como un crimen en el Estatuto de Roma, que instituye la competencia de la Corte Penal Internacional, considerando el “Crimen de Apartheid” en su artículo 7, numeral 1, letra J, como “crimen de lesa humanidad”. Es sabido que la competencia de esta corte fue creada para casos que tengan que ver directamente con muertes y desapariciones físicas relacionadas a temas raciales, sin embargo, ante los acontecimientos acabados de mencionar debería plantearse la posibilidad de redefinir el concepto de “Crimen de Apartheid”, pues no hay peor daño para un ser humano que provocarle la muerte social, moral y psicológica, esta vez por razones de la inoculación de una vacuna con más interrogantes que respuestas actualmente.

La salud pública no es una razón suficiente para semejante barbarie, pues casi en todos los países del mundo su objetivo es perseguir la salud de la colectividad, pero no a costa de la salud individual del ciudadano, a manera de conejillo de indias, porque además de desnaturalizar el propósito inicial, viola derechos fundamentales.

Finalmente, es preciso recordar las palabras del Premio Nobel de la Paz y expresidente de Sudáfrica Nelson Mandela: “La libertad nunca se puede dar por sentada. Cada generación debe salvaguardarla y extenderla. Tus padres y abuelos sacrificaron mucho para que tuvieras libertad sin sufrir lo que ellos sufrieron. Utiliza este precioso derecho para asegurarte de que la oscuridad del pasado nunca vuelva”.

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3 Comments

  1. Creo que el problema no es ni siquiera la supuesta vacuna, sino el que la gente deje de creer en Dios para hacerle caso a una ciencia manipulada y sin fundamento. Entonces esa manera pedante de vivir nos lleva a tomar caminos equivocados, como el elegir una vacuna sin ser comprobada solo porque otro lo ordena y nadie piensa en las consecuencias, ni en el «¿Por qué?», ni el «¿Para qué?» de la situación que estamos viviendo.
    Creo que lo primero que debemos vacunarnos es la forma de pensar que acepte todo los que nos indiquen sin pensar.

  2. Excelente análisis Enmanuel! La primera vacuna que debería inventarse después de semejante experiencia es contra «la sumisión y el borreguismo»!!

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