El Congreso de Babel

Había una vez una Institución que representaba al pueblo español llamado el Congreso de los Diputados. Un emplazamiento donde se aprueban los presupuestos, se controla la acción del Gobierno y demás competencias que son atribuidas por la Carta Magna, como así lo indica el artículo 66 de nuestra Constitución Española.

El Congreso, un lugar en el que todos los diputados que lo forman, hablaban una misma lengua. Un buen día, a causa de una resolución realizada por la presidenta de esa misma institución llamada Francina Armengol, la mesa del Congreso decidió que en la sede de la soberanía nacional podían ser utilizadas las distintas lenguas cooficiales que se hablablan en varias comunidades autónomas como el gallego, el catalán y el euskera.

Francina era firme partidaria de defender la necesidad de que los pueblos debían entenderse entre sí, porque de esa manera sería cómo se reconocería su pluralidad, nada que ver con la realidad. Algunos de los diputados que conforman el Congreso, mostraron su desacuerdo ante tal despropósito, puesto que es de sentido común y lo que verdaderamente debe primar, es la unidad y la soberanía de España, así como el entendimiento entre todos los oradores que configuran el hemiciclo.

Muchos de los españoles de a pie tampoco estaban de acuerdo en reconocer un Congreso plurilingüe , debido a que este repercutía en un gasto que, tan solo el material tendría un valor aproximado de 53.000 euros. En el último pleno que se celebró, la cámara compró 450 auriculares, y a su vez contaba con seis intérpretes para que todos se pudieran entender entre sí. La suma de todo podría superar finalmente los 282.000 euros, algo absurdo cuanto menos, porque todos ellos eran fieles sabedores de la misma lengua: el español.

La diputada del Partido Popular, que es a su vez portavoz de su formación, Cuca Gamarra, solicitó que se aplicara el reglamento referente a los artículos 6, 60, 92 y 96 de la Constitución Española para que no se adoptara tal medida sin tomarse en consideración estar aprobada, tampoco al no estar publicada en el Boletín Oficial del Estado, más conocido como el BOE. Cuando uno de los diputados socialistas, cuyo nombre es José Ramón Basteiro comenzó su intervención en gallego, la formación VOX, liderada y encabezada por Santiago Abascal, se levantó de sus asientos y abandonaron la cámara baja. Eso sí, dejando los pinganillos sobre el escaño del actual presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez. El motivo, que este instrumento se utilizaba como una herramienta de odio y división, tal y como afirmó el presidente de la tercera formación política más votada en España.

Pero siempre existen ovejas descarriadas dentro de la derecha. Borja Semper, diputado del Partido Popular, el mismo que previamente había indicado a través de los medios de comunicación que hablaría en castellano “porque no iba a hacer el canelo”, ni corto ni perezoso, inició su exposición en el Congreso de los Diputados ante la atenta mirada de todos utilizando el euskera… teniendo en cuenta que la bancada de los ‘populares’ no llevaba puesto el pinganillo. Quizás, en este caso, se lo comió el lobo.

Otros diputados como Miriam Nogueras, perteneciente al partido JxCAT, y Gabriel Rufián, de ERC, estaban encantados con la situación, aunque los compañeros de otros partidos políticos estuvieran más pendientes de seguir las traducciones en las pantallas gigantes que de la propia intervención en sí. Pero este relato no ha acabado aquí. No solo los españoles vamos a tener que soportar que los políticos que nos gobiernan… o más bien nos desgobiernan, se gasten el dinero en semejante absurdez sin sentido, pues nos queda todavía que esperar a que venga Pedro y el lobo. El presidente del Gobierno en funciones vendrá con una amnistía que supondrá no solo el perdón de la pena del prófugo de la justicia, Carles Puigdemont y de otros tantos involucrados en el proceso, sino que también el olvido del delito, en caso de que salga adelante su maquiavélico plan.

Y como todo cuento, este tiene su moraleja final: la soberbia, la arrogancia y el ansia de poder de los que nos gobiernan en funciones solo nos llevará a la separación y a la falta de entendimiento, por falta de comunicación. Porque sí, señores, la comunicación es la clave fundamental para lograr el respeto. El intercambio de información y la relación entre distintos grupos sociales. Clase política, por favor, no conviertan la sede de la soberanía nacional en una Torre de Babel.

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