Garzoneando

Feria de Abril y una invitación encima de la mesa para pasar un fin de semana vestida de flamenca entre caseta y caseta. Mas la cercanía de los exámenes hace que haya que conformarse con ver Sevilla en fotografías de Instagram. Y entre posado y posado, una de las instantáneas más comentadas del recinto: Alberto Garzón todo trajeado degustando un buen plato de jamón. Las redes comienzan a arder echándole en cara algo que debería de ser lo más normal del mundo y, sin embargo, debido a ciertas declaraciones del ministro de Consumo, quizás podría haberse evitado. Ahora bien, como toda acción tiene su reacción, al momento saltaron los defensores del progresismo contraatacando: que si todo se saca de contexto, que si ese es el nivel de la oposición… y visto así, puede que tengan un poco de razón; que el debate político gire en torno a un plato de jamón suena cuanto menos a chiste.

Lo que ocurre, es que no es la primera vez que el jefe de Consumo deleita al personal con algún momento brillante. En pleno confinamiento pandémico, anunció que su ministerio había detectado una bajada importante de las apuestas. Parece ser, que el hecho de que las competiciones deportivas estuviesen suspendidas no tuvo nada que ver.

Otra de las perlas con las que sacaba a relucir su talante comunista es cuando dijo que Cuba era el único modelo de consumo sostenible con un desarrollo humano. Sería interesante ver la explicación que daría a ese twit delante de la disidencia cubana. O convenciendo a la gente en la cola del paro, donde no podía utilizar un lenguaje académico porque no le iban a entender. Por favor, que alguno de los tantos asesores que el Gobierno mantiene en nómina le diga que las listas del SEPE están repletas de graduados, licenciados, doctorados o gente sin estudios con bastante más dignidad y educación que él.

En otro momento, como la Península Ibérica se le quedaba pequeña, se fue al diario británico The Guardian a proclamar que la carne que exportaba España era de mala calidad. Algo que no tendría mucha relevancia si no fuera por la importancia del sector cárnico en la economía española. Y aún así, como con los filetes y solomillos no tenía suficiente, se puso a dar lecciones de cómo había que colocar los huevos en la nevera.

Pero la mejor, la inigualable, la que estará en el top 1 por mucho gobiernos y dirigentes que pasen es y será la huelga de juguetes. Que todo un Señor Ministro se ponga delante de las cámaras y micrófonos y ni corto ni perezoso proponga semejante ¿desfachatez? ¿tontería? ¿despropósito?… es preocupante. Sí, preocupante por el simple hecho de que no pasa nada, ni pasó nada. Un solo euro gastado en esa aberración debería de considerarse un robo a mano armada. Sin embargo, con tal de defender lo indefendible, sus seguidores le aplaudieron la iniciativa a pesar de la imagen que se llevarían los Erasmus que por esas fechas navideñas volvían a sus casas de la vieja Europa.

La única campaña que habría que promover es ésa en la que se explicara como el líder de Izquierda Unida, los herederos del Partido Comunista, una formación que en las últimas elecciones no habría obtenido ni un solo diputado, ha conseguido llegar a dirigir un gabinete ministerial gracias a los favores y tejemanejes de Pedro Sánchez. Y eso, no es nada cómico, a pesar de que todo lo anterior parezca el guion de una comedia barata. Como tampoco es para tomarse a risa ni puede ser considerada una crítica fácil de la oposición, según sus palmeros, el 5 Jotas que se estaba metiendo entre pecho y espalda el Sr. Garzón.

Que les expliquen a los trabajadores de la industria cárnica que quizás en Inglaterra no van a comprar chuletas españolas porque el máximo responsable de Consumo de su propio país les ha dicho que no son de buena calidad. Que le expliquen al sector turístico valenciano que están empeñados en poner una tasa a todos los que vienen a sus playas a dejar el dinero porque Ximo Puig tiene que contentar a sus socios de gobierno. Que les expliquen a todos los cubanos y venezolanos que viven en España que, en sus países de origen, donde se saltan a la torera cualquier derecho fundamental y funcionan a base de cartillas de racionamiento, se vive de forma sostenible.

Que den tantas explicaciones como lecciones de progresismo barato salen de sus asambleas y estatutos; entonces, si han conseguido convencer al ciudadano, habrá que dar la razón a su guardia pretoriana y reconocer que se trata de un oposición fácil y barata.

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